Capitulo 8. Esto es mío.

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Una ininconfundible atmósfera llena el ambiente. Entre las flores más bellas que flotan sobre sus vestidos de gala, está ella, sujetando la mano del joven muchacho que caminaba con ella lentamente. Por algún raro motivo se ergió más de lo común como pretendiendo lucir un trofeo y vaya que si lo era.

Llegaron a la entrada principal y se encontraron con los invitados de la exposición, unos señores anticuados y pintores en grupo y los estudiantes en otro lado, se notaba a leguas que no tenian mucha compatividad.

Cuando entro nuestra “pareja“ las miradas se voltearon un momento para luego volver a lo suyo y las aburridas conversaciones de Picasso.. en su gran mayoria.

Habia una extensa mesa con los sabores más extraños y exóticos jamás vistos, entre los cuales encontrabamos tripas de animales parecidas al caviar bien decoradas en galletas de coctel, era todo tan raro.

-¡Iugh! -Se expresó Aiden al encontrarse con lo anteriormente descrito. - Vaya ... esto me hace sentir raro, no se que es eso que está ahí. -Señalo una gran ponchera a modo de broma.

Sophie reía dulcemente sintiendo el calor de su mano sobre la suya, aun la llevaban sujeta.

-No comeré de eso, pero al parecer a muchos de aquí les gusta, que feo gusto.

-Si pero en fin, ¿Quiere ponche srta. Smith? o... ¿Debo pedir el permiso de su padre y viajar a Hollywood?

-¡Basta Aiden!. -Continuó riendo muy tiernamente.- Si, me gustaria tomar un poco de Ponche.

-No te pierdas cenicienta, ya vuelvo. -Soltó su mano un breve instante para luego alzarla y besarla cerca de los tersos nudillos femeninos.

Sophie admiró nuevamente el lugar, se dió cuenta de que la exposición con su dibujo era unos metros más allá de la recepción. Tenia un fondo completamente negro, los dibujos estaban tan realzantes que hasta les pusieron un pequeño foco con una luz a tono para que el público presente los pudiese admirar mejor.

-Aquí tiene princesa... -El muchacho estaba alegre, su sonrisa era tan cautivadora y sus movimientos tan dulces que cualquier chica moriria por estar en los zapatos de la muchacha.

-Gracias principe. -Susurró lento, pero esta vez ella tomó su mano, el alzó su mirada para encontrarse con la suya. Los vasos de ponche estaban detras de ellos admirando en primera fila el espectáculo.

-Aiden yo... -Levantó un poco más su mirada para encontrarse con los ojos de un ansioso y feliz muchacho.

-¡SOPHIE!, ¡Sophie!, con permiso, permiso, cuidado. -El profesor de artes se aproximó a ellos provocando nuevamente una interrupción entre ambos.

-¡Hola! -Expresó con gracia.- Vamos, tengo que presentarte ante mis amigos, tu obra encanto a muchos, ¿Quiere venir conmigo preciosa?. -Susurró cerca de su oido.

Lo último fué suficiente para que la expresión de Aiden cambiara en un giro de 360°, las palabras del profesor provocaron que sujetara aun mas fuerte la mano de la chica, pero no le provocaba daño. Ella al percatarse le pareció placentero, ya que con ese gesto, expresó una frase, sin decirle nada al mismo tiempo la reclamaba. “Esto es mio“ pensó en sus interiores, estaba batallando contra una escena de celos y calmarase, obviamente opto por la segunda opción lanzandole una mirada de furia al insistente profesor quien en cuestión de segundos habia depositado su mano derecha sobra la espalda desnuda de la chica y empujandola al mismo tiempo hacia donde estaban sus amigos.

En el camino Sophie se volteó un poco para decirle a Aiden que ya volvía, él se quedó tranquilo tragando un suave trago de ponche.

El señor Thomas -Nombre del profesor- habia deslizado suvemente sus gruesos y duros desde su espalda hasta su mano, enlazó sus dedos en la mano de ella, pero Sophie no opuso objeción ante el gesto, pero si, se mordió los labios tratando de mostrarse educada pero no podía, el la presentó como su “amiga“ recalcando la palabra.

Skin Of PrincessWhere stories live. Discover now