Capitulo II: "Tiempo"

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I.S me miró fijamente y el reloj agrietado alrededor de su pupila empezó a moverse, una de las agujas marcaba las 12 y la otra estaba ligeramente a la derecha marcando un minuto.

I.S- Ya es hora.

- ¿Ya es hora de que?

I.S- Ya lo veras.

De manera súbita, me halle cayendo una vez más; caía a una gran velocidad y la oscuridad me envolvía, no podía ver nada. Seguí cayendo hasta que, de repente y sin ningún aviso, me detuve, había llegado a un lugar igual de oscuro y sombrío, pero a lo lejos podía ver un pequeño rayo de luz, así que, con curiosidad, empecé a caminar al lugar de donde provenía esa luz. Después de avanzar unos cuantos minutos, me topé con unas escaleras, gracias a la luz pude ver su aspecto viejo y descuidado, algunas tenían partes que ya se estaban desmoronando, pero sin prestarles mucha atención, comencé a subir expectante de lo que se encontraba al final de estas.

Al final de las escaleras casi podía divisar el lugar de donde provenía la luz, pero justo antes de poder alcanzarla, I.S apareció frente a mí.

I.S- Detente.

- ¿Por qué? ¿Qué ocurre? - pregunte un tanto ansioso pues ya estaba casi en la luz.

I.S-Mira hacia abajo.

- ¿Qué? – exclame.

Voltee a ver hacia abajo y para mi grata sorpresa, ya tenía cuerpo. Al parecer era un hombre, un poco moreno y un poco alto. La ropa que tenía era un abrigo de color negro con patrones de líneas azules que cubría todo su torso y su parte trasera llegaba hasta el suelo como una capa, unos pantalones negros y unas botas de color marrón. Mis mangas estaban arremangadas y en mis manos habían unos guantes negros.

I.S- Ahora que terminaste de admirar tu cuerpo, sígueme.

I.S comenzó a moverse hacia donde venia la luz y desaparecía tras de ella, aunque tenía mucha curiosidad por lo que había detrás de esa luz, me detuve a ver como era el lugar donde estaba; note que el lugar donde estábamos era un pasillo, las paredes ya estaban muy gastadas por el pasar del tiempo y estaban cubiertas de moho y algunas telarañas, pude ver como del techo goteaba un poco de agua formando charcos en el suelo, con mucha curiosidad y un poco de temor, me acerque a uno de estos charcos para poder observar mi rostro.

Era un poco delgado, mi cabello era de un color negro azabache, así como mis cejas, mi nariz tenía una forma respingada, y mi barbilla tenía una forma ovalada pero lo más raro en mi rostro eran mis ojos: el derecho era completamente negro pero el izquierdo era de color blanco con dos cicatrices que parecían hechas por dos cortes perfectos en forma vertical que atravesaban mi ojo, una estaba atravesando justo el centro del ojo y llegaba desde la altura de la punta de mi nariz hasta la mitad de mi ceja; la otra estaba del lado izquierdo de la primera, más alejada de la nariz y esta era bastante más pequeña ya que apenas cruzaba mi ojo.

Sin prestarle más atención a eso, note que mi apariencia no era muy gastada, parecía tener unos 20 o 21 años, era bastante joven lo cual me llevo a pensar en cómo alguien tan joven como yo había terminado en una situación así.

I.S- ¡Acércate! – exclamo en mi cabeza- Tengo que mostrarte algo.

La voz de I.S me saco de mis profundos pensamientos, así que me apure a cruzar aquel umbral de luz y dirigirme a donde se encontraba aquel ojo. Al cruzar, levante la viste y pude observar asombrado y un poco perturbado por el extraño paisaje que se extendía frente a mis ojos: parecía estar en las ruinas de lo que alguna vez fue una ciudad, había edificios y casas destruidas en todas partes, el cielo era de un color carmesí y estaba cubierto de gigantescas nubes grises que cubrían gran parte del cielo. En el centro de la ciudad había tres torres, cada una de diferente tamaño: la primera era la más pequeña, la segunda a la derecha de la central era de un tamaño medio, y la central era la más alta de todas. En la punta de cada una de ellas había un reloj completamente detenido y junto a ellas habían unas estatuas gigantescas con diferentes formas cada una: en la primera torre había una calavera con el rostro de un jaguar sosteniendo el reloj con sus manos; en la segundo torre había parados sobre el reloj, un lobo gigantesco con cadenas en sus patas y cubriendo su cuerpo, y en frente de él estaba un guerrero con una armadura dorada y una lanza en sus manos, y en la última y más grande torre, justo en la punta, había un gigante que estaba cargando el gran reloj con sus manos sobre su espalda.

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