Capítulo 9

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N/A

Esta vez la nota va al principio porque si la ponemos al final no la leen xD

Este capítulo no posee NINGUNA mayúscula y no, no se trata de ningún error. (Técnicamente sí, pero es intencional xD). Luego comprenderán el porqué. ¿Qué les parece? Dejen su opinión en los comentarios. 😉

 😉

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llegamos con angie a casa, como de costumbre, después de un arduo día en la universidad

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llegamos con angie a casa, como de costumbre, después de un arduo día en la universidad. sin embrago, apenas entro a la casa, la sonrisa de mi madre me dice que algo no va del todo bien.

—hola niñas —nos dice—, ¿qué tal la pasaron hoy?

—muy bien madre —responde angie. nunca la hemos llamado con un apelativo cariñoso como "mami" o "mamá", pues en el fondo el gran respeto que le guardamos es, realmente, temor.

—¡qué emoción! —exclama ella, eufórica—, les tengo buenas noticias...

"mierda", pienso. nada de lo que ella considera una buena nueva es realmente eso.

—dinos —le suelto y, entonces, corre a abrazarnos; hace mucho que no la veía tan feliz.

—empaquen sus cosas niñas —nos dice—, vamos a irnos por un tiempo de vacaciones.

con angie cruzamos la mirada y luego subimos a despedirnos de lo que solía ser nuestro hogar, tal cual como lo hicimos en nuestra anterior casa cuando teníamos diez años.

cuando llego a mi cuarto tomo uno de los cojines y lo pongo sobre mi boca para gritar sobre él. por un momento deseo quedarme así, presionar más el cojín sobre mi cara y dejar, de repente, de existir en este mundo de falsedad al cual nunca he sentido pertenecer. pero... simplemente no lo hago, por lo que vuelvo a dejar el cojín en su sitio con la precisión de un obsesivo-compulsivo, conteniendo las ganas de arrojarlo por la ventana.

abro el clóset y suelto un juramento. negro, todo el maldito clóset está lleno de ropa negra desde arriba hasta abajo. cualquiera que nos conozca —como nuestros compañeros de la universidad— podría pensar que somos unas tías raras a las que les gusta vestir de negro todo el tiempo y que, incluso, somos góticas o algo por el estilo. tan sólo si supieran la realidad de las cosas: mi hermana y yo aborrecemos el negro, lo odiamos, casi tanto como a la persona que nos obliga a usarlo. con mamá vivimos en una espiral de amor-odio-temor, pero ya estamos acostumbradas para servir siempre a lo que pida.

Seduciendo a la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora