POKÉMON: TOUKO HIPNOTIZADA (SEGUNDA VERSIÓN)

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Touko está enamorada, quizá amor no es la palabra adecuada, digamos que siente una fuerte atracción física por alguien. Lamentablemente, no se trata de algo mutuo. Sus deseos carnales aumentan cada día y, sin saber qué hacer en estos casos, decide tomar medidas desesperadas. La entrenadora viaja al pueblo en el que vive su mejor amiga, Mei. La otra entrenadora la recibe con los brazos abiertos, tras haber conversado y haberse puesto al día, Touko le pide a Mei un favor que la deja algo sorprendida.

-Como te conté...-empieza a hablar Touko-siento una atracción por él, pero ni siquiera se da cuenta de mi existencia... -¿Y quieres que te ayude a llamar su atención? Corres riesgo de que se fije en mí jeje-bromea Mei mientras se agarra las tetas, indicando que son sus armas de seducción. -No, no es eso... Touko se siente un poco avergonzada, pero sabe que su amiga no la juzgará, al contrario, la apoyará con mucho gusto. -Quiero que me prestes al Hypno que capturaste-dice finalmente. -¿Quieres que lo hipnotice? Estás dispuesta a todo jeje-ríe Mei, pícaramente. -No...-Touko suspira-quiero que me hipnotice a mí... -¿A ti? -Sí, quiero que me hipnotice para verlo como si fuera él... -Espera ¿Me estás pidiendo que te deje tener sexo con mi Hypno?-Mei suena sorprendida, pero no puede evitar sonreír muy emocionada. -Que sea nuestro secreto... -Descuida, Descuida...será nuestro secreto-le dice Mei, abrazándola por la cintura y mirándola pervertidamente. Las muchachas van al patio trasero, el cual es bastante amplio, como los padres de Mei viajan mucho, no habrá nadie que las moleste. La entrenadora lanza una pokéball, liberando a su Hypno, el pokémon aparece y mira a su entrenadora, como pidiéndole una "sesión de entrenamiento especial". Mei sonríe, carga su pene con un poco de esfuerzo y mira a Touko. -Espero que estés preparada... Touko mira con asombro el miembro de la criatura, nunca había visto uno de tales proporciones (y eso que ella tiene bastante experiencia), pero no se hace para atrás y asiente, muy convencida. Mei le susurra a su pokémon algo al oído, el Hypno mueve su péndulo y sus poderes afectan a Touko casi al instante, la imagen de la criatura se vuelve borrosa y es reemplazada por el muchacho que tanto desea. La caliente entrenadora se olvida casi por completo de que no es real, se acerca a él, con una mano le acaricia el miembro, con la otra el pecho. -Por fin serás mío... Touko se pone de rodillas, toma el tremendo pene con ambas manos y abre la boca lo más que puede para poder meter el glande, lo chupa con esmero y sin dejar de mirarlo a los ojos. Mei sólo puede ver a su amiga dándole placer al pokémon con el que tanto juega. La joven hace un esfuerzo para llevar el miembro hasta su garganta, se atraganta pero no deja de mover la lengua y los labios, succiona lo más fuerte que puede, oye los gemidos de placer del "muchacho" y se motiva para ponerle más empeño a la mamada. Mueve la cabeza más rápido, chupa con más fuerza, deseando recibir la corrida...hasta que finalmente una gran cantidad de esperma llena su boca y la hace retroceder, no se esperaba tal cantidad, se ahoga un poco, pero se bebe todo el semen que puede, aun así su rostro queda cubierto por la corrida. Touko no suelta su pene, lo lame por todo el largo, hasta llegar a los testículos, su lengua recoge el semen que queda en el miembro, lo saborea antes de tragarlo. La entrenadora se pone de pie y, sin dejar de mirarlo, se desnuda lentamente dándole la espalda, deja ver su espectacular culo, sus redondas y perfectas nalgas se muestran cuando se baja el short. Antes de darse la vuelta, siente algo duro y caliente entre ellas, al voltear la cabeza, ve el enorme glande palpitando entre sus glúteos, la muchacha sonríe, mueve el culo para estimularlo más, se inclina un poco para darle pie a que la penetre, el joven (el Hypno) la agarra de las caderas, su pene se adentra poco a poco en la vagina. Touko siente dolor, pero levanta más el culo para facilitar el ingreso, se abre de piernas para que entre todo lo posible. El Hypno la embiste cada vez más fuerte, el dolor aumenta pero el placer también, el cuerpo de la entrenadora se sacude por las cada vez más brutales penetraciones. Touko empieza a sentirse algo incómoda, ya no siente que está teniendo sexo con el muchacho que le gusta, pareciera que se apareara con un animal en celo. El pokémon la monta, se mueve salvajemente y ella empieza a desesperarse. -¡Basta!-grita Touko-¡Mei, dile que pare! Mei se acerca, mira a su pokémon fuera de sí, cegado por sus instintos. Se pone de cuclillas y le sonríe a su amiga. -Lo siento, ahora no puedo hacer nada. Vas a tener que esperar a que quede satisfecho. -¡No! ¡Duele! ¡Me está lastimando!-grita Touko, sintiendo cómo su vientre se hincha-¡Haz que pare! Mei mueve la cabeza de lado a lado, no quiere que su querida mascota se quede a medias. Sintiéndose algo culpable, intenta consolar a su amiga. -Tranquila, parece que no falta mucho. Hoy me usó a mí, así que está algo cansado-dice Mei con una amistosa sonrisa-Mira el lado bueno. -¡Qué...qué...ah...lado bueno tiene esto! ¡Ah!-grita una adolorida Touko-¡Dios! ¡Me está partiendo! -Pues que eligió tu vagina-responde Mei con una expresión muy lujuriosa-a mí casi siempre me usa por el culo... "¡Por favor, por el culo no!" piensa Touko, mientras cae al suelo por el peso del cuerpo del Hypno, el cual sigue embistiéndola con violencia. La muchacha no puede oír los salvajes gruñidos de placer que suelta la criatura, pero Mei está contenta al ver cómo su adorado pokémon la pasa bien. Aumenta el ritmo, el cuerpo de Touko se sacude más y más, se muerde el labio, conteniendo gritos y lágrimas de dolor. La muchacha está totalmente arrepentida de haber pensado en esa idea y siente rencor hacia su amiga, que sólo se limita a observar. No le queda otra opción más que aguantar hasta que el pokémon quede satisfecho. Pasados varios minutos, el Hypno se corre nuevamente, inunda el útero de la entrenadora, infla un poco su vientre, logra que suelte el grito que tanto luchaba por contener. Touko está semi inconsciente, el dolor y el cansancio la vencen poco a poco, jadea con los ojos entrecerrados y la mirada perdida. Usa las pocas fuerzas que le quedan para decir "No tendré sexo nunca más..."

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