Lo que en realidad es.

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Aún seguía avergonzada por lo que había dicho Giotto en la tienda de los listones, ahora mismo caminábamos por las calles que eran transitadas abundantemente.

En mi mano tenía una bolsa de papel con listones de muchos colores, estaba maravillada de como podían existir demasiados colores que no conocía del todo.

-Lizzy, ¿te importaría si vamos a un lugar? Tengo que averiguar lo que G encontró- 

-Claro- asentí mirandolo por primera vez desde que salimos de ahí.

Lo miré pensativo por unos segundos.

-Creo que no es buena idea que vayas conmigo después de todo, puede ser peligroso-

-Quiero ir contigo, tal vez el lugar más seguro es a lado tuyo-  me ruborice cuando me di cuenta de mis palabras.

Sonriendo acarició mi cabello.

-Tienes razón, entonces vamos pero no te alejes de mi lado-

Asentí.

Caminamos por unos minutos más, de vez en cuando miraba de reojo como de serio estaba. Cuando algunas personas lo saludaban por la calle sonreía, pero con una sonrisa forzada.

-¿A donde iremos?- pregunté por primera vez.

Se pensó por unos segundo si decirme o no.

-A un lugar que G investigó, según el informe existe gente que a las afueras del pueblo hace algunos robos llamándose así mismos como una organización de la mafia, pero al parecer son sólo vándalos los cuales utilizan ese título para causar temor-

-Entonces investigarás y después actuarás ¿cierto?- 

-Sí, por eso Alaude se encontrará con nosotros en ese lugar-

-Ya entiendo-

Y si que entendía, esas personas que se llamaban así mismos como mafia podrían estar haciendo hurtos a casas o negocios honrados, pero nadie decía que no estuvieran haciendo cosas peores.

Pronto vimos una casa algo más alejada de todo lo demás, rodeada de campo y algo descuidada.

-Quiero que esperes detrás de ese árbol, creo que aún no llega Alaude y puede ser peligroso- señaló un árbol un poco más alejado de la casa.

-Pero...-

-Lizzy, tú seguridad es primero, aunque no debí traerte debí mandarte de regreso a casa- me miró y después desvió la mirada.

-Oye, ya tomaste la desición  de que me quedara a tú lado, no quieras alejarme- hice un puchero.

Sonrío.

-Ah, creo que lo que dijo el tendero tal vez no pueda evitar hacerlo realidad- dijo para si mismo.

Ladie la cabeza algo confundida, hasta que recordé lo que había pasado.

-Ah... Esto... No lo malinterpretes, es... Yo sólo...- tartamudeaba como loca ya que estaba apenada.

-Tranquila- con sus manos acarició mis mejillas sintiendo el cálido contacto.

-Yo sólo quería decir que... Estaría aquí para ayudarte en lo que pudiera- aunque sólo estorbaria.

-¿Ayudarme?-

-Si, algo como avisarte si alguien escapa o algo por el estilo.-

-No seas tan temeraria, por lo pronto escondete detrás de ese árbol y trata de que no te vean-

Asenti tristemente.

Me encaminé hacia detrás del árbol donde me había dicho.

Vi como se acercaba a la casa sin preocupación alguna, tocó un par de veces la puerta. Se escucharon pasos rápidos desde adentro.

Ser Diferente No Me Impide Amar. Giotto Vongola.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora