Capítulo 4

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Recurrí a buscarlo por toda la jodida mansión, juro que si no lo hallaba en ese momento lo iba a matar. Entonces al salir al patio pude observar que se dirigía hacia acá con unas bolsas de plástico. ¡Por fin, carajo! El día ya casi termina y necesito publicar el video lo antes posible. No dije nada, sólo lo miré enojado, lo tomé del antebrazo para llevarlo al laboratorio en donde esperaba encontrar lo que buscaba. Mientras caminábamos por los pasillos podía notarlo nervioso y confundido. Yo sólo apresuré el paso.

Al llegar lo solté, dejándonos cara a cara.

—¿¡Sabes qué hora es, idiota!?— me comencé a desahogar con él de nuevo. No sé que tiene este pendejo que no hace nada bien —¡Ni siquiera me avisaste que te ibas y me dejas como imbécil buscándote por toda la puta mansión!—

Se quedó perplejo. Él ya sabe cómo soy, si fuera él yo no me sorprendería.

—L-Lo siento— Murmuró. Podía ver cómo su cuerpo comenzaba a temblar, y es porque en estos momentos me lo empezaría a madrear hasta dejarlo inmóvil. Esta vez sólo le advertí amenazante de que no pusiera en peligro mi trabajo, porque si lo golpeaba seguiría gastando mi tiempo. Suspiré y dejé que fuera a buscar el invento. Al regresar me encontré con un rayo algo extraño, pero se veía prometedor. Me explicó qué es lo que hacía y cómo funcionaba, mencionando cada uno de sus elementos y mamadas que sólo los cerebritos entienden. En resumen, ese rayo paralizaba a las personas y me serviría para interferir en los cuarteles de los héroes exitosamente. Lo tomé en mis manos y para probarlo quise hacer mi venganza contra la lagartija con pelos. Fui entonces a su habitación sigilosamente, como si se tratara de una guerra con pistolas de juguete. Me asomé y busqué con la mirada alguna señal de vida, de pronto sacó la cabeza desde de el techo y me pegó mi buen susto. Yo muy molesto disparé, dando como resultado que quedara como una estatua y cayera de forma inmediata al suelo.

Al fin terminamos el video y me fui a dormir. Había sido un día muy agotador.

[...]

Me puse a reorganizar mi habitación, tuve la idea de poner a todos a limpiar pero son una bola de inútiles y sé que romperían algo o de plano no hicieran nada. Obviamente usé mis poderes, yo no soy merecedor de estar levantando cosas y moverlas por mi propia cuenta como un esclavo en estos casos. Tenía un estante lleno de libros (que ni leo), sólo estaban ahí para decorar y dar la idea de que soy un villano culto. Los empecé a acomodar hasta que cayó una foto que se encontraba en uno de ellos. Al mirarla me confundí un poco. Era una foto de Flug sin su bolsa, estaba sonriendo. Fue bastante extraño, porque aunque él haya leído todos esos textos no creí que fuera a dejarle fotos. Además, hace bastante tiempo que no lo he visto de esa forma, tan sonriente. Desde ese día se había vuelto más inseguro y tímido. Recordé todas las veces en las que lo maltrataba y me sentí un poco culpable. Di un suspiro. —C-Creo que debería disculparme—Me di cuenta de lo que iba diciendo— Ahhhhhh ¡¿de qué estoy hablando?! Es mi trabajo, no voy a andar tirándole flores a ese trío de pendejos. Yo no debo de sentir lástima por nadie. Yo soy el miedo en persona y en este sitio todos se van a partir el culo si quieren seguir vivos. Ese wey tiene la culpa, no se esfuerza en lo que hace—.Tomé el libro y noté que era sobre la biología marina y cosas que no me interesan. Dejé lo que estaba haciendo para ir a regresarle esa foto. Para mí era tan fácil como dejarla de nuevo entre las páginas del escrito, pero mi gran aburrimiento me hizo ir hasta allá. Aproveché la vuelta para hacerme un café y fui tomando sorbos de mi bebida. Al llegar, pude notar que el idiota estaba dormido en su silla, apoyado sobre la mesa con los brazos "cubriéndole" la cara. Me acerqué para estar seguro y pude ver que se veía realmente... tierno. ¡¿Qué carajo me está pasando?! Pero lo era en verdad. Flug dormido me hacía recordar a un cachorro tomando una siesta. Bleeeeh. Dejé la foto junto a él y salí de ese lugar no sin antes taparlo con mi saco. Regresé a mi pieza para acabar de limpiar mientras mil ideas y pensamientos pedorros me consumían el cerebro.

El Amor es para Débiles (PaperHat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora