Capítulo 3

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Liam dejó la lata de cerveza sobre la mesa al mismo tiempo que yo arrojaba las cenizas del cigarrillo y volvía a llevármelo a la boca. Había hablado con él durante un par de días y por fin estaba listo para escuchar todo lo que tuviera que decirme.

Había decidido invitarme a su piso de apartamento para tener más privacidad, lo cual resultaba bueno para mí. Las multitudes de gente a veces me desesperaban.

-Entonces... ¿escritor, eh? -preguntó, mientras daba otro sorbo a la lata-. Suena mucho más interesante que abogado.

-Abogacía es una carrera con muy buena salida laboral -dije-. Sin embargo, quien sabe si algún día seré un autor famoso, ¿no? Puede que jamás lo logre.

-Pero aún así suena mucho más interesante.

Llevabamos manteniendo aquella conversación algo banal durante algunos minutos, tal vez para sentirnos más cómodos. El sonido de la televisión encendida también ayudaba demasiado. Además, su piso era luminoso y bastante cálido, todo lo contrario al mío.

-¿Qué tipo de cosas te gustan escribir?

Lo medité unos segundos.

-Me gusta el misterio, algo de ciencia ficción nunca está demás... Me gusta escribir canciones, también.

Liam sonrió durante unos segundos.

-A Louis le gustaba cantar.

Sentí como su voz casi se quebraba al mencionar su nombre. Supe entonces que había llegado el momento. Aquello a lo que nos habíamos reunido, después de todo.

-¿Tenía tu edad? -le pregunté.

-Era casi dos años mayor, en realidad -rió-. Pero era como un hermano para mí. Él siempre... casi siempre estaba feliz. Todo el tiempo trataba de hacer chistes y divertir a los demás. Era espontáneo y... genuino. El tipo de persona que no se conocen dos veces en la vida.

Imaginé su voz, su sonrisa, y cerré los ojos por un momento tratando de visualizarlo. Lo imagine riendo, cantando, y por un segundo todo lo demás dejó de existir.

¿Cómo podía conocer el sonido de la risa de alguien que nunca había conocido?

-Tenía una voz tan ruidosa y chillona -continuó Liam con una mirada lejana, como si tuviera un hermoso recuerdo en su cabeza-. Pero... pero hacía unos agudos como nadie. Le gustaba la música, el arte, los animales... también amaba dibujar.

-Se ve que lo querías mucho -dije, en un tono más bajo.

Liam asintió con la cabeza y entonces me miró fijo.

-¿Cómo es posible que él te conociera sin nunca antes haberte visto?

Me encogí de hombros, anonadado. Jamás había oído algo así, incluso aunque toda mi familia poseía poderes mágicos.

-Cuando éramos más chicos... Louis me contaba sobre un niño que aparecía en sus sueños, de cabello oscuro y ojos miel. A medida que nos hacíamos más grandes, él seguía soñándolo y a veces lo dibujaba. Tenía escondido en su habitación un cuaderno entero con dibujos suyos. Toda la vida pensé que no eran más que tonterías y con el tiempo nos fuimos olvidando de ellos. Hasta ese día...

Sentí un estremecimiento en la espalda, como un aire frío recorriendo mi piel. Resultaba tan difícil para mí conocer detalles acerca de una persona que ya estaba muerta.

-Ese día hablabamos por teléfono de asuntos de la facultad -continuó Liam-. Louis iba en camino a una tienda donde arreglarían un collar que había encontrado hacía un tiempo. De hecho nunca supe de donde lo sacó. Es antiguo y bastante feo para mi gusto, pero por alguna razón el siempre lo llevaba puesto. El punto es que... yo seguía escuchando por el móvil cuando el coche lo chocó. Se oía cortado y había mucho ruido, pero... lo oí decir un nombre. Javadd. Él dijo... él dijo...

-Siempre voy a encontrarte, Javadd -repetí, casi con dolor-. Fue lo que me dijo.

Liam asintió con la cabeza y le dio otro sorbo a su cerveza.

-Yo no conseguía entender nada. Todo pasó tan rápido, y unos días después me encontraba en su piso de alquiler, ayudándole a su familia a sacar sus cosas. Entonces encontré los dibujos, escondidos debajo del colchón y todo encajó a la perfección.

Me incliné hacia él, intrigado.

-Eran dibujos tuyos. Cientos de dibujos tuyos. Y luego te encontré en ese Starbucks y... eras tú. La última persona con la que Louis habló antes de morir fuiste tú. Lo que aún no logro entender es...

-¿Qué? -lo interrumpí, intrigado.

El cigarrillo se había consumido hacía varios minutos en mis dedos, y yo aún lo sostenía, inmóvil.

-¿Qué significa ese nombre? -dijo Liam-. Me sorprendí cuando en la cafetería dijiste que te llamabas Zayn, porque estoy seguro que eres el chico de sus dibujos, pero... ese no es tu nombre.

Me quedé anonadado y en silencio. Aquello parecía tan imposible de creer que de cierta manera pensaba que todo aquello no era más que un sueño, una confusión o una estúpida broma. Pero no lo era. Y Liam estaba sentado frente a mí, esperándo una respuesta que yo no podía darle.

-Yo... no lo sé -susurré por fin.

Lo oí suspirar y acabar con el último poco de cerveza que aún le quedaba. Charlamos unos minutos más sobre Louis y con cada palabra que Liam decía, yo no podía dejar de imaginarlo. Riendo, dibujando, bailando. Sus ojos azules, tan brillantes, que había visto una única vez en mi vida y que sin embargo me sonaban tan familiares era una imágen que no podía sacarme de la cabeza.

Más tarde, cuando me marchaba y caminaba hacia mi motocicleta, encendí otro cigarrillo. Liam se despidió desde la puerta de su edificio con una sonrisa desesperanzada, pero no había nada más que decir. Yo no podía ayudarlo a recuperar a su mejor amigo, por más que quisiera, y tampoco podía darle alguna respuesta a sus preguntas.

Mientras conducía, pensaba que lo único de lo que estaba seguro era que Louis me conocía, que yo lo conocía también, y sin embargo, él ya no estaba...

Finalmente llegué a mi apartamento y mientras sacaba las llaves de mi bolsillo, alguien se abalanzó frente a mi y me sacudió los hombros. Sentí mi alma caer hasta los pies del susto.

-¡Zayn! Llevo horas esperándote, ¿por qué no contestas las llamadas?

Mi hermana tenía una expresión abrumadora y lucía escandalizada. Casi podía sentir los latidos de su corazón retumbando con demasiada rapidez.

-Yo... estaba ocupado... ¿Qué... que haces aquí?

-Lo he visto, Zayn. ¡Lo he visto!

Fruncí el ceño.

-¿Qué? ¿Qué has visto?

-A Louis. Muriendo, una y otra vez.

Mensajero De La Muerte - ZouisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora