La vergüenza y la humillación habían vuelto, está vez acompañadas por ansiedad y depresión.
Si hubiera sabido que lo único que necesitaba para que mis miedos e inseguridades salieran de su escondite era una noche de sexo casual con un flechazo me hubiera convertido en monja desde hace un buen tiempo.Había pasado una semana desde aquel fatídico día; el inicio de mi descenso. Había ido con Sharon y ella se había enojado, vaya que lo había hecho.
"No te sientas mal si te rechaza, la gente normalmente rechaza lo costoso porque no puede pagarlo. " me había dicho, y aún así me sentía horrible.
Mi amiga incluso me propuso buscar a Ekaterina Sokolova para golpearla, evidentemente le dije que no; lo peor es que no fue porque no quisiera que Sharon se metiera en problemas, le dije que no porque no quería que lastimara a Ekaterina, ni ella ni nadie, ¿irónico no?
¿Por qué surge esa necesidad de proteger a alguien que te hirió? ¿Por qué no deseaba su lenta y dolorosa muerte? ¿Por qué no podía tomarme todo como una simple noche de sexo casual?
Pude haberlo superado, tal vez pude si ponía distancia; pero esa oportunidad la perdí en cuanto decidí seguir asistiendo a clase.
Cada vez que la veía, venían a mi recuerdos de nuestra noche juntas, eran como flashbacks muy rápidos, pero aún así entendibles.
Y ella seguía ahí; sonriendo como sin nada, mientras yo me iba deprimiendo lentamente; ¿por que se quedaría? Después de todo yo era una simple mujer en la larga lista que ella debía de tener, era hermosa y atlética, además de interesante, ¿como pude haber creído que se podía fijar en mi?Me sentía triste; a veces me sorprendía pensando en que no era lo suficientemente buena, en nada de lo que hiciera. Quería culpar a Ekaterina, pero en realidad la inseguridad siempre había estado ahí, ella solo la detonó con una pequeña acción que yo interpreté mal, si desde el principio me hubiera metalizado en que no era más que solo sexo no estaría teniendo estos problemas justamente ahora.
Todo se reflejó en mi día a día, no comía bien, ya no salía como antes y en especial en la Universidad; todo se reflejó en mi forma de bailar.
Mi nivel decayó y a pesar de que Duvignau siempre se acercaba a preguntarme qué pasaba, o a regañarme o a las dos cosas, no le podía responder. ¿Qué se supone que le dijera?
¿Tuve sexo con su bailarina de apoyo? Definitivamente no.También mi aspecto cambio, me quedaba despierta hasta tarde cantando con mi guitarra, lo que provocó que se formaran unas terribles bolsas bajo mis ojos. Mis uñas que normalmente estaban impecables, ahora estaban disparejas debido a que las mordía.
Y me veía más desaliñada que de costumbre.¿Cómo superar todo esto? Me pregunté a mí misma.
¿Había algo más fuerte que la ansiedad y la depresión juntas?
Había algo, si; el rencor. ¿Cómo lo descubrí? No es una historia tan larga...««« • »»»
Había tenido una larga semana; una larga y horrible; el fin de semana no me había ayudado a recuperarme pero Sharon había ayudado llevándome al cine.
Ese lunes me había decidido a recuperar mi nivel en la clase de baile; así que había optado por llegar más temprano de lo normal para calentar. El primero de mis problemas surgió cuando llegue a la universidad, entré con normalidad y saludé a algunas personas que conocía, todo estaba bien, o casi todo, el suelo estaba mojado, y había un enorme charco de lodo por el que una persona podría caer fácilmente si se tropezaba.
¿Quién se cayó? Si, adivinaron.
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Matryoshka.
RomanceElla era rusa, con un cabello tan rubio y brillante como el oro, sus ojos eran de un azul tan frío que recordaban a una tormenta de nieve, sin embargo también había calidez en ellos, como el sol que se alzaba tras la tormenta. Tenía una sonrisa per...