Epílogo

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Cuando abrí los ojos, pensé en encontrarme con la abuela frente a mí, aún tomando mis manos en la oscura habitación alumbrada tan sólo por las velas. Sin embargo, cuando alcé los párpados, lo único que vi fue la luz. Una luz brillante y blanca, que entraba desde algún lugar, alumbrado el techo blanco de la habitación.  Vinieron a mi cabeza de pronto, como un estallido de recuerdos y flashes, todas mis reencarnaciones. En cada una de ellas, Louis estaba a mi lado. De una forma u otra, terminabamos encontrandonos, en cada vida, como almas gemelas.

Me senté de golpe en la suave cama en la que estaba recostado y observé todo a mi alrededor. Era una habitación espaciosa y cálida, con una puerta de cristal que daba una bonita vista de la ciudad. Sentí la tentación de salir de la cama para admirar la vista que el balcón ofrecía, pero me quedé paralizado cuando alguien se movió a mi lado, quejándose con un gemido somnoliento.

-Zayn, mira la hora que es... -susurró Louis, observándome a través de sus cansados ojos azules.

Sentí por un momento que el corazón se me detenía. Louis, a quién he visto morir por un disparo en el pecho en esta vida, se encuentraba acostado al lado mío en la cama y desnudo. Su piel reluciente, emanando una bonita calidez hacia el resto de la habitación y sus ojos observándome, más vivos que nunca.

Recuerdé entonces, el día que lo conocí. Aquella mañana, ya no había sido tan fría como la primera vez. De echo, recuerdo que había una extraña magia en el aire, que me hacía sentir demasiado bien. Y entonces, en la tarde, cuando salí a fumar un cigarrillo, como lo había hecho antes, me crucé con Louis. La muerte ya no está allí, sin embargo, y el collar tampoco. Él jamás recibió aquella bala. En lugar de eso, sus ojos se encontraron con los míos en el momento que pasó caminando frente a mí y se detuvo.

-Disculpa... ¿Te conozco de algún lado?

No pude evitar sonreír.

-Puede ser -le dije-. Quién sabe. Tal vez nos conocemos de otra vida... Soy Zayn.

Louis me devolvió la sonrisa.

-Louis.

Desde ese momento, ambos permanecimos juntos.

Y entonces, Louis se removió otra vez a mi lado en la cama, pasó un brazo a través de mi pecho, volviendo a acostarme y se aferró a mi cuerpo.

-¿Estás bien, amor?

Me tomé mi tiempo para admitirlo y disfrutar el momento, antes de apretarlo con fuerza contra mí y besar suavemente sus labios.

-Cómo podría no estarlo -le dije-, si estoy en los brazos del amor de mi vida.

Mensajero De La Muerte - ZouisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora