1- Libertad

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Libertad, siempre me llamo la atención el concepto de libertad, tú eras libre, o eso creía, siempre te veías tan... tranquila, nada parecía molestarte, ni siquiera cuando alguien te trataba mal y no lograba entenderlo, no era que yo explotara con facilidad, pero tomaba mucho de mi el tratar de mantenerme calmada, quería ser como tú.

Viernes. 2 de Febrero. 4:23 P.M.

-"¿Como lo haces?" - No pude evitar preguntarlo y me arrepentí al momento, no nos conocíamos, siempre te mire a distancia y ahora te soltaba una pregunta así sin mas.

 -"¿Que cosa?"

Sin embargo respondiste y yo no podía creerlo.

-"Estar tan tranquila siempre."No podía creer que siguiera hablando.

Tú solo te encogiste de hombros y le quitaste importancia al asunto, estábamos paradas ahí, ninguna decía nada, para mi empezó a ser incomodo, pero tú, como siempre, estabas tan tranquila.

-"¿Te conozco?" 

Preguntaste de repente, y entonces comencé a ponerme nerviosa, por un momento olvide que te había lanzado una pregunta de la nada, que no sabias siquiera mi nombre, y entonces olvide como hablar coherentemente, y estuve a punto de salir corriendo.

-"No creo, Soy Ariel, por cierto."logre decir y extendí mi mano, sonreíste y la tomaste.

-"Tienes nombre de Princesa de Disney."No hablamos mas, mi autobús había llegado.

Una vez arriba levante mi mano en forma de despedida, solo me sonreíste, fue suficiente para mi, Esperaba volver a verte al siguiente día, esperaba que habláramos de nuevo, esperaba tantas cosas que el camino a casa se me hizo corto, aunque aquella noche me parecía eterna, yo solo esperaba y esperaba, porque esperaba volver a verte.

Sábado. 3 de Febrero. 4:27 P.M.

-"Ayer te fuiste, no tuve oportunidad de presentarme, Soy Naomi."Fue todo lo que dijiste antes de darte la vuelta y empezar a caminar sin esperar una respuesta de mi parte.

Vi como chocabas con alguien a lo lejos, era un hombre, claramente estaba molesto pues sin querer habías derramado su café,  comenzó a gritarte y no pude evitar reír cuando volteaste a verlo y te encogiste de hombros para después seguir con tu camino.

Miércoles. 7 de Febrero. 5:05 P.M.

Por tres días no volví a verte, No esperaba verte el cuarto día pero ahí estabas, sentada en una mesa en la vieja cafetería cerca de mi casa, cuando me viste te levantaste lentamente y te acercaste a donde yo pedía mi orden.

"Aurora, tanto tiempo."

"Es Ariel." Te corregí.

"Claro, entonces Blanca Nieves." Lo hacías solo para molestarme.

"¡Naomi!" y lo lograste.

Pero entonces comenzaste a reír, nadie que te escuchara reír de esa manera podría permanecer molesta.

"Como sea, tengo que irme, Te veo aquí mañana, a las 3:00 de la tarde." No era pregunta.

"A esa hora sigo en mi trabajo." Mi turno en la florería terminaba a las 4.

"¿Que tal a las 6?" 

"¿Por que debería venir? Ni siquiera te conozco."

"Por como me hablaste aquella vez, Cuando esperabas tú autobús ¿Recuerdas?, Parecía que si, ademas yo pagaría, no puedes rechazar comida gratis" te encogiste de hombros y de nuevo te fuiste sin esperar respuesta.

Tal vez fue que no tenia nada que hacer esa tarde, o tal vez la curiosidad, quizás fue solo tu encanto, no sabría decir el porque, pero, a las 6:00 P.M. Yo entraba por esa puerta de nuevo, sonreíste cuando te diste cuenta.

"¡Moana, viniste!" Había pura felicidad en tu voz, te pusiste de pie para ofrecerme una silla mientras hacías un tipo de reverencia, no pude evitar reír y tú me acompañaste.

"No podía rechazar la comida gratis, ¿Recuerdas? tu pagas." Y tampoco podía rechazar la oportunidad de verte de nuevo.

"Claro, y dime, ¿Tienes que irte a alguna hora? Cenicienta, Porque no me gustaría que corrieras sin despedirte de nuevo."

"¿Yo? perdona, pero yo no dije mi nombre, me di la vuelta y después desaparecí por tres días."

"¿Me extrañaste?"

Y entre mas bromas y alguna que otra conversación donde tratábamos de conocernos mejor la una a la otra, el tiempo paso; tuve que volver a casa, pero no sin antes obtener tu número y una promesa de volver a vernos pronto.

Así comenzó la tradición, cada miércoles a las 6:00 P.M. Nos encontrábamos en aquella cafetería. Así comenzó todo.










Ataraxia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora