CAPÍTULO 23

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Cuando llegamos a la casa, Costia estaciona en la entrada, ambas bajamos del auto, ella se adelanta a abrirme la puerta de la casa pero yo me quedo parada en la entrada. Observo con detenimiento el exterior, está exactamente como lo recordaba, el blanco impecable, las mismas plantas, incluso el cesped un poco crecido como el día que lo deje todo. Pienso que al igual que afuera, el interior debe mantenerse igual y eso es algo que no me gusta. No quiero mirarlo, lo último que vi dentro de esa casa fue totalmente destructivo para mí. No quiero entrar ahí, no quiero revivir una y otra vez cada día ese maldito momento.
-Me voy a un hotel -le digo serenamente.
Ella baja corriendo las escaleras que había subido para abrir la puerta y se acerca a mí.
-¿Por qué? ¿Qué pasa?
-Nada, solo que no quiero estar aquí. ¿Puedes llevarme a un hotel?
-Lexa, está es tu casa -me toma la mano
-No, es solo tuya, las escrituras lo dicen.
-Eso es un formalismo, mañana mismo si quieres, vamos con Kane y lo cambiamos todo.
-No es eso, solo no quiero estar aquí, no me trae buenos recuerdos -respondo con la verdad.
-¿Quieres decir que nunca vas a querer regresar a esta casa?
-Asiento con la cabeza -No creo poder
Abre la puerta del copiloto y con la mano me invita a entrar.
-No se diga más, nos vamos a un hotel -parece contenta, no demuestra enojo por mi negativa de habitar la casa. Entro al auto, ella me cierra la puerta, rodea el auto y entra en él poniendo las manos en el volante -mañana comenzaremos a buscar una nueva casa.
Todo lo ha hecho tan fácil, pensé que esto podría suponer una discusión, pero no, ella está decidida a complacerte en todo. Y entonces me pregunto, si ella está dispuesta a todo ¿cuál sería su límite?.
Una mes ha pasado desde que regresé, solo pasamos cuatro días en el hotel y tuvimos la suerte de encontrar una nueva casa a nuestro agrado para alquilar. He hablado con mi madre y no se mostró muy contenta con mis decisiones, parecía preocuparle lo que estaba haciendo.
Lincoln llega a la casa, lo hemos invitado a comer. Costia a bajado a recibirlo en lo que yo termino de vestirme. Aún. No lo he visto desde que llegué, solo hablé por teléfono con él y cuando mencioné el tema me pareció cortante, así que no conozco bien su postura.
Cuando bajo, lo veo platicando alegremente con Costia, apenas me mira la sonrisa comienza a desdibujarse, me acerco para abrazarlo y él me responde con un gélido abrazo y un saludo.
-¿Por qué no habías venido a visitarme? -reclamo divertida ignorando su frialdad.
-Yo podría preguntarte lo mismo. Sabes donde vivo -su expresión es de absoluta seriedad -Además nunca recibí tu invitación.
-Por eso, para enseñarte la nueva casa decidimos invitarte -Costia interviene nerviosa al darse cuenta del tono de la conversación.
-Guarda silencio Costia, esto no tiene que ver contigo.
-Te equivocas -responde Lincoln con enojo - si estoy aquí es por ella, porque ella me es quien me ha invitado, no tú.
-Nunca pensé que fueras tan sensible.
-Pues al parecer no nos conocemos como creíamos.
Toda la noche ha sido tensa. Lincoln mantiene su gesto de enojo mientras yo lo observo con dureza y Costia con nerviosismo por la incomodidad del ambiente sólo se dedica a traerme lo que le pido, a intentar complacerte y hacer charlas ligeras. La plática ha sido casi nula y después del postre Lincoln se levanta para despedirse. Se acerca a Costia la abraza cariñosamente, le dice algo al oído que no alcanzo a escuchar y le da un beso en la mejilla. Ella sonríe ante esto.
-No te preocupes, discúlpala, solo está teniendo un mal día -susurra a su oído, pero yo logro escucharlo.
-Costia, no vuelvas a hablar por mí -la reprendo -si quisiera disculparme ya lo habría hecho, además el que se debe disculpar es él, que fue quien llegó con su aire agresivo.
-Lexa, yo solo intentaba... -ella intenta temerosamente responder.
-Vete al cuarto, Lincoln se va a quedar un rato más y necesito hablar a solas con él.
Obedece, le da un beso en la mejilla a Lincoln y se apresura a ir a la habitación.
-Yo no soy Costia para obedecerte en todo lo que quieres -se planta y me mira retándome. -A mi no vas a venir a dar órdenes de esta forma.
-Entonces te lo pido como favor.
-¿Para qué quieres que me quede?
-Para que me expliques esa actitud que te traes conmigo.
-¿Quieres que esté contento contigo cuando veo lo que estás haciendo con Costia? -responde alterado
-Oh ya veo, seguro te fue a contar que he sido mala con ella.
-No. Ella no me ha contado nada. Jura que es muy feliz a tu lado, pero casi siempre, desde que regresaste, llega al trabajo con mal aspecto, cansada y con facha de haber llorado. -sigue enfadado -Le he preguntado y se ha negado a decirme y ahora que he venido y veo como son las cosas me doy cuenta de la razón de su depresión.
-Esto es cosa de nosotras y no te incumbe.
-Claro que me incumbe, las quiero a ambas y tú sabes que de alguna forma siempre fuiste mi preferida, pero no puedo estar contento de ver en lo que te estás convirtiendo -vuelve su tono un poco más suave -¿Por qué regresaste con ella si no la querías? Hasta donde me había quedado tú te habías vuelto a enamorar. ¿Qué pasó con Clarke?
-Te equivocas, yo sí quiero a Costia -evado la pregunta de Clarke.
-Pues parece todo lo contrario, parece que solo quieres hacerle daño.
-Ella no es una víctima, sabía donde se metía, es mayor y sabía lo que hacía, yo se lo hice saber, nunca la engañé.
-Y tú te aprovechaste de ello, de lo que siente por ti para poder dañarla. -vuelve a levantar la voz.
-No me estoy aprovechando, esto es algo consensuado. No creas que ella es una víctima, tú no sabes lo que ella ha hecho.
-Y no me interesa saberlo, pero no creo que ella te haya tratado como basura como tú lo estás haciendo ahora. -cada vez parece más irritado - Clarke era una buena persona, ahora me hace feliz saber que se libró de ti. No puedo hacer nada para que Costia entre en razón, al parecer cree que tú eres una penitencia que tiene que cumplir, pero tampoco quiero quedarme a mirarlo.
Toma sus cosas y se dispone a retirarse.
-Lexa, te quiero y lo sabes –se gira a tocarme el hombro antes de irse -las amo a ambas, son mi única familia, pero no quiero que vuelvas a acercarte a mí a menos que decidas cambiar esto en lo que te estás convirtiendo y vuelvas a ser una persona mínimamente decente.
No me despido de él, no vuelvo a pronunciar palabra. Lo que ha dicho me ha dolido, pero no puedo cambiar su decisión y tampoco puedo cambiar quien soy ahora. Camino hacia la habitación y Costia se encuentra en la cama, tratarla así me pone mal, pero no puedo evitarlo, pensé que a su lado mi felicidad regresaría y resultó contraproducente. No la odio, se que no lo hago, pero ahora ella no parece ser suficiente, y la culpo de todo. La culpo de habernos separado, la culpo de haber roto mis sueños, incluso la culpo de no haber podido corresponder a Clarke, una Clarke que a diario aparece en mis pensamientos y que se que he perdido para siempre. lo he perdido todo por Costia
Sin embargo la sensación que queda en mí después de "un mal día", como diría Costia me hace sentir mal. Me acuesto a su lado en la cama, no se mueve aunque se que no está dormida. La abrazo y le beso la nuca, noto como comienza a llorar silenciosamente. No digo nada, solo la abrazo más fuerte, no quiero que se sienta mal pero no puedo hacer otra cosa.
-Perdóname por todo -se gira y hunde su rostro en mi pecho -perdoname, quisiera poder volver el tiempo atrás
-Tranquila Costia, por favor ya no llores -la acarició y en estos momentos me siento literalmente una basura.
Otro mes a transcurrido y por desgracia las cosas no mejoran, por el contrario, todo es peor. Cada vez siento más frustración, Costia cada día se ve más deprimida, las personas que la ven sienten lástima de la infelicidad que refleja. Y ahora he tenido que venir con ella porque mis padres nos han invitado a su fiesta de aniversario, nada grande, solo algo familiar.
Desde que llegamos, Costia intenta disimular, como siempre es amable, intenta ser sociable con todos, se muestra cariñosa conmigo y está atenta a lo que necesito. Mi actitud es diferente, ni siquiera aquí puedo disimular. Todo lo que ella hace me enoja, la rechazó en público e incluso la minimizo. Y ella ante cada maltrato solo sonríe apenada.
Muchas personas se han dado cuenta, lo noto en sus gestos de incomodidad y estoy segura que mi madre lo ha hecho, más ahora que la veo en un rincón platicando a solas con ella.
Me acerco sigilosamente para escuchar lo que dicen.
-Es mi hija y me doy cuenta de lo que está haciendo. No tienes porque soportarle todas esas tonterías. -mi madre no se corta y alza la voz.
-Sí tengo que hacerlo, pero no siempre es así, hoy solo está teniendo un mal momento -justifica mi actitud
-Aunque no lo creas la conozco mejor que tú y se que esta no es la primera vez que te trata así.
-A veces es muy cariñosa, a veces vuelve a ser como era antes. -responde Costia mientras una lágrima se le escapa.
-Mira mi niña, no puedes dejar que te trate de esta forma, déjala, recupera tu integridad y amor propio, ya te dije que es mi hija y la amo más que a nadie en ente mundo, pero se lo ha buscado -la aconseja -nadie te juzgará por ello.
-Yo no puedo dejarla, yo no se estar sin ella.
-Ahora hablas a mis espaldas metiéndote en mi vida privada, aconsejando a mi novia para que me abandone -irrumpo en la conversación.
-Lexa , escuchaste mal, no es como lo estás entendiendo -Costia se apresura a responder nerviosamente mientras se limpia las lágrimas.
-Entonces quiere decir que estoy sorda o loca –mi actitud es irracional
-No, no. No quise decir eso...
-Nadie te pidió que hablaras, solo arruinas las cosas cuando abres tu boca , además esto es entre mi madre y yo -la miro con desprecio -mejor vete de aquí, no te quiero ver por el momento.
-Costia se queda aquí porque es mi invitada y yo se lo pido, además quiero que escuche lo que te voy a decir. -Suelta mi madre en tono autoritario.
Costia está casi temblando, la orden de mi madre la ha puesto entre la espada y la pared, no sabe si obedecerme u obedecerla a ella.
-Está bien, si tú quieres que se quede -respondo con hostilidad.
-Lo que quiero es que le pidas una disculpa ahora mismo -me ordena sin miramientos.
-No lo voy a hacer porque no tengo motivos para hacerlo. -la miro desafiante.
-¿Te parece poco como estás tratando a esta pobre chica?
-¿Pobre chica? Ella sabía en lo que se metía -volteo hacia Costia -o ¿acaso te engañé?
-No, nunca lo hiciste -contesta con la cabeza baja -siempre me hablaste con la verdad.
-Ves -regreso a mi madre - te estás metiendo en algo en lo que ambas estamos de acuerdo. Aquí no hay victima ni victimario, simplemente es la relación que ambas acordamos tener.
-No se que has hecho para creer que tienes que soportar esto -se dirige a Costia -Pero están en mi casa y en mi casa todo el mundo se respeta.
-Y si no cambio mi actitud ¿qué? ¿Vas a sacarme? -reto directamente a mi propia madre.
-No me desafíes Lexa. -se acerca a Costia y la toma del brazo para llevarla lejos de mí.
-Ya veo -digo con tono irónico -pero te advierto que papá puede ponerse celoso y más en su aniversario.
-¿Qué estás insinuando? -suelta a Costia y se acerca a mí.
-Lo que estás pensando -una sonrisa de dibuja en mi rostro -ya estás mayor, quieres experimentar y quizás por eso la defiendes tanto, aunque pudiste haberla pedido prestada de buena manera. Te entiendo, ella es preciosa, créeme cuando te digo que a mí me enloqueció y si te cuento como es en la cama te juro que no vas a perder el tiempo...
Siento como la palma de la mano de mi madre se estampa con brutalidad en mi rostro y no he reaccionado del todo cuando la vuelve a impacactarme en la otra mejilla. El rostro me arde por los golpes, siento una furia comenzar a recorrer mi cuerpo. Mi subconsciente me dice que estoy mal pero no estoy dispuesta a aceptarlo, no ahora.
-Vete ahora mismo de mi casa -mi madre me mira con ojos cristalinos -No estoy dispuesta a soportar tus idioteces y ofensas.
Me mantengo sería, a pesar que siento que cara me quema, no expreso dolor.
-Recoge tus cosas y vámonos -me dirijo a Costia pero sin quitar la vista de mi madre.
-A ti es a quién he pedido que se marche. Ella es bienvenida a quedarse.
Ambas giramos hacia Costia buscando su respuesta.
-Quédate, por favor. No tienes porque seguir con esto -mi madre le habla casi con lástima, intentando ayudarla.
Ella me mira y luego se disculpa -Lo siento Anya, yo... Quiero irme con Lexa.
Sin decir más y con una sonrisa burlona tomo la mano de Costia y salimos de la casa.
Todo el camino de regreso no mencionamos el asunto, ella no habla y yo tampoco. Cada segundo que pasa me siento más furiosa, más impotente. Nunca había discutido con mi madre de esta forma y ahora siento que por su culpa también comenzaré a perder a mi familia.
Cuando entro a la casa ya no soporto más me siento en el comedor, busco tranquilizarme. Mis dedos comienzan a tamborilear con desesperación en la mesa, siento que mi corazón late muy rápido, la respiración comienza a faltarme y la desesperación a invadirme.
Me levanto y busco rápidamente entre mis cosas el medicamento indicado para estas crisis, ¡maldita sea, no lo encuentro!, comienzo a llorar por la desesperación. Esto es insoportable y solo quiero calmarlo y no puedo. Intento hacer ejercicios de respiración pero esta me falta y comienza a ser más frustrante. Pierdo el control y empiezo a aventar las sillas.
Costia está aterrada, es la primera vez que me mira así, me ha visto enojada pero nunca violenta de modo físico. Intenta tranquilizarme, intenta abrazarme pero no hay manera que logre su cometido. Busco otras cosas para destruir, tomo cualquier cosa a mi alcance.
-Lexa, ¡cálmate por favor!
-Lárgate, no quiero verte ahora -todo mi cuerpo está tembloroso y ya no puedo controlar mi llanto.
-¿Cómo puedo ayudarte?
-No puedes, no has podido hacerlo hasta ahora. Lo que has hecho ha sido inútil.
-Entonces ¿Que más quieres que haga? Lo he intentado todo. He hecho exactamente todo que tú has querido, todo -grita con desesperación frotándose la cabeza.
-Nada, solo vete y déjame sola -también grito entre lágrimas -necesito estar sola.
-Permíteme que te ayude -se acerca para abrazarme.
Violentamente la separo de mí y accidentalmente con el codo le doy un fuerte golpe en la cara y la aviento lejos haciéndola caer. Veo que está herida, llorando, pero no me atrevo a acercarme a socorrerla, me levanto y me encierro por horas en otra habitación hasta quedarme dormida.
Al despertarme me doy cuenta de mis acciones, paso largo tiempo reflexionando acerca de ello, me he portado como una cretina, no solo esta vez, no solo con mi madre, no solo con Costia. Clarke también fue víctima de mi estupidez, pero con ella ya no puedo arreglarlo, en cambio con Costia debo solucionar las cosas, la he maltratado demasiado y ella no lo merecía. Todo lo que antes era oscuro ahora por fin parece comenzar a tener un poco de luz y ahora puedo ver un poco más claras las cosas.
Entro a la habitación donde Costia duerme, lentamente me acerco a ella y la abrazo con delicadeza, tengo miedo de volver a hacerle daño -Costia -hablo en voz baja para no agobiarla.
Ella despierta y su mirada demuestra miedo.
