18. Cariño

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Harry frunció el ceño mientras leía el mensaje iluminado en la pantalla de su teléfono celular, comprobando la hora al mismo tiempo. Eran las diez y cuarto, lo suficientemente tarde como para un; "Debo hacer algo, vuelvo en una hora. Te amo Xx"

Era un poco extraño, se suponía que Louis había salido de la universidad hace más de seis horas y por lo que le había dicho en un mensaje de texto antes había estado con Liam mientras el chico estaba de visita a la ciudad.

Harry no quería desconfiar de su novio, por supuesto, pero aun cuando se había convencido (Y Louis lo había hecho también) de que esta vez sería distinto, aún quedaban secuelas de lo que había sido la decepción más grande de su vida.

Louis se estaba portando, en el mejor uso de la palabra, bien. Había llegado a casa (el departamento de Harry realmente) a las horas que debía llegar, estaba asistiendo a todas sus clases en la universidad, y cumpliendo sus horas en el trabajo, había llamado a Harry varias veces al día o enviado mensajes de texto, estaba siendo detallista y atento con él y bien, Harry no iba a quejarse porque esos dos últimos meses su relación estaba mejor que nunca.

Harry debía dejar de ser paranoico. Pero también debía ser realista, Louis se había convertido en un terreno poco seguro.

Él suspiro, sus rizos chocolates cayendo por su frente cuando el movimiento de cabeza los desato de la coleta. Él había decidido dejarlos crecer, pero ahora se arrepentía. Julio en New York no era lo más cálido.

Decidió concentrarse en seleccionar las fotos para la entrega final de semestre, lo cual era lo que debía hacer desde el principio y no pensar en que probablemente Louis estaba allí afuera engañándolo con alguien más.

Definitivamente la selección no estaba siendo tan simple como él había pensado en un principio y en ese momento odiaba infinitamente al señor Carter, su profesor de Fotografía Digital y la señora Peter su profesora de Técnicas de la iluminación por decidir unir ambos proyectos y darle un dolor en el culo a Harry. Y no era un buen dolor, en lo absoluto.

El suelo bajo sus pies tenía alrededor de treinta fotografías sin catalogar mientras él sostenía varios sobres con las que ya había pre-seleccionado anteriormente. Era allí donde Harry lamentaba no haber seguido su principal proyecto sobre la cultura de los Papúes, pero luego recordaba el gran dolor de cabeza ocasionado por un vuelo de 16 horas a Nueva Guinea, donde probablemente luego moriría por alguna rara enfermedad. Estaba bien, la cultura podría ser realmente interesante y en fotografía mostraría lo hermoso de ello, pero Harry apreciaba su vida, también.

Además, no había tenido tiempo para ello. Aquello era un proyecto grande, extenso, que requeriría mucho de su atención y una buena y profunda investigación de respaldo lo cual Harry no tenía en ese momento. Dos meses antes él estaba tirado en un sofá gris con envoltorios de dulces y embaces de helado terminado regado a su alrededor mientras se hundía en aquel hoyo oscuro que era el tener un corazón roto.

Así que se había ido por lo más accesible y no tan complejo. Su proyecto no era malo, no realmente, solo no había estado lo suficientemente interesado en el tema mientras tenía una relación que salvar.

Era un perdedor.

Una hora y veinte minutos después (Cuando su trasero ya estaba entumecido por estar sentado tanto tiempo en el suelo, la taza de café acabada y la pizza demasiado fría) la puerta principal se abrió.

Él lo sintió más que escucharlo, había algo simplemente en Louis que lo hacía sentir todo cálido y difuso en los bordes, incluso cuando había una pared entre ellos él era capaz de sentirlo.

Ex On The Beach - Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora