Capítulo 6

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Luego de colocarnos la ropa volvimos a recostarnos en el sofá para calentarnos con el fuego ardiente. Todo hasta aquel momento había sido absolutamente perfecto. Louis me amaba. Y eso era todo lo que importaba para mí. Sin embargo, éramos jóvenes y descuidados, por eso, nos habíamos dormido profundamente en mitad de la noche, dejando de lado que el castillo estaba repleto de gente y que si nos descubrían, sería nuestro final.

Por eso, ninguno de los dos se dió cuenta cuando la enorme puerta de caoba de la biblioteca se abrió, como si acabara de abrirse una mismísima caja de Pandora. Louis estaba tan profundamente dormido en mi pecho cuando alguien lo tomó ferozmente del brazo, obligándolo a levantarse. Me desperté asustado por aquel brusco movimiento y me tardé un par de segundos reconocer mi entorno. El padre de Louis, el rey, aún lo sostenía del brazo con firmeza y el rostro lleno de rabia. Atrás de él, un puñado de soldados permanecían inmóviles, esperando una orden para hacer algo.

Nos habíamos metido en un enorme lío. Louis era un Príncipe, con el deber de dejar descendencia a su reinado, y yo un simple hechicero del pueblo. La suerte no estaba de nuestro lado, pero nuestro destino era estar juntos. A pesar de haber nacido siento totalmente diferentes, Louis era mi otra mitad y no podíamos vivir sin el otro. Era mi alma gemela. Y yo lo sabía, lo sabía incluso antes de que nos conociéramos.

-¡Esto es inaceptable! -bramó el rey, terriblemente enfadado-. Recibirás un enorme castigo, William. ¡Y tú! -me señalo con el dedo-. ¡Desearás nunca haber nacido!

-¡No, papá, por favor! Yo lo amo...

Un fuerte golpe en la mejilla acalló la voz de Louis, derrumbándolo en el suelo. Comenzó a llorar, en silencio, y me levanté de un salto hacia su padre, sin importarme que fuera el maldito rey. Sin emabrgo, los soldados me tomaron de los brazos y me inmovilizados antes de que pudiera hacer nada. Otros de ellos tomaron a Louis y comenzaron a arrastrarlo por la biblioteca para llevárselo a algún otro lado. Grité y traté de safarme para impedir que se lo llevaran, para tratar de evitar que lo alejaran de mí, sin embargo los soldados me tiraron al suelo y comenzaron a golpearme.

Lo último que escuché antes de perder la consciencia, fue la voz de Louis gritando mi nombre.

Cuando desperté, una suave voz me llamaba, pero ya no era la de Louis.

-Javadd, cariño, despierta por favor.

Antes de siquiera abrir los ojos, sentí las ojas secas raspando mi cara y el frío invernal caládome los huesos. El aroma olía a madera mojada. Una mano suave y familiar me acariciaba la espalda mientras su voz seguía llamándome, como si pudiera vitalizarme de alguna manera. Supe entonces que se trataba de mi abuela.

Tuve que juntar todas mis fuerzas para abrir los ojos y ponerme de pie. Ella me ayudó, sosteniéndome a pesar de lo mucho que le costaba. Me sentía como si hubiera muerto y acabara de levantarme de mi tumba siendo simplemente un saco de huesos. Mi estómago estaba dolorosamente vacío y mi boca seca, mi piel estaba casi cubierta de sangre y golpes, y había adoptado un color grisáceo gracias al frío. De haber sido un humano normal, a estas alturas estaría muerto.

-¿Dónde está? -pregunté, sin poder pensar en nada más-. ¿Dónde está Will?

Estaba dispuesto a llegar al pueblo para ir a buscarlo, pero la abuela me detuvo de inmediato, diciendo que podía morir antes de llegar a él. Traté de calmarme lo suficiente y ella me llevó a su cabaña, lejos del pueblo, donde limpió los restos de sangre, me dió ropa nueva, agua y comida caliente. Luego de un par de horas, me sentía mejor, pero aún demasiado débil. La inquietud por buscar a Louis, sin embargo, no había desaparecido. Me aterrorizaba la idea de que pudieran hacerle alguna clase de daño.

Mensajero De La Muerte - ZouisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora