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Michael cargó a el ojiazul sobre sus hombros mientras salía por la puerta principal.

—Calum, limpia este desastre y elimina cualquier prueba que pueda encriminarnos, yo me llevaré a este niño— el pelirrojo ordenó.

El hombre tiró al adolescente a el asiento del copiloto sin delicadeza alguna, cerró la puerta rápidamente y luego entró en el carro.

—Bueno, es hora de partir, amor— dicho esto, el ojiverde arrancó el motor.

Luke tan solo no podía ocultar su indignación plena, el asesino de su familia ahora lo trataba como un amigo de toda la vida.

—¿Qué me harás?— preguntó temeroso el rubio con los ojos rojos e hinchados. Michael no respondió, pero el pequeño rubio insistió .— ¿Qué me harás?

—Muchas cosas, primor, pero te aseguro que todas te gustarán.

—¿Me vas a violar?— el menor no aguantó más y rompió en un llanto escandaloso, enfadando al otro.

—Cierra la boca, o meteré mi pene en ella para ver si así te callas de una buena vez— en vez de tratar de callar su llanto, Luke lloró aún más fuerte.

Michael paró el auto repentinamente, provocando que el adolescente se impulsara hacia adelante, golpeándose la cabeza y aturdiéndolo.

—No entiendes, ¿verdad, puta ruidosa?— el mayor bramó furioso .— Si no quieres que te vuele la cabeza como al resto de tu sucia familia, cierra ese hueco que llamas boca o yo mismo me encargaré de hacerlo, y créeme, no te gustará eso.

Los llantos pararon más por obligación que por la voluntad propia, secó sus lágrimas y trató de calmarse.

—¿Q-qué quieres d-de mí?— el último de los Hemmigs quiso saber mirando a el otro con sus irritados ojos azules.

—Quiero ese culito que tienes solo para mí, dulzura, no sabes cuanto deseo reclamarlo como mío.

Luke parpadeó, sintiendo como sus mejillas se tornaban rojas, ciertamente de la vergüenza, pero más era la ira la razón de su sonrojo.

—La única manera por la cual podrás tocarme será a la fuerza, gran atrevido, prefiero morir antes de que me toques con mi aprobación— el chiquillo rugió molesto ante el atrevimiento de el mayor.

—Eso dices ahora, amor— siseó el hombre mirando como el rubio se encogía ante su penetrante mirada, cosa que lo hacía sonreir de manera socarrona.

Luke sentía que sus ojos le pesaban, había sido una noch espantosa, su familia había muerto y ahora el asesino lo estaba llevando a algún lugar para violarlo y matarlo.

Lo último que vio entre lágrimas el pequeño antes de caer dormido fueron esos ojos esmeraldas que le quitaron el aliento.

[…]

El viaje fue largo, mucho, para el gusto de el ojiazul, se podría decir que ambos habían viajado toda la noche y parte de la mañana, pues la luz se colaba por la venda que cubría sus ojos.

Su cuerpo le dolía, estaba hambriento y realmente necesitaba una ducha, pero dudaba que aquel insolente hombre le diera todo eso.

Sintió como el mayor le quitaba la venda de los ojos, le tomó breves minutos adaptarse a la fuerte luz del día, miró a su alrededor y pudo ubicarse frente a un gran edificio.

—Un helicóptero nos espera en la punta de este lugar y nos llevará a donde se encuentra mi jet privado dentro de veinte minutos, no tengo tiempo para tus idioteces, niño— Michael gruñó estresado, y se arrepintió por a ver traído a ese niño con él, pero el hecho de que pronto follaría ese lindo culito lo reconfortó.

Luke asintió intimidado por la frialdad de el asesino.

—Sígueme, y que no se te ocurra huir, porque recuerda esto, si lo haces, te follaré tan duro que no caminarás en un mes, ¿soy claro?— El pelirrojo no haría tal cosa, al menos no ahora, pero era gracioso ver como aquel rubio se asustaba ante sus amenazas.

El ojiverde se dirigió a la puerta principal del edificio y caminó directamente hacia el asensor, ignorando los saludos de la gente que pasaba por ahí.

Ambos se metieron al ascensor, y en el transcurso al piso indicado se formó un silencio incómodo que parecía solo afectarle a Luke, pues empezó a jugar con sus dedos y morderse sus labios.

Cuando la campana sonó, las puertas se abrieron y dieron paso a el último piso, que era un gran balcón en el que se encontraba un helicóptero.

Michael subió en un asiento acolchado e hizo más espacio para que Luke no pudiera entrar y al lograrlo, palmeó sus muslos ordenándole que se sentara ahí.

Sumisamente, el chico aceptó, sentó en sus muslos y abrazó su cuello con sus brazos para no caer, sintiendo la incomodidad crecer.

Fue difícil para Luke cuando estuvieron en el aire, se aferró a el cuello de Michael sin pensar lo que hacía y cuando se dio cuenta, se separó bruscamente, por lo que casi se cae, si no fuera porque Michael lo agarró de la cintura.

—Ten cuidado, princesa, no te quiero muerto antes de tiempo.

El hombre se aferró  aún más fuerte a la cintura del pequeño, por una parte para que no se caiga, pero por otra, era porque quería sentir a ese pequeño chiquillo lo más cerca de él que se pudiera.

million dollar man [muke smut]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora