Capítulo 5

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-¡Estas loca! -solté, mientras soplaba las velas y encendía las luces-. Tanta magia te ha afectado la cabeza.

Mi hermana rodó los ojos, enfadada.

-Deja de hablar tonterías, Zayn, estoy diciendo la verdad.

-Yo jamás, ni en ésta vida, ni en cualquier otra, sería capaz de hacer una maldición así. ¿Por qué mataría al chico? ¡Eso es estúpido, Doniya! ¡Soy mensajero de la muerte, no un asesino!

-Sólo te estoy diciendo lo que sé, Zayn.

-Pues tendrás que ir al médico, hermanita, porque tus poderes de vidente funcionan mal -le dije, mientras apagaba la última vela.

Abrí la ventana para que toda aquella energía acumulada se liberara y entrara un poco de aire fresco.

-Es que tú no has visto todo, Zayn.

-He visto suficiente -me quejé-. Estoy condenado a ver morir a Louis por el resto de mis vidas. No necesito ver más de eso.

Doniya me tomó del brazo para que me calmara y de alguna manera lo hizo, como si me transmitiera su paz con un simple toque.

-Aún te queda algo por ver, Zayn. Te estabas debilitando demasiado, no podía seguir llevándote más lejos. Pero te llevaré en cuanto ambos recuperemos las fuerzas.

-¿Llevarme a dónde?

-A su primera vida, donde comenzó todo -dijo-. Donde comenzó la maldición.

***

Los siguientes días, mientras "recuperabamos las fuerzas", se convirtieron en un infierno para mí. Durante el día, todo iba normal, como siempre; solitario, frío y aburrido. Durante la noche sin embargo, era cuando se desataban mis pesadillas. Solía despertar a mitad de la noche, sudado y asustado, después de soñar que Louis moría en mis brazos, una vez más.

Era realmente horrible. Sin embargo, lo peor de todo, es que Doniya aseguraba que la maldición la había hecho yo. Es decir, Louis moría en cada vida, cada vez que me conocía, por mi culpa. Siempre luciendo tan joven. Tan inocente. Tan bonito.

Luego de dos semanas, decidí llamar a Doniya para apurar las cosas, porque aquella situación estaba matándome. Me sentía más vacío que nunca, a pesar de que siempre había estado sólo. Y la culpa me carcomía la consciencia de a poco, hasta convertirse en una tortura interminable. Sin emabrgo, ella ponía la excusa de que aún no estábamos listos.

Pasaron unos cuantos días más. Era un viernes por la noche cuando finalmente no pude resistirme más y conduje hacia la casa de mis padres, casi ignorando sus animados saludos, para subir corriendo las escaleras y encontrar a Doniya en su habitación. Ella no se sorprendió al verme. Ya debía de saber que yo iría antes de que siquiera pensara en hacerlo.

-Zayn, te dije que aún no era el momento, un viaje como ese requiere muchísima energía y...

-¡Por favor, hermana, por favor! -le rogué, con los ojos casi llorosos-. Ya no lo soporto más. No puedo. Necesito saber que pasó. Tienes que ayudarme, Doniya, ésto me está matando. No puedo seguir viviendo así. Tiene que haber una explicación, por Dios. Tienes que ayudarme, por favor.

Sus ojos me observaron unos segundos y pude ver en ellos que debatía en su interior qué hacer. Al final, asintió con la cabeza.

-Siéntate en la cama -ordenó.

Hice lo que me dijo, poniéndome en forma de indio delante de ella.

-Ésta vez lo haremos diferente -anunció-. Deberás viajar sin mí y encontrar el camino por tí mismo. Yo te guiaré al principio, pero debo mantenerme consciente en éste plano por si algo malo sucede. Si algo va mal, te llamaré Zayn, y deberás segir mi voz.

Mensajero De La Muerte - ZouisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora