Ataraxia.

Eso me gusta creer.

No quería liberarme, me aferre a ti mientras admiraba tu libertad y se que no debí, pero dime ¿Cómo no aferrarme a lo mas hermoso que me había pasado en la vida? y es que tú también te aferraste a mi... o eso me gusta creer.

Miércoles. 26 de Marzo. 6:00 P.M.

Cualquiera pensaría que después de lo que paso aquella noche las cosas serían complicadas, pero no fue así, no importa el número de preguntas que te hice, nunca hablamos de lo sucedido, pareciera que nunca paso, volviste a tú calma, volviste a tus tontas bromas sobre mi nombre, volviste a tu mirada traviesa, volviste a mi.

"Llegue antes que tú." Reí al ver tú expresión, un puchero.

"¡Eso fue trampa!" Nunca te gusto perder.

"Nope, te gané justamente, acéptalo Nomi"

"No, eres una tramposa y ahora me voy a sentar." Buscaste algún lugar donde descansar.

"No hay donde sentarse." Me di cuenta.

Caminaste hacia una pared y tomaste tu lugar en el suelo.

"Encontré uno, pero ya no hay lugar para ti, lo siento."

"Solo estas molesta porque gané ." Me acerque.

"Dijiste que habías perdido tu anillo y cuando me detuve a buscarlo corriste, eso es trampa." Tal vez lo hice un poco.

"Fue tú culpa, bien sabes que no uso anillos." No podía parar de reír.

"Cállate." Otro puchero y cruzaste los brazos.

"Gruñona."

Me coloque a tú altura, justo frente a ti, trataste de ignorarme y comencé a recorrer cada parte de tú rostro con mi mano, Tú frente, mejillas, labios, ojos, cada parte de ti, cada rasgo, lo hice con tanta suavidad y lentitud, admirando lo que tú ser representaba, pureza en su máxima expresión.

Estabas tan relajada, tus ojos cerrados y la respiración lenta; Por un momento creí que estabas dormida, entonces tome tu nariz entre mis dedos, apretando suavemente antes de dejar un pequeño beso en ella, acción que te hizo sonreír.

Todo parecía sencillo, parecía que todo estaría bien de nuevo, ojalá así fuera.