Capítulo IV: "Paz"

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Estaba completamente paralizado, jamás me había sentido tan aterrorizado, sin embargo, la sensación me era familiar.

- No... No te tengo miedo- dije tratando de ocultar mi temor.

Seth- JAJAJAJAJAJA, no te preocupes hermano, es normal querer parecer valiente.

- No somos hermanos. ¿Por qué me llamas Osiris?

Seth- ¿Porque te llamo Osiris eh?... Pregúntaselo a tu amigo.

-Imposible... -pensé- Es imposible ¿Cómo demonios él podría saber sobre I.S? Debe de estarse refiriendo a alguien más...

- ¿De quién hablas?

Seth- Sabes de quien hablo.

- No tengo idea de quien me estás hablando.

Seth- ¿Seguro?

- Absolutamente.

Seth- Esta bien...

Volteo hacia un lado, se quedó pensando unos segundos y luego, devolvió su mirada hacia mí y comenzó a acercarse a gran velocidad.

Seth- Tendremos que hacerlo por las malas- Dijo mientras bajaba del altar, y se encaminaba hacia mí.

- ¿Qué pretendes hacer?

Me prepare para luchar, el se quedo en silencio hasta que casi se hallaba frente a mí.

Seth- Ahora veras...

Justo cuando llego frente a mí, solté el primer golpe, pero el era demasiado rápido... Todo sucedió en un segundo: Esquivo el golpe, y me lo devolvió, impactando en mi estómago, dejándome sin aire y haciéndome caer de rodillas al suelo, pero al voltearlo a ver, note que sus ojos negros como la noche, ahora habían tomado un color carmesí.

Puso sus manos sobre mi cabeza y a los pocos segundos, sentí un dolor increíble, jamás había sentido algo así: sentía que mi cuerpo ardía, que me faltaba el aire... Estaba completamente indefenso. Solo podía ver imágenes en mi cabeza; veía cuando conocí a I.S, cuando llegué a aquel desolado pueblo de las tres torres, cuando aparecí aquí...

Seth- Eso es todo lo que necesitaba.

Soltó mi cabeza y de repente, todo el dolor se detuvo, como si nada hubiera pasado. Me faltaba el aire debido al golpe, y a la impresión de lo que había ocurrido.

- ¡¿Qué... ¡¿Qué demonios me hiciste?!

Seth- Tome... Prestados tus recuerdos, por decirlo de alguna manera. Interesantes, por cierto; tenia curiosidad de saber cual era su aspecto físico, pero se ve un poco... incompleto.

- ¿A qué te refieres?

Seth- No es algo que tengas que saber ahora...Pero, vamos a asuntos más importantes: por qué estás aquí. Digamos que necesito algo que, para tu mala suerte, solo tú tienes.

- ¿Qué?

Seth- Estas a punto de verlo.

Tras decir esto, dos de sus hombres me tomaron por los brazos y me mantuvieron de rodillas, estos también contaban con máscaras, más estas solo mostraban un rostro inexpresivo hecho de arcilla, su vestimenta era un vestido blanco con adornos de oro, pero, no contaban con armas. Seth se acerco al altar, y justo de enfrente de este, tomo una daga. En ese momento, sabia que era lo que me esperaba.

Seth- Tu y yo... Estamos atados... Atados por una cuerda invisible que muchos conocen como destino. -Decía mientras se acercaba con la daga en su mano. -Pero no tengas miedo, esto no va a acabar aquí.

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