Supe, desde que abrí los ojos aquella mañana, que había algo extraño en el ambiente a mi alrededor. Como si el aire estuviera más frío y pesado de lo normal. Cuando me levanté de la cama sentí el suelo helado bajo mis pies y se me estremeció todo el cuerpo, desde la punta de los dedos a la cabeza, como una fuerte corriente eléctrica que ascendió por mi espalda. Corrí a buscar un abrigo y bajé a la cocina a preparar un café caliente que me ayudara a contrarrestar la temperatura. Era como si hubieran descendido más de diez grados durante la noche.
Había dejado de vivir en la casa de mis padres cuando tenía dieciocho años. A mis veintitrés, me había acostumbrado bastante a la soledad de mi pequeño apartamento en Londres. No es que me gustara estar sólo, pero siempre supe, aunque nadie de mi familia nunca lo dijera en voz alta, que había una especie de energía oscura a mi alrededor. Como si fuera un pájaro de mal augurio.
La magia provenía por parte de mi abuela materna, quién, hija de una vidente y un hechicero, era sumamente poderosa. Desde niños nos había enseñado, a mi hermana Doniya y a mí, todo lo que había aprendido sobre la magia durante su vida. Siempre nos contaba historias fascinantes y nos enseñaba a usar nuestros poderes. Doniya aprendía con gran rapidez a dominar sus poderes mentales mientras crecía, y mientras yo me quedaba atrás. Fue entonces, cuando tenía diez años, que descubrí que era diferente. No tenía poderes mentales como ella, ni era algún tipo de hechicero. De hecho, durante gran parte de mi vida pensé que no tenía poder alguno, hasta que una noche, lo descubrí.
Nos habíamos reunido en casa de la abuela para una celebración familiar que ya no recuerdo. Todos estaban allí, a excepción del abuelo, quién había tenido que salir del país por asuntos de trabajo hacía unas semanas. A pesar de que nadie me trataba de manera diferente, me sentía como un bicho raro por ser el único que, al parecer, no tenía magia. Estábamos a mitad de la cena y una emocionante charla entre los mayores, cuando de pronto mis cubiertos cayeron al piso y retumbaron en el suelo, acallando por completo las voces. Aún recuerdo ese sonido por las noches, cuando no puedo dormir, y el escalofriante silencio que le siguió después. Todos se habían fijado en mí, más de diez parez de ojos que me miraban asustados. Pero ninguno lo estaba más que yo.
De un momento a otro me había atravesado el cuerpo una sensación tan horrible, que me quedé paralizado del miedo. El pecho me dolía terriblemente, como si me hubieran estrujado el corazón hasta sacar la última gota de sangre. Entonces, en medio del silencio y la conmoción, salieron de mi boca unas terribles palabras antes de que pasaran por mi cabeza siquiera.
-El abuelo está muerto.
Ni siquiera sabía porque había dicho eso, pero nadie quiso mencionar nada más sobre el asunto. Tampoco preguntaron por qué había dicho algo así. Simplemente se quedaron el silencio.
Unos dias más tarde, durante un almuerzo familiar, el teléfono de la sala sonó y mi abuela se levantó a contestar la llamada apredurada. Los demás adultos mantenían una charla banal, pero algo dentro mío me decía que las cosas estaban mal. A pesar del ruido de las risas y las voces, fue como si todo se quedara en silencio durante unos segundos para mí. Y entonces, la abuela apareció llorando.
-Walter a fallecido -anunció entre sollozos.
Recordé inmediatamente mis palabras, unas noches atrás justo en el momento en que todos se voltearon a mirarme. Quise largarme a llorar y desaparecer, pero la voz no me salía, ni siquiera podía mover los dedos. Estaba en shock.
-Tricia -dijo el tío Jeff, rompiendo el punzante silencio-. Tu hijo es un mensajero de la muerte.
El sonido de unos insisitentes golpes en la puerta me sacaron de mis recuerdos del pasado. Por un instante, me quedé inmóvil, sin saber como reaccionar, hasta que la voz de Doniya se dejó oír.
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Mensajero De La Muerte - Zouis
FanfictionDesde el principio, siempre supe que había algo malo en mí. Provengo de un linaje de seres mágicos, pero a diferencia del resto de mi familia, yo no puedo predecir el futuro, hacer viajes astrales, viajar al pasado, o hacer hechizos. La magia corre...