-Perdóname -acarició con suavidad la marca morada que le he dejado en el pómulo -lo siento. He sido una desgraciada.
-No ha sido nada, solo fue un accidente -se apresura a justificarme.
-Te amo Costia, siempre te he amado y nunca dejaré de hacerlo -continúo abrazándola y susurrándole -te juro que jamás he querido hacerte daño. No quiero volver a hacerlo, no quiero maltratarte, porque se que es lo que he hecho contigo todo esté tiempo y eso no te lo mereces.
-Solo intento que seas feliz, que puedas volver a verme de la misma forma que en los primeros años. -se escucha sollozando
-Hoy mismo me voy de la casa.
Gira su cuerpo inmediatamente para quedar cara a cara y me mira con asombro.
-No tienes que hacerlo , se que esto no se volverá a repetir -toca mi rostro.
Tomo su mano y la beso -por tu bien y por el mío tengo que hacerlo.
-Pero acabas de decir que me amas.
-Sí, también dije que siempre lo haré y no mentí, y es por eso mismo que tenemos que terminar lo que sea que estamos teniendo.
-No entiendo lo que estás queriéndome decir. -Me mira con confusión.
-Costia, yo te amo, pero te amo en el recuerdo de nosotras, lo que teníamos antes y cada que te beso y te tocó tengo que esforzarme por imaginar que estamos años atrás, necesito hacer eso para poder sentirlo real, porque lo que ahora tenemos no es lo mismo, no es real, es una versión sádica de nuestro pasado, no es mínimamente suficiente ni para ti ni para mí -le explico mi sentir - Sé sincera, ¿tú amas lo que soy ahora, a quien tienes en frente?
-Yo lo he intentado, he intentado hacer que las cosas sean exactamente como antes. -comienza a llorar
-Eso es a lo que me refiero. Amas a la Lexa cariñosa, ingenua y llena de alegría que conociste, no a la oscura y atormentada Lexa que tienes delante que te empeñas en hacer que regrese, pero eso nunca sucederá, no regresará exactamente la misma, pero tampoco soy la persona cruel que he sido últimamente y no quiero serlo. Por esto debemos detenernos, si seguimos así nos vamos a perder en esto.
-Lexa, perdóname, yo...
-No tienes que justificarte, lo entiendo -la interrumpo para seguir -ambas estamos enamoradas de un pasado que no volverá, estamos tan empeñadas en regresarlo, que en el camino nos hemos intoxicando tanto. Lo de ayer fue la gota que colmó el vaso. Desde que nos reencontramos te he venido haciendo daño y tú en el afán de que te perdone y de que yo vuelva a ser la de antes, has soportado toda mi mierda, pero yo hace mucho que te he perdonado y ahora eres tú quien debe perdonarme.
Me escucha atenta sin decir palabra.
-Te pido perdón por todo, lo último que he querido en está vida es hacerte sufrir, y sin embargo me daba cuenta que te hacia daño y en lugar de detenerme, continuaba e intensificaba esto. -tomo sus manos que están temblorosas -te pido perdón por haberte abandonado sin decirte nada, todos los días me repito que si hubiera acudido a ti en lugar de a Roan, quizás hoy las cosas serían tan diferentes. Yo también tuve la culpa, y hasta ahora puedo reconocerlo. No tuve el valor de cumplir en ese momento la promesa que te había hecho apenas una noche antes.
Se echa a mis brazos estrujándome fuertemente, siento como sus lágrimas humedecen mi ropa, correspondo a su abrazo y la beso en la cabeza.
-Lexa ¿qué voy a hacer sin ti? -pregunta angustiada
-Ser feliz, triunfar en la vida, comerte todo este maldito mundo, volver a enamorarte -respondo sonriéndole -eres hermosa, la más bella que este mundo ha visto, eres dulce, inteligente y cualquier persona mataría por que tú siquiera le mirases.
-Y sin embargo me abandonas.
-No te abandono, al contrario, hago esto porque ahora quiero cumplir la promesa que te hice de encontrarnos una solución y esta es la única manera sana que encontré. -busco su mirada -nosotras hemos evolucionado y nuestra relación tiene que hacerlo y tú lo sabes. Tú ya no me quieres de la misma manera, solo quieres salvarme y te aseguro que está es la única manera de hacerlo. En todo este tiempo he cometido infinidad de estupideces, pero te aseguro que esto es lo más sensato que he hecho en mi vida.
Vuelve a abrazarme con todas sus fuerzas, yo hago lo mismo.
-Yo no necesito enamorarme de ti, yo se lo que es eso y se que me regalaste las sensaciones más hermosas que he tenido. Tú y yo ya estamos más allá de cualquier cosa -beso su frente -siempre serás mi primer amor y el más grande, pero ahora nosotras tenemos que seguir, ambas debemos liberarnos del tormento en el que nos encerramos.
-Me voy a perder, no se que hacer sin ti -responde con miedo.
-Yo siempre estaré contigo, no te estoy abandonando, sabrás donde estoy, estaré en contacto siempre, pero como te dije, nuestra relación debe evolucionar, quizás ya no podamos ser pareja, pero te juro que contarás conmigo y con mi amistad hasta el último día de mi vida.
-Y tú siempre cumples tus promesas -dice mientras se limpia las lágrimas. -¿A dónde irás ahora?
-Por lo pronto a un hotel y luego aceptaré un trabajo que me ofrecen. No sabía si debía aceptarlo, es medio año fuera, pero ahora se que será bueno para mí. Me ayudará a depurarme y creo que saber que estoy lejos te ayudará también.
-La primera vez que te fuiste no me ayudó, todo fue peor -recuerda con tristeza
-La primera vez huí, me escondí de ti y tú quedaste desconcertada. Ahora es diferente. Sabrás dónde estoy y sobretodo sabes que no estoy huyendo.
-¿Dónde estarás?
-Adivina...
-Seguramente París -dice en tono de broma
-Siempre has tenido la habilidad de leer mis pensamientos. -la miro dando por acertada su respuesta
-¡No! -suelta con efusividad -¿Es cierto?
-En parte. Debo visitar rápidamente un par de lugares más, pero esencialmente todo se concentra en París, además tendré la oportunidad de aprender cosas nuevas.
-¿Irás a cocinar?
-No se, pero ahora creo que todo puede ser posible.
Me vuelve a abrazar y permanece haciéndolo por varios segundos.
-¿Cuándo te irías?
-Tengo entendido que en un par de semanas.
-Puedes quedarte aquí, no tienes que irte
La observo con mirada dubitativa -Es lo mejor, sería extraño si me quedo, además debo arreglar algunas cosas y como he sido una idiota con casi todo el mundo, debo hacer una gira del perdón, comenzando con mi madre.
-¿Quiénes son todo mundo? -pregunta
-Mi madre, tú y... -dudo si debo especificar -y todo el mundo.
-¿"Todo el mundo" tiene nombre? ¿Quién es ella?
-¿Cómo lo sabes? - Pregunto sorprendida
-Tú misma comenzaste a confesármelo el día después de volvernos a encontrar, pero yo no quise escucharte, te callé y fingí que nada había cambiado en ti. ¿Cómo se llama? -vuelve a preguntar.
-Clarke -respondo sin censuras, quiero ser totalmente sincera -pero ahí todo está perdido. Lo arruiné todo antes de siquiera comenzar algo y ahora ella debe ser una página más a la que debo darle vuelta en mi libro.
-¿Estás segura?
-Totalmente.
-Entonces que sea como tú digas -no insiste en el tema -Te voy a extrañar mucho.
-Y yo a ti. No tienes idea cuanto.
-¿Estarás en contacto conmigo durante tu viaje?
-Cada día -vuelvo a abrazarla y a besar su cabeza -es una promesa.
Por primera vez en mucho tiempo siento paz, estoy tranquila, no me siento mal conmigo misma. Empiezo a ver las cosas con más claridad, es una sensación de salvación, como si hubiera estado hundida en un pozo profundo y solitario y de repente encontrara una manera de salir y conforme voy avanzando me doy cuenta que es de día, que el sol no se ha extinto en mi vida y su luz resplandece esplendorosamente. Quizás necesitaba tocar fondo para darme cuenta que mi caída al vacío tenía un límite.

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