Un día más ha transcurrido y ella no habla, no manda mensajes, simplemente no se comunica. Decido seguir el consejo de Indra, si ella no viene a mi, debo ir yo a averiguar que es lo que sucede.
Al llegar me detengo en la puerta, ella atiende desde atrás de la barra a un chico bien parecido, cabello con rizos, alto y fornido. Él parece demasiado amigable, desde aquí noto un posible coqueteo que ella parece corresponder a pesar de percatarse de mi presencia, creo que incluso lo intensifica. Comienzo a sentir malestar por aquella escena, deseo que ricitos de chocolate se vaya con su melosidad a otra parte.
Me controlo lo suficiente y espero a que el entusiasta joven se retire para acercarme hasta donde ella se encuentra.
-Hola Clarke -saludo con cautela -¿cómo ha estado todo?
-Hola -responde fríamente -Todo ha estado perfecto -completa con indiferencia.
-Tú no... -dudo por un momento y reformulo mi siguiente frase -Tengo la sensación de que estás enojada conmigo.
-¿Existe algún motivo para que lo esté?
Niego pensativamente con la cabeza -No recuerdo haberte hecho algo malo.
-Entonces ahí lo tienes, no hay enojo si no existe motivo. -responde evasiva.
-No dije que no hubiera motivo, dije que no recordaba que hubiese alguno -aclaro -En verdad, si en algo te ofendí y no me di cuenta, te pido perdón A veces hago cosas de las que no soy totalmente consciente.
-Lexa -se detiene frente a mí, respira fuertemente y me mira directamente a los ojos -creo que una de las personas más conscientes en esta vida eres tú... pero no, te he dicho que no hiciste algo inadecuado.
-Entonces ¿por qué ya no me hablas? -pregunto impulsivamente
-Perdón, pero no sabía que era una obligación comunicarme contigo, o peor, que yo era la que siempre tendría que hacerlo. ¿Acaso tú no puedes rebajarte a marcar mi número? -su rostro toma un color rojo por el naciente enojo.
-Yo estoy aquí. -le sostengo la mirada, solo que mis ojos demuestran tranquilidad.
-¿Estás burlándote de mí?
-No -respondo al tiempo que niego con la cabeza y alzó ambas cejas. -Nunca lo haría, Clarke.
-Lexa... Eres la puta complejidad hecha persona, en un momento eres una idiota y en otro un encanto.
-Ves, entonces si estás enojada, lo que significa que sí he hecho algo -le respondo sonriente -¿qué quieres que haga para enmendar mi error? ¿Te invito a cenar donde tú quieras? Puedes elegir el lugar más caro si así lo deseas, o simplemente dime que hacer.
-¿Lo que yo quiera? -pregunta incrédula. -¿Lo que sea?
Asiento con la cabeza y una sonrisa -absolutamente lo que quieras. -Me doy cuenta que probablemente me arrepienta de hacer esta promesa.
-Bien, entonces esto puede resultar interesante -apoya los codos en la barra e inclina su cuerpo acercándose a mí para inspeccionarme más de cerca. -podrías invitarme a cenar, no me importa el lugar, lo que me importa es la cocinera. Quiero que cocines tú.
Se establece un silencio. He hecho una promesa y no estoy dispuesta a romperla, pero tengo que pensar en las posibilidades de hacerla cambiar de opinión. El tiempo se me termina y yo debo dar una respuesta, puedo hacer lo que me pide, el problema es que no me siento a gusto de hacerlo, pero mi palabra la mantendré.
-¡Chef! -Un Jasper emocionado rompe nuestro silencio -¿Qué tiene que hacer mañana por la noche?
-Oh, es verdad -murmura Clarke -lo había olvidado.
Yo la miro con extrañeza -No lo sé, todo depende de tu jefa. -respondo al chico
-Entonces ya la ha invitado -pregunta Jasper un tanto decepcionado -Creí que había dicho que nosotros debíamos hacerlo.
-No lo he hecho. Lexa habla de otro compromiso, así que puedes hacerlo ahora mismo. -Le responde
Jasper parece confundido, intenta ordenar sus ideas y entender lo que ahí sucede, pero yo no se lo permito.
-¿Dónde tenías planeado invitarme? -lo cuestionó con picardía para sacarlo de los pensamientos que podría estar haciéndose.
-A bailar y tomar unas copas -responde y de inmediato recompone nerviosamente -pero no yo solamente, todos queremos invitarla. Queremos ir a celebrar la apertura y nos gustaría que nos acompañara.
-Me temo que mi tiempo ese día no me pertenece -miro a Clarke buscando su apoyo -Y nunca he sido buena bailando, por lo tanto debo declinar tu invitación.
-Pero no tiene que bailar, puede solo mirar -habla suplicante.
-No creo que sea algo adecuado, pero espero que se diviertan.
Jasper baja la cabeza a causa de la decepción. Hace un gesto desganado asintiendo con la cabeza y comienza a alejarse. Clarke lo observa con tristeza.
-Creo que he cambiado de opinión. -comenta mientras sigue con la mirada en el alejamiento del chico. –Ya no quiero cenar, quiero que vayas y por supuesto que tienes que bailar.
-Pero sólo una canción -advierto
-No, bailarás toda la noche, conmigo -me contradice
-Eso no sería sano para la estabilidad psicológica de los presentes.
-No puedes ser tan mala bailarina.
-¡Oh! no lo soy, pero es mi mejor pretexto, ahora esos lugares me resultan un tanto estruendosos, además que la música que se toca en ellos no es lo mío.
-Entonces está decidido. Irás y no hay más que decir -sentencia
-Iré pero no bailaré toda la noche, solo dos canciones.
-Tres y yo decidiré cuales. -levanta una ceja.
-Tres me parece justo -extiendo mi mano para cerrar el trato, ella la estrecha. -Entonces, ¿nos vemos mañana?
-Hasta mañana -ríe con descaro mientras yo me alejo un poco sin perder su contacto visual -Lexa -pone un semblante interrogativo -¿En verdad ibas a rechazar a los chicos?
-Sí -asiento con la cabeza -tenía un compromiso contigo.
-Y si el dichoso compromiso no hubiera existido ¿los hubieras rechazado?
-No lo sé, depende.
-¿De qué dependería? -me interroga
De tu ausencia o tu presencia, respondo en mi interior, no me atrevería a hacerlo en voz alta -De mi humor quizás y probablemente del conjunto de personas. -está vez sí respondo en voz alta.
-¿ves a lo que me refiero cuando digo que eres la persona más compleja? hay que saber en qué momento tomarte.
-Puede ser, pero por hoy no se pueden quejar. -bromeo -Hasta mañana, Clarke.
-Hasta mañana, y no olvides decirle a los chicos que sí acudirás -me ordena mientras me alejo.
Asiento con la mano e inmediatamente busco a Jasper.
-He cambiado de opinión -lo sorprendo por la espalda y se sobresalta. -Seguro que iré, mándame la hora y lugar. Indra y Clarke tienen mi número.
-Sí Chef, ahora mismo lo hago. -responde emocionado y sale corriendo de mi vista.
La idea de compartir con todos una noche no me desagrada, todo lo contrario, hace tantísimo tiempo que no hago algo así que hasta podría resultar relajante.
La cita es a las once de la noche, Clarke me ha ofrecido transporte, todos irán con ella y me ha parecido incómodo estar en un coche con tantas personas sobrepasando el límite de pasajeros, así que he declinado su oferta.
Tomo un taxi y voluntariamente llegó hora y media antes al lugar. He considerado conocer el sitio antes de que ellos llegaran y sobretodo tomar un par de copas para entrar en calor y no sentirme tan fuera de lugar.
Todo parece tranquilo de momento, me he sentado en la barra y el barman me ha comentado que el ambiente comienza pasadas las onces. Ahora entiendo el motivo de la hora.
A penas voy comenzando mi segundo martini seco y una rubia mujer se acerca a mí.
-No anunciaron que hoy habría espectáculo de pasarela.
Volteo mi cabeza para mirarla con perplejidad.
-Pasarela de egos mancillados.- aclara el punto, poniendo en evidencia mi rechazo hacia dos chicos que no hace tanto, cada uno en su momento, se habían acercado a mí intentando invitarme una copa.
-Creo que te equivocas, estoy segura que su ego sigue intacto. -sonrío, su comentario me pareció hilarante.
-Son guapos, no son de los que estén acostumbrados a recibir constantemente un no por respuesta. -reflexiona mientras los observa.
-Entonces, me compadezco, han tenido mala suerte esta noche y eligieron la presa equivocada.
-Pero puede ser que tú te tengas la culpa -se sienta y apoya los brazos en la barra sin mirarme mientras yo espero el resto de su respuesta -Una chica guapa, sola, tomando una copa... Es una clara invitación.
-Ah, ¿esto quiere decir que no tengo derecho a salir a beber algo tranquilamente? -hago mi objeción
-¡Oh no! -responde con una carcajada -por supuesto que puedes salir, pero no puedes esperar estar una hora sentada sola y pasar desapercibida.
-¿Una hora? ¿Cuánto tiempo llevas observándome? -levanto la ceja y doy el último sorbo a mi copa.
-Desde que entraste por la puerta, pero debía esperar el momento adecuado para acercarme.
-He rechazado a dos -le recuerdo a modo de advertencia -Quizás sólo quiero estar sola.
-De ser así, yo ya estuviera de regreso en mi mesa, y sin embargo aquí sigo, haciendo lo que a los otros dos no les permitiste: entablar una conversación. -sonríe triunfante.
-Ellos perdían el tiempo, simplemente no son mi tipo. -levanto mi mano para pedir al barman otra bebida igual, ella inmediatamente me detiene.
-Yo invito esta -hace una señal indicando que la apunten a su cuenta. No me niego, acepto la invitación. -¿En qué estábamos? -pregunta intentando retomar la conversación - ah sí, en que yo sí era tu tipo.
-Yo nunca dije eso -respondo divertida.
-Implícitamente sí lo hiciste o ¿me equivoco?
La examino con la mirada minuciosamente de arriba hacia abajo. Me gusta lo que veo, ella es guapísima, es alta, de mi misma estatura y edad similar, rubia con larguísima cabellera, cuerpo delgado y estilizado con curvas provocadoras, ojos aceituna hasta donde puedo distinguir en esta oscuridad y a falta de lentes, labios delgados y con una personalidad arrolladora y tan segura de si misma. Por supuesto que sería el tipo de cualquier persona cuerda, ella lo sabe perfectamente y sería absurdo negárselo.
-Definitivamente eres más mi tipo que ellos –señalo a los chicos que me abordaron anteriormente
-Nylah –me ofrece su mano a modo de presentación –creo que ahora es adecuado presentarse.
-Lexa –hago lo propio –creo que el protocolo marca que debes presentarte antes de entablar una conversación con un extraño.
-Pero ¿quién demonios hace caso a los protocolos? –dibuja un gesto de desagrado –De haberlo hecho así, en este momento no tendría ni siquiera tu nombre.
-Al parecer, Nylah, sabes conseguir lo que quieres –contesto jocosamente.
-No siempre, mi táctica perfecta a veces tiene fallas.
Ambas reímos y continuamos platicando un rato más. Realmente me parece divertida y relajada, ha sido la compañía perfecta hasta ahora, incluso sus insinuaciones no me han incomodado, sabe hacerlas con tanta gracia que resultan halagadoras.
Nylah está contándome acerca de su trabajo, tiene una compañía turística, algo de viajes a través de internet, dejo de prestarle atención cuando siento vibrar mi teléfono.
Clarke
Ya estamos en el sitio. Estamos esperándote.
Ok. Dame cinco minutos, yo los busco.
Contesto sin aclararle que ya me encuentro aquí.
La chica que me acompaña en estos momentos se da cuenta de mi falta de interés a su plática.
-Entonces, es por eso –señala mi teléfono – que finges no entender mis insinuaciones.
-¿De qué insinuaciones hablas? –Vuelvo a fingir, pero esta vez río.
-Del posible final para esta noche
-Sigo sin entender.
-Lexa, estoy segura que tú eres todo menos una mujercita ingenua. –se acerca peligrosamente a mí.
-No creo que esto sea lo correcto. –respondo alejándome discretamente –No tengo interés en esto. –Nos señalo a ambas con el dedo índice.
-O sea que no te gusto –afirma
-¿Estás loca? Estás de infarto y en otro momento no me lo pensaría, pero... -me muerdo los labios - pero ahora no puedo.
-¿Telefonito se enoja? –señala con ademán burlón mi teléfono.
-No, ella es solo una amiga. –le explico –de hecho son las personas que estaba esperando. Varias personas que ya han llegado –aclaro.
-Podrías cambiar de plan e irnos a divertirnos en privado. –habla seductoramente.
-Por mucho que lo desee, me temo que he prometido quedarme con ellos. –me excuso.
-No tengo prisa –vuelve a invadir mi espacio y comienza a emular un caminar con sus dedos hasta llegar a mi brazo –puedo esperarte al final de la noche –sus dedos siguen avanzado lentamente a lo largo del brazo, siento que me acaricia disimuladamente.
-¿Lexa?
Reconozco esa voz, la reconocería entre millones de voces, pero de cualquier manera volteo para confirmar. Es Clarke acompañada de una silenciosa Indra. De inmediato me separo instintivamente de Nylah, como si eso anulara el momento anterior.
-No nos dijiste que ya estabas aquí –me dice estupefacta, intentando apartar la vista de mí.
-No, pero te dije que en cinco los encontraría. –siento como la cara me arde por el rubor que seguramente ya he adquirido como resultado de este momento bochornoso
-Dis...Disculpa, nosotras no... yo no quería molestarte... interrumpirlas –se disculpa tropezando con las palabras. –Indra y yo solo vinimos por unas cervezas. –se acerca a la barra dándome la espalda, habla de inmediato al barman y este se acerca.
-Clarke yo... estaba despidiéndome, estaba a punto de ir con ustedes. –Intento justificarme.
-No te preocupes, disculpa la irrupción –toma sus bebidas y comienza a regresar a su mesa –No tienes que venir con nosotros, yo te disculparé con los chicos. –Sigue con aspecto sorprendido por la escena que ha visto.
-No, no quiero que me disculpes con nadie. –la persigo en el camino –solo dame un par de minutos y estaré con ustedes.
-Como quieras –contesta con frialdad.
Regreso con Nylah quien ha estado de lo más entretenida observando la escena.
-Nylah, ha sido un verdadero placer conocerte, pero yo tengo que irme.
-Tenía total razón, telefonito sí que se enoja.
-No, ella no puede enojarse porque simplemente no somos nada, es solo que ya me están esperando.
-Yo pensaba que no venías conmigo porque que no querías complicarte la vida con una mujer que pudiera darte lata al día siguiente –Ríe cínicamente –No pensaba que era porque ya estabas metida en un lío.
-Estás equivocada.
-Solo te digo que vi lo que vi –encoge los hombros –pero si un día cambias de opinión aquí está mi número. –extiende una tarjeta.
-No –niego con la cabeza -creo que estoy bien así. Adiós.
-No, no, no –mueve enérgicamente la cabeza de un lado al otro –esto no está bien. Permites que flirtee contigo toda la noche y de repente solo porque ella te descubre me dejas tirada como basura –vuelve a sacudir la cabeza –eso no es de una dama decente. Lo menos que merezco es un abrazo. –abre sus brazos invitándome para recibirla.
Suspiro resignada. Ella me abraza fuertemente, acaricia mi espalda y luego lentamente me aleja. Sin esperarlo me da un beso profundo en la mejilla muy cerca del labio, pero no se atreve a más. Toma su tarjeta y la mete en mi escote.
-Al menos finge que la guardarás. –toma sus cosas, se da la media vuelta –Hasta pronto Lexa –dice alzando la voz mientras se aleja.
Llego a la mesa, estoy nerviosa, no se lo que Clarke a dicho, pero la opinión de los demás no me importa, solo me importa aquello que ella puede estar pensando, esas ideas erróneas que probablemente se esta formando en su cabeza.
Están sentados en unas sillas tipo lounge con una pequeña mesa al frente. Clarke e Indra están en ambos bordes.
-Chef, siéntese aquí –dice Raven haciendo que todos se corran a su derecha de manera que yo quedo sentada junto a Clarke.
-La jefa dijo que usted ya estaba aquí –comenta Monty. –Nos retrasamos un poco por culpa de Jasper que por andar como cabra suelta resbaló en la calle y tuvimos que regresar a que se cambie porque estaba lleno de lodo.
-Pero ha sido un accidente –intenta escudarse el otro chico –a cualquiera puede pasarle.
-¿Ha estado esperándonos mucho? –pregunta Raven.
-No, bueno, de hecho sí, pero se me fue el tiempo platicando con una amiga –respondo con algo de nervios.
Clarke suelta una risita insolente. Su actitud comienza a enfadarme, a final de cuentas yo no he hecho algo malo.
Los chicos siguen con su plática, me hacen preguntas a las que yo contesto con monosílabos. Clarke y yo no hemos intercambiado palabras desde que me senté en aquella mesa y ella parece notar mi creciente descontento.
Voy a la barra por un bebida, no me doy cuenta que Clarke me ha seguido, hasta que siento su mano en mi hombro y la veo posarse a mi lado.
-Pensé que no te agradaban las rubias –su actitud ha cambiado, pero mantiene sus reservas.
-Pensé que te había aclarado que eran los rubios quienes no me gustaban –regreso mi mirada al frente apartándola de ella –no tengo problema con las rubias, todo lo contrario.
-¿Desde hace mucho conoces a tu amiga? –comienza a interrogarme –parecía tener mucha confianza.
-Desde hace aproximadamente una hora –le respondo con sinceridad.
-Entonces es rápida la chica –hace una mueca de asombro
-No te imaginas –corroboro su suposición. Aún sigo sin mirarla de frente.
-¿Estás enojada?
-Un poco
-¿Porque te fastidiamos tu ligue de esta noche?
-No, créeme que eso es algo seguro. Ella dice que puede esperarme toda la noche, no tiene prisa
-¡Que considerada! –hace un gesto de falsa ternura –Entonces no la hagas esperar, no te preocupes por nosotros, créeme que entenderemos la situación –vuelve a ese tono agresivo.
-Eso es lo que me molesta –alzo un poco la voz y la señalo directamente –Dices que yo soy voluble pero ¿y tú?... No entiendo que es lo que te molesta.
-Que no me hayas dicho que ya estabas aquí y que nos dejes esperándote. –intenta escudarse.
-Te dije que me dieras cinco minutos y ni siquiera pasó ese tiempo. Además nunca te mentí, solo lo omití. No veo el gran problema en ello.
-Nunca pensé que fueras de las chicas que se va a la cama con el ligue de la noche. –dice esto y desvía la mirada.
-¿Quién te dijo que me iba a ir con ella?
-Tú misma me lo dijiste hace apenas un momento. Además era evidente por como ella te estaba tocando –Abre las manos y frunce los labios buscando demostrar la obviedad de asunto.
-Yo te dije que ella era algo seguro, no que me iría a la cama con ella. Siempre mal entiendes todo –digo en tono desesperado – Toda la noche me ha hecho ofrecimientos y me he negado a cada uno de ellos, por si te interesa saberlo. Sí, por supuesto que he flirteado con ella toda la noche, me pareció un juego inocente y bastante halagador saber que alguien se interesa en mí, pero al final siempre le he dicho no a lo que quiere –intento dejar muy claro ese punto –pero si yo hubiera accedido, no tendría nada de malo. Soy joven, soltera, no tengo que darle cuentas a nadie y puedo acostarme con quien se me venga en gana sin remordimiento alguno. ¿Queda claro?
Clarke sonríe y asiente enérgicamente con la cabeza. Mi explicación la deja extrañamente conforme.
-Aclarado esto, ¿podríamos comenzar a disfrutar de la noche? Me debes unos cuantos bailes –de repente parece animada.
-Solo tres –replico aún con ciertas reservas.
-Ya veremos -me advierte amenazante.
Mientras discutíamos, olvidamos por completo nuestras bebidas, así que ahora esperábamos la llegada de barman, quien está totalmente ocupado con una multitud que se ha aglomerado momentáneamente. De repente siento como unos brazos rodean mi cuerpo desde atrás y me estrujan fuertemente.
-Señorita Woods siento que es casi un milagro volverla a ver –susurra en mi oído.
Vertiginosamente me doy la vuelta para encontrarme de frente con la persona a la que le pertenecen esos brazos.
-¡Lincoln! –Siento como los ojos se me iluminan. Verlo frente a mí me emociona de sobremanera. No puedo contenerme y tampoco quiero, me entrego a mis impulsos y sin reservas me fundo en un fuerte abrazo con él.