Epílogo

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Desperté sintiendo el cuerpo pesado, ¿había funcionado? Fue lo primero que llegó a mi mente.

Abrí los ojos con pesadez.

El lugar en el que había despertado era diferente, me era muy conocido, los posters en las paredes, la tecnología en mi cuarto abundaba y había también una cortina de color azul degradado en vez de la cortina café con toques dorados que se encontraba en el cuarto el cual me había dejado Giotto.

Si, había funcionado.

Me levanté caminando hacia la ventana y abriéndola, me encontré con los edificios los cuales habían estado siempre frente a mi casa, unas lágrimas salieron de mis ojos. Apresurada fui hasta mi teléfono, chequé la fecha, me sorprendí al ver que solo había pasado una noche, eso quiere decir que todo fue un sueño.

Me dirigí de nuevo a mi cama, me dejé caer sollozando aún. Todo había sido un sueño, pero fue un hermoso sueño, levanté mi mano para limpiar mis lágrimas, pero algo me raspo un poco en la mejilla. Mire mi mano.

Sorprendida miré lo que había en mi mano, más específica en mi dedo anular, ahí se encontraba el anillo que me había dado Giotto al proponerme matrimonio.

Toqué mi cuello esperando encontrar evidencia también ahí, y si, ahí se encontraba el collar, me lo quité para mirarlo mejor.

Era el mismo collar, tenía plasmado en la piedra el escudo de Vongola.

Mis lagrimas no se hicieron esperar más, cada vez fueron más fuertes. Lo que me había dicho Talbot era cierto, aún tenía mis recuerdos, pero también conservaba mis pertenencias las cuales tenía antes de tomar esa bebida.

Apresurada, agarré mi teléfono y abrí la aplicación la cual tenía guardada todos mis mangas que había leído, abrí la de Katekyo Hitman Riborn. Empecé a leer a partir del arco de la sucesión, adelantando varios capítulos. Concentrada buscando donde hablaban sobre la historia de Giotto y Cozarto Simon.

Mi corazón dio un vuelco al encontrarme con que algo había cambiado.

Aparte de estar la historia que ya todos conocemos, había un capítulo entero que hablaba sobre la vida amorosa de Giotto.

"Objetivo número XXX

El joven Vongola antes de hacer su propia vida ya había experimentado lo que era el amor, una mujer la cual llegó para cambiar todo en la vida de él y sus guardianes, ella era llamada Lizzy, la amaba más que a nada, y le había propuesto matrimonio.

Pero ese matrimonio nunca pasó, ella desapareció y jamás la pudo encontrar, fue como si la tierra se la hubiese tragado o como si ella jamás hubiese existido.

La depresión invadió al joven líder de la familia Vongola, haciendo que sus guardianes se preocuparan.

Sin parar sus guardianes empezaron a buscarla para poder darle esas buenas noticias a su líder, pero nunca llego. Pasaron los años y aun no desistían en la búsqueda.

-Giotto, tienes que rehacer tu vida, no puedes seguir así-

-Cozarto, lo dices como si fuera algo fácil, lo que yo tengo es una enfermedad la cual no se cura con ningún medicamento-

-Pero puedes intentar olvidar con otra mujer-

El joven de cabellos rubios sonrió algo amargo, miró a su viejo amigo el cual había estado siempre pendiente de él desde que se enteró de lo sucedido.

-No podría olvidarla con otra mujer, además eso sería algo cruel para aquella que escoja-

-Solo piénsalo, ella te dejó una carta, te dijo que te amaba, ella solo quiere lo mejor para ti-

- ¿Lo mejor? ¿Dices que ella quiere lo mejor? Lo mejor para mí es tenerla a mi lado, quiero encontrarla, no la culpare de nada, solo quiero seguir mi vida con ella- algunas lágrimas salían del joven rubio.

El chico, Cozarto suspiró, todos estaban tan deprimidos como él, por el simple hecho de que ella había llegado para cambiar todo en ellos, sin siquiera darse cuenta.

Giotto, quien siempre se definió como un joven hermoso y siempre sonriente además de guapo y siempre peleado por las damas de la sociedad, ahora era un hombre con barba algo crecida, ropa desaliñada y además tenía ojeras pronunciadas.

-Ella, al enterarse de tu estado, podría ponerse triste, sal adelante por ella, piensa en ella, y aunque suene cruel de mi parte, busca a una dama que se parezca a ella, al menos tendrás ese consuelo-

-Si, eso fue cruel, Cozarto- sonrió amargo hacia su amigo. - Pero tienes razón, tal vez ella no regrese, pero ella estaría muy triste de verme así-

Cozarto sonrió hacia su amigo y asintió.

Algunos años después, una boda, la más sonada en toda Italia y en todo el bajo mundo, la boda entre el líder de la mafia y una joven dama de la sociedad, quienes aún recordaban algo de los años atrás, sabían que ese matrimonio era "un clavo saca a otro clavo" sabían que era cruel, pero todos preferían eso a ver de nuevo al cielo mismo, triste y sin ganas de vivir."


Ella lloraba sin parar al sentir ese terrible dolor en el pecho.

-Que cruel, pensé que me habían dicho que no quedarían recuerdos- solloce.

Hablé para mí mientras seguía llorando, me habían dicho que nadie me recordaría y eso estaba bien, ya que eso evitaría el dolor en Giotto, pero nada de eso pasó.

Ellos aún tenían los recuerdos.

-Me mentiste, Alaude- daba varias vueltas en mi cabeza para encontrar una razón por la cual me había mentido, pero nada llego a mi cabeza.

Me recosté en la cama de nuevo, no había reparado en mi vestimenta, tenía lo mismo con lo que me había cambiado en aquel mundo. Algo crujió en mi almohada.

Miré mejor, era una carta.

La abrí y miré de quien era, era de Alaude.

"Te preguntaras muchas cosas pero seré breve, si, tal vez te des cuenta antes de que leas esta carta, pero todos nos quedamos con los recuerdos, le pedí a Talbot que mintiera sobre eso, ya que sabía que decidirías no irte para no causarle dolor a Giotto, es por eso que en forma de recompensa, decidimos dejarte el anillo y el collar, además de que Talbot prepara algo para que regreses, nosotros seguiremos investigando, tal vez encontremos una forma  para conseguir tu regreso, tal vez no.

Por ahora solo vive tu vida, nosotros cuidaremos de él, al menos hasta que empiece a seguir su vida y no diré nada, así como lo prometí, será un secreto el cual nadie sabrá, por ahora cuídate y no te metas en problemas, si algo te pasa los demás sufrirán.

Alaude"

Limpie mis lágrimas, así que después de todo seguía buscando una forma de encontrar mi regreso, Alaude era mable a pesar de todas las cosas, solo tenían que conocerlo mejor.

Respire profundo, tome mi decisión, tenía que seguir mi vida, seguir por mí y por él, tenía que hacer de mi vida algo mejor y no solo desperdiciarla.

Al menos hasta que llegara el momento de esa noticia.

Me sentía agradecida por esos momentos inolvidables, y también por esas experiencias.

Agradecía a Giotto por hacerme conocer lo que era el amor y además la familia, cosa que en mi vida nunca había experimentado en realidad, siempre atesoraría ese primer amor.

Sabía que, si una vez pude conocerlo, dos veces ya no sucedería, era como tentar el destino, solo seguiría adelante con mis recuerdos en mi corazón.

Bese mi anillo, y coloque de nuevo el collar en mi cuello, eso era lo único que me quedaba para saber que no todo había sido un sueño.

Sonreí, sonreí para seguir adelante y que el dolor fuera menos.

Gracias a todos, gracias Giotto, gracias Alaude. 

Ser Diferente No Me Impide Amar. Giotto Vongola.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora