Ponte a trabajar. No se trata de esperar que la oportunidad correcta llegue a tocar la puerta de tu casa. Busca algo, concéntrate y empieza a hacerlo realidad. Si te mantienes enfocado, con el ojo y el corazón puestos en la grandeza, las ideas empezarán a fluir a tu alrededor, lo que sea que estés haciendo ahora con pasión, entendimiento y bondad, crecerá, se fortalecerá o cambiará para convertirse en algo mayor. Basta de estar sentado esperando que algo suceda... la responsabilidad es tuya: deja de inventar excusas y HAZ QUE SUCEDA!
A 5 días del cierre había logrado entregar unas 200 tarjeticas... 200 personas sabían ahora que existía una solución para sus carros en Medellín. A la mañana del día 3, a 72 horas del final, abrimos la puerta con una fila de 10 carros, montones de citas y decenas de pedidos en repuestos.
¿Me senté a esperar que algo sucediera? ¿Me eché a llorar porque este emprendimiento había fracasado otra vez? ¿Me quejé del gobierno, de la competencia o de la crisis del momento? No! Pensé, observé y solucioné. Moví el destino a mi favor: hice QUE SUCEDIERA!
Un año después, mi socio y yo, teníamos una gran bodega, un equipo de 20 funcionarios y atendíamos 40 vehículos por turno. El antiguo Auto Sport había desaparecido para convertirse en Tecniautos Fiat. Cuando regresó la marca a Colombia fuimos nombrados taller autorizado para Antioquia y distribuidor de repuestos para todo el país ¿Increíble, no? Todo construido a punta de "cacumen, buena lora" y una pasión honesta y desbordada.
"Pensar en los demás", esa fue la salvación (en ese momento lo aprendí). No estaba enfocado en ver cuánto dinero me iba a ganar, ni qué tan exitoso podría ser en el futuro. Estaba centrado en solucionarle un problema a la gente. Eso me llevó a crear una estructura enorme sin invertir mayor cosa.
Cuando estás pensando en el bien común, la angustia y la ansiedad por tu propia situación se desvanecen, se despeja la razón y es más fácil enfilarse hacia algo útil y duradero. No se trata solo de lo que yo quiero o de lo que yo necesito. Eso siempre termina mal. Tienes que ofrecer algo valioso, algo que alguien pueda necesitar... y el dinero te lloverá. Basta de seguir las modas en el mundo de los negocios, observa, CREA TU PROPIA MODA, sé justo, se juicioso y aprovecha lo que tienes a tu alrededor.
En mi caso aproveché lo que para otros era un estorbo (los repuestos abandonados), busqué a quienes tenían el conocimiento e iguales intereses (los mecánicos de la marca), y luego, preparado con ese arsenal, me fui a solucionar un problema puntual ¿Cómo no se le ocurrió a alguien más? Porque en aquel momento todos huyeron para defender sus propios bolsillos. Les preocupaba perder lo propio; pero a nadie le preocupó lo que perderíamos sus clientes.
Cuando la marca se vino abajo y el pánico se apoderó del mercado, entendí que era mi momento: había que entrar a recoger los pedazos y reconstruir. Ya no lo hice tanto por negocio, se me había vuelto un ideal (por supuesto, después fue un gran negocio).
Mira a tu alrededor: siempre hay un paquete de clientes con una necesidad específica que tú puedes solucionar! Olvídate de ti. Piensa en las carencias y encontrarás tu propia salvación.
Como el mercado crecía tanto en Medellín, los dueños de la matriz, que estaba por ese entonces radicada en Bogotá, decidieron montar su propio concesionario en la ciudad y terminar mi contrato de servicio autorizado (era lógico, yo aún era muy pequeño para tal operación). Ese fue un nuevo final para mí.
Pero hay que entender que la vida es una aventura, jamás, nunca, nada está garantizado ¿Me quejé de la vida o de las injusticias del destino? Nada. Agradecí el tiempo que pude trabajar con ellos (a la postre me habían dado una gran oportunidad sin invertir mayor cosa), cerré el taller y, en cuanto pude, con la sonrisa más grande y el ánimo renovado, volví a las calles a batallar ¿Fue difícil? claro que sí; pero también fue muy divertido. Tras esa ruptura, empezó mi vida en la gastronomía (mira qué afortunado fui).
No sabía que el destino me estaba formando para escribir esta historia: tenía que vivirlo, caer y levantarme muchas veces más hasta aceptarme como el "eterno emprendedor" que sería en adelante... Espera ¿con 40 años, una esposa y 4 hijos tendría que empezar de nuevo? Sí, así sucedió...
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MANUAL del eterno EMPRENDEDOR
RandomUna experiencia real que te ayudará a emprender, a hacer grandes negocios sin necesidad de grandes inversiones. Te inspirará a crear un futuro mejor.