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Sus manos temblaban, sorbía poco a poco una taza de café mientras el invierno azotaba las calles con crueldad.

Ya llevaba varios días sin dormir revisando pilas de pergaminos viejos. El sillón en que se sentaba estaba todo rasgado y posaba sus botas de cuero en una pequeña mesa ratona que yacía frente a él, a su lado sobre una mesa de luz había una vela que luchaba por mantenerse encendida mientras la brisa que entraba por las hendiduras de la ventana la cudia sin tregua, de las paredes colgaban verdes musgos y los ladrillos estaban gastados por el tiempo, se oía su respiración, el tictac del viejo reloj cucú , el sonido de las llamas danzando con la brisa, el de los pergaminos en sus manos y de a ratos se lo oía sorber café. Oía los latidos de su corazón marcando el tiempo y de a ratos... silencio, solo silencio, su vista se perdía en la penumbra del pasillo y nada... otra vez, nada ¿Cuánto más debía esperar? ¿Cuándo sería el momento?

Ya se acercaba una ves más la luna de plata, este encierro era su única salvación. Si un hilo de luna plateada alcanzaba sus ojos todo su plan sería en vano.

Era el último de su clan debía resistir pero sus años le pesaban, su cuerpo no era fornido y no poseía la energía de hace años atrás, ya habían pasado días de que sus súbditos lo dejaron solo en la guarida en busca de un nuevo líder más joven y más poderoso.

Nadie lo protegía desde que el omega del clan había desaparecido, estaba solo y un alfa sin un omega no podía luchar con los cazadores actuales, estos se apoyaban en nuevas tecnologías. parecía que no había salida su destino estaba marcado, era desaparecer junto a los recuerdos de su clan, pero guardaba un secreto de sus antepasados, aquelos habían aprendido que sin mutar tenían grandes capacidades, sus cuerpos podían ser débiles pero en su sangre corría sangre de chaman.

Los primeros hombres lobo eran chamanes de la colina que habían logrado consumir el poder natural de los lobos nevados, pero no habían podido contener su poder mutando en bestias enormes mezcla de humano y lobo que llamaron "hombre lobo" y algunos "lobizón" dependiendo del control que tuvieran sobre la mutación, los lobizones eran más salvajes a diferencia de los hombres lobo que podían erguirse en sus dos patas traversa y planificar ataques en grupo, esto hacía que las bestias salvajes les obedecieron, así como los lobos normales.

Escuchaba los pasos de los cazadores llegar por los pasillos del caserón, la luna de plata estaba completa y el sentía hervir la sangre dentro de sus venas, no era cualquier luna llena, esta luna llena no solo despertaba el Licanismo en los que llevaban sangre de lobo, también les daba poderes especiales que si no veían los rayos de la luna podían utilizar, era el poder de los chamanes que todos los hombre lobo llevaban por naturaleza, pero que ninguno utilizaba por no saber como evitar a la luna de plata que los llamaba desde lo más alto del cielo "un luna brillante cada cincuenta años despertara la sangre de los reyes" citaba la profecía en el libro real de la naturaleza, en el estaba todo sobre Licanismo y vampirismo, como convertir hasta como destruirlos, ambos bandos luchaban por poseer los saberes que les darían el poder para dominar en esta guerra que arrastraba siglos de matanzas entre ambas especies.

Todos los cazadores estaban dentro, cerro sus ojos y dejó fluir la energía de chaman que corría por sus venas, creando un domo de oscuridad cubriendo el caserón por fuera y por dentro.

Había aislado toda posibilidad de que un hilo de plata ingresará para no mutar manteniendo el control de sus poderes, todo en el caserón desapareció en la oscuridad a la vista de los cazadores quienes ni siquiera sus manos veían ya, de repente pequeñas luces tomaban forma a su alrededor, eran pequeños pero feroces lobos de luz blanca, instintivamente atacaban a la jauría con sus armas aún sin ver, estaban tan bien entrenados que sólo con el sonido sabían donde estaban sus compañeros y así acababan a los caninos que saltaban uno tras otro con zarpazos y sus fauces abiertas de par en par, al caer al suelo todos los lobos de luz blanca, creyeron que se había terminado, pero los canes comenzaron a brillar, esta ves en color rojo tomando forma de lobizones y atacando nuevamente a los cazadores.

Esta ves no era fácil ya no eran cachorros hambrientos, eran feroces bestias. comenzaron a caer sus armas y ellos detrás de rodillas al suelo, a la vez que eran decapitados por las bestias, cuando ya no había ninguno en pie el anciano finalizó con la invocación y los lobizones desaparecieron, nuevamente todo era oscuro, en minutos la luna de plata desaparecería y su poder cesaría, al fin el domo desaparecería y el riesgo de mutar se iría junto a la luna.

LicanismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora