Un sentimiento.

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Una disculpa si es algo aburrido el capítulo pero... bueno, espero les guste.

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Desperté algo adolorida, me di cuenta al abrir los ojos que estaba en mi habitación, la luz era poca ya que las cortinas estaban cerradas, así no me daba cuenta si era de día o de noche.

Me acomodé en mi cama sentandome, unas punsadas en mi mejilla me hicieron quejarme  al gesticular.

Me miré un poco, tenia mi ropa de dormir. Alguien me había cambiado, seguro fue una de las sirvientas. A mi cabeza llegaron las imágenes de la pelea y tambien la razón por la cual sentía estas punsadas en mi mejilla.

Me levanté poniéndome mis sandalias, tenía que ver que ambos estuvieran bien, que no tuvieran ninguna herida. Me apresuré hacia la puerta la cual se abrió antes de que siquiera tocara el pomo.

  - ¿Que haces levantada?- la mirada de Giotto era preocupada. 

  - Tenía que cerciorarme que estuvieran bien, estaba preocupada- acepté.

  - Nosotros estamos bien, yo soy el que debería estar preocupado, te llevaste la peor parte- levantó su mano y acarició mi mejilla, la cual ardía un poco. 

  - Estoy bien, casi no duele- mentí.

Era obvio que no me creyó ya que me miró reprobatoriamente.

  - Solo me alegro que Alaude llegara rapido, si te pasaba algo yo...  - dejó la frase colgada. 

Su mirada se poso en mi rostro, era tan intensa que sentia que me derretia, para mirarlo tenia que levantar un poco la cabeza ya que era un poco más alto que yo, demasiado diría yo. Sentia que me quemaba, pero era agradable esa sensación.

Sus ojos brillaban, eran hermosos. Era como ver dos soles tan brillantes que te hacían sentir calida.

  - ¿Podrías cambiarte? Quisiera que me acompañaras al jardin- 

  - Claro, no tardare-  

  - Bien, te esperaré en el salon- asentí. 

Se fue dejándome sola, mi corazon latía rápidamente.

Me apresuré a cambiarme, aquí solo habia vestidos, creo que me vería extraña si utilizaba algún pantalón o algo asi. Me puse un vestido de color verde menta y mis zapatos, mi cabello lo hice un moño y puse un listón de los que me había regalado Giotto, la bolsa estaba muy bien acomodada en uno de los muebles de la habitación.

Salí de la habitacion, fui directo al salón donde, efectivamente, me esperaba él mirando hacia fuera por la ventana. Parecía nostálgico o como si viera más allá de la vida.

  - Estoy lista-  musite  entrando al salón.

No parecía sorprendido, al parecer escucho mi llegada.

  - Vamos afuera un poco- 

Me indicó por donde caminar, habia visto un par de veces el jardin pero las pocas veces que lo habia visto sabía que era enorme.  Caminamos un poco, ninguno de los dos hablaba. Este silencio no era incomodo, más bien lo sentia agradable y no quería que acabara.

Un poco más adelante habia un gran árbol y debajo de este habia una banca de color blanco.

Fuimos hasta ahí y nos sentamos, su mirada estaba hacia el frente, suspiré un poco.

  - Perdona por traerte hasta aquí, pero estoy seguro que sera más agradable hablar aquí -

  - ¿Hablar? De que cosa-

Lo miré por unos segundos pero él se levantó y lo seguí con la mirada, se puso delante de mí pero dandome la espalda. Me estaba poniendo nerviosa.

Tal vez me diria que era una carga y queria que me fuera, o tal vez descubrió cosas o piense que tal vez soy una espía de alguna familia enemiga.

Mi corazón latía sin parar ya que el nerviosismo me estaba invadiendo.

No podía más.

  - Esto... si es lo que estoy pensando, te ahorraré las palabras, me iré en cuanto pueda solo déjame pasar esta noche aquí, prometo que buscare un lugar donde quedarme rápido y las cosas que me has dado las dejaré, no me llevaré nada- hablé casi desesperada.

Se giró abruptamente, me miró asustado.

  - ¿De que hablas? No, yo no queria decir eso, te equivicas-

  - ¿Entonces qué es?- 

Suspiró agarrándose el puente de la nariz un poco. Eso era frustración. Me miró.

  - Lo que queria decirte es que me preocupas, cada movimiento o acción que haces siempre me mantienen alerta, ayer que pasó... eso, tenia miedo, miedo de que te pasara algo, ¿esta mal sentir esto? No sé por qué siquiera  puedo sacarte de mi mente, dime ¿tú sabes a que se debe?-  tomó mis manos entre las suyas.

¿Estaba escuchando bien? Si lo que él estaba diciendo es en verdad la pura realidad, eso queria decir que él estaba...

  - Amor...-susurré.

  - ¿Cómo?- su rostro estaba desencajado. 

  - Estas enamorado, Giotto- 

  - ¿Esto es amor? Eso quiere decir que estoy enamorado de ti-  sonreí un poco.

Me miraba intensamente, entre abrí mi boca un poco para hablar pero no pude hacerlo.

Sus labios estaban sobre los míos como si supieran que hablaría y quisiera sellarlos. Sus labios se movían suavemente sobre los míos, instintivamente respondí su beso, sus labios eran suaves y cálidos además de que tenían un delicioso sabor, haciendo que pidiera un poco más.

Mis manos fueron a parar hasta  su cuello de la camisa para atraerlo un poco más hacia mí, él puso sus manos sobre mi cadera. Sentí escalofríos con solo ese toque.

El tiempo no tenia importancia pero nos tuvimos que separar por falta de oxigeno. Ambos respirando agitadamente nos miramos. Sonriendo mutuamente.

  - Tienes que... hacerte responsable, era mi primer beso- dije avergonzada. 

  - Soy un caballero, me haré responsable de todas tus primeras veces- el rojo de mi cara se intensificó más.

  - Me parece muy bien- sonreí alegre.

¿Quien pensaria que mi primer beso seria con Giotto Vongola? Un personaje ficticio, pero mientras estuviera aquí yo viviría esto a cada minuto.

Ser Diferente No Me Impide Amar. Giotto Vongola.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora