III

224 8 0
                                    

  Al día siguiente, antes de ir al instituto, ya todos saben lo que pasó, así que no tengo para qué decirlo.

  Al llegar al instituto, fui al sótano, y al principio no había nadie, pero...

  —Zoe...

  ¿En serio? ¿Tiene que estar Jessica aquí?

Suspiré. —¿Qué quieres ahora?...
  —Zoe... De verdad no te entiendo... Lo que me dijiste ayer... todavía no creo que haya salido de ti...
  —Pues créelo, porque así fue —dije fríamente.
Suspiró. —Zoe... yo sé que no eras así... y tampoco lo eres... ¿Qué te cuesta decirlo?...
  —Nada, porque no es necesario...
  —Zoe... puedes decirme si te ocurre algo... fuimos mejores amigas desde la infancia... y seguimos siéndolo...
  —... Nadie ha dicho eso...—Dije con voz temblorosa.
  —Zoe... Por favor...—Dijo de la misma forma, pero más notorio.
  —Jessica... ya no tengo que decirte nada...
  —... No, sí tienes —dijo decidida.
  —¿Ah, sí? ¿Qué?
  —... ¿Qué te pasó? ¡Sólo dime eso! Estoy muy preocupada Zoe, ¡entiende! Yo solo quiero...
  Antes de que pudiera terminar de hablar, la abracé fuertemente.
  Sé que no debería, pero... es Jessica... ella es la única persona que me puede ayudar... Siempre fue así...
  —... Lo siento...—dije entre llanto.
Suspiró. —... No importa...
  —Lo siento por todo lo que te dije... En serio...
  —Ya te dije que no importa... pero... lo que sí importa, es lo que te pasó... Zoe, puedes decírmelo...
  —... De acuerdo...—dije con la cabeza baja separándome de Jessica—. Un tiempo después de que te fuiste... algo ocurrió que... hizo que me fuera haciendo más tímida de lo normal... no me gustaba mucho hablar con los demás... y un día... eso que pasó... sobrepasó los límites, y... después de ese momento me la pasaba llorando, y... todo el mundo me iba poniendo apodos que no me gustaban... y no podía decírselo a nadie... no sé por qué... Y ahora, al llegar a este instituto, decidí que sería dura con todo el mundo para que a nadie se le ocurra hacerme daño...
  —¿Qué?... ¿Eso es verdad?...
  —Sí...
  —Pero... ¿Qué fue eso que pasó?
  —No te lo puedo decir ahora... pero cuando pueda te lo digo, ¿sí?...
  —... De acuerdo...
  —Pero oye...—dije algo acelerada—. No se lo cuentes a nadie... y... cuando estemos en público hagamos como si nunca nos hubiésemos conocido... y lo siento de antemano por las cosas que te pueda decir...
  —¿Estás segura?...
  —Sí... Por favor, hagamos como si nunca nos hubiésemos conocido y como si este momento nunca hubiese ocurrido... ¿Sí?...
Suspiró. —De acuerdo...
  Se podría decir que me saqué un peso de encima... pero todavía no se lo cuento todo, y de todas formas no creo que se lo cuente... no quiero que se preocupe de más...
  —Ahora... ¿te puedo preguntar algo?...—Dijo.
  —Aunque ya lo hiciste, puedes volver a hacerme otra pregunta.
  —De acuerdo...—dijo con una leve sonrisa—... ¿Qué tienes en contra de Matthew? ¡Él es muy simpático! No entiendo por qué lo tratas tan mal...
  —¿Matthew?... ¡Oh! ¡Así se llamaba el entrometido!
  —¿No te había dicho su nombre?
  —Sí lo hizo, pero se me olvidó.
  —Bueno, ahora ya sabes su nombre.
  —De todas formas seguiré llamándolo entrometido...
  —¿Pero qué te ha hecho para que lo llames así?
  —¡No deja de hacerme preguntas estúpidas y personales! ¡Además de que ayer me dijo que una persona normal no se escondía por los rincones evitando cualquier contacto social! Y claro, le dije lo que se merecía escuchar.
  —Zoe, ¿qué le dijiste?
  —Vaya, fueron tantas cosas que ni me acuerdo... En un resumen... sería que él es un imbécil entrometido que no para de hacer preguntas estúpidas y personales, como ya dije.
  —Agh, Zoe, ¿por qué le dijiste eso?
  —¡Se lo merece! ¡No me digas que lo defiendes!
  —Es que no entiendes... no lo conozco perfectamente bien, y tampoco es que se le note mucho, pero sé que puede llegar a ser algo... sensible...
  —¿Y eso qué me importa? ¡Lo que me dijo no podía quedar impune!
  —Pero... ¿por qué te importa tanto lo que te dijo? Lo siento por recordártelo, pero cuando llegaste Sacrlett te llamó oveja negra, y parece que ya se te olvidó, y en cambio, no dejas de hablar de lo que...
  Antes de que ella siguiera hablando, paró por unos segundos con una cara de que estaba pensando muy rápido, y después puso una sonrisa pícara.
  —... ¿Y a ti que te pasa ahora? —Pregunté.
  —Zoe... Ya sé que apenas se conocen, pero... ¿qué pasa por tu cabeza cuando digo el nombre de Matthew?
  —Pues, un estúpido entrometido que no deja de hacer preguntas...
  —... ¿Sólo eso?
  —¿Qué más tendría que pensar de él?
  —Ah, no lo sé... quizás... algo que empieza con "A" —dijo jugando con sus cejas.
  —... ¿De qué hablas?
  —Oh, vamos, ¿todavía no entiendes?
  Justo en ese momento sonó la campana y tuvimos que ir a clases.
Le dije a Jessica que fuera ella primero y luego yo, para que nadie sospechara nada.

  ¿De qué estará hablando Jessica?

  Como ya me acostumbré, el único asiento disponible estaba al lado de Matthew, y tuve que sentarme ahí.

  Quise sonreír, porque tendré a alguien que me pueda ayudar en mis problemas... si bien no son todos, al menos con la mayoría... pero... no puedo sonreír en público... un mínimo descuido podría costarme miles de apodos... y yo no quiero eso...
  Evité lo más que pude el sonreír, y por suerte, no me salió ninguna sonrisa.

...

  De acuerdo, esto me preocupa... ¿Por qué el entrometido idiota no me hace preguntas? No es que yo quiera que lo haga... sólo que siempre tiene algo que decir, ¡y ahora ni me miró!
  ... ¿Será que eso que me dijo Jessica es verdad? ¿En serio éste tiene sentimientos?

  ... Nah...

  —...Oye...—dijo el entrometido con voz baja.
  Y volvimos a la asquerosa realidad.
Suspiré. —¿Qué quieres ahora, entrometido?
  —... Primero... Que me llames por mi nombre, y segundo... ¿sigues enojada?...
  —Lo preguntas como si nunca lo hubiese estado...
Suspiró. —Mira... de verdad que lo siento... no sé lo que en realidad quise decir, pero lo que te dije se me escapó...
  —Oye, eso que me dijiste tampoco fue tanto, vivo con eso todos los días de mi vida desde... bueno... siempre lo he estado escuchando... lo que me molesta, y mucho, de ti es que me hagas preguntas estúpidas.
  —No son estúpidas si las ves desde otro punto de vista...
  —¿Ah, sí? Entonces dime cuál punto de vista es ese para que pueda ver tus "estúpidas" preguntas de una forma distinta.
  —Esto... No sabría como explicarlo...
  —Bien, entonces hasta que sepas cómo explicarlo, seguiré tomando tus preguntas como estúpidas.
  —¿Y considerarías estúpido que te pregunte si en algún momento te pasó algo para que cambiaras radicalmente?...
  —...P-Por qué preguntas eso...—Dije con un leve tono de interrogación.
  No dijo nada, sólo me miró con cara de estar pensando rápidamente en su cabeza, de nuevo, pero tuviese o no una respuesta, no podría responderla porque el profesor respectivo a la clase que nos tocaba en ese momento llegó, y era bastante estricto, en sus clases no podía ni volar una mosca, así que el tema se cerró ahí.
  Aún así no entiendo por qué me preguntó eso... por más difícil que sea, debo admitir que no fue una pregunta estúpida... Pero es personal, así que él seguirá siendo un entrometido.
  ¿Pero por qué me hace tantas preguntas a mí? Puede que el hecho de que sea nueva lo haga hacerme preguntas... pero no de ese tipo... él es realmente extraño...

  En ese momento alguien tocó la puerta, el profesor la abrió y había alguien que tenía una mochila colgada (pero casi cayendo) de un hombro. Parecía que había llegado corriendo hasta acá.
  Tenía pelo castaño, un color muy parecido a mi color natural... de hecho, diría que es el mismo.
  Pero además de su pelo... no sé... algo de su aspecto me llamaba la atención... no sé de qué forma...

<><><><><><><><><><><><><><><><>

Cárcel Sin RejasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora