V E I N T I S É I S

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"¿Estás bien, amor?" chilló Naesung atropelladamente.

Yoongi asintió con la cabeza, aunque aún no dejaba de toser. Se encontraba agachado con las manos sobre las rodillas mientras intentaba filtrar un poco de aire fresco en sus débiles pulmones.

"Entonces volveré a adentro, Yoongs" se despidió en medio de una risa y se escuchó el sonido de la puerta.

El pelirrosa se echó sobre la tierra y tragó bien fuerte. Observó la arcaica camioneta de Seokwoo y se preguntó si sería una buena idea dormir en los asientos traseros.

Hacía aproximadamente nueve horas, Min, después de tres colectivos y una larga caminata en cuesta, pudo llegar a casa del más alto. Era prácticamente una mansión; enorme, blanca, elegante, costosa... el portón se abría solo e incluso un mayordomo lo encaminó hasta el salón principal para encontrarse con sus amigos.

Fue el último en llegar -con una hora de retraso-, por lo que se venían notoriamente desanimados ante la idea de esperar sentados en posiciones incómodas hasta llegar a la lujosa residencia del hermano mayor de Rowoon -del que aún no conocía el nombre-. Por otro lado, Naesung corrió a sus brazos y se apresuró a besarlo, preguntándole por qué no había llegado y confesando lo preocupada que estaba.

"Sólo se retrasó una hora" bufó Jung, con los brazos cruzados. Jimin le dio un codazo no tan ligero para que callase y éste sólo lo miró confundido.

Seokwoo apagó la televisión y con una sonrisa les indicó la salida al patio. Se encontraba entusiasmado pues habían pasado ocho meses de la última visita a su hermanastro, Baek Juho. Los cinco adolescentes caminaron al enorme jardín de Kim en el que cuatro autos del año se encontraban aparcados. La mandíbula del pelirrosa cayó hasta los costosos e impecables azulejos y sollozó internamente, preguntándose qué tenía que hacer para tener esa cantidad de dinero.

Al parecer Hoseok pensó lo mismo, pues al instante comenzaron a chillar cuales adolescentes viendo a su ultimate. Los alaridos se acabaron cuando Seok señaló la pequeña camioneta anticuada de color blanco con algunos rallones que se encontraba estacionada hasta el final.

Abordaron después de colocar sus mochilas en el maletero. Rowoon sería quien condujera -obviamente-, Naesung estaba en el lugar del copiloto; ya que era casi como una costumbre que había adoptado después de dos años visitando a Juho, y por último Hoseok, Yoongi y Jimin en la parte trasera en ese orden, puesto que Min no perdería una oportunidad de separar a la melosa parejita que, cabe mencionar, no derrochaba miel como usualmente hacía.

Seokwoo arrancó el automóvil y colocó un disco de música que el pelirrosa desconocía. Rowoon, Jimin y Naesung no dejaban de escandalizar sobre la asombrosa canción que sonaba y planeaban sugerírsela al instructor de danza. Mientras tanto, Hoseok y Yoongi hablaban sobre lo que tuvieron que hacer durante la semana para conseguir el permiso de sus padres mientras hacían bromas. Jimin los escuchaba en secreto, pues le resultaba loquísimo que Hoseok pudiese hacer reír a Yoongi con tanta facilidad. No sabía que el pelirrosa podía llegar a ser tan ruidoso; se veía tan feliz.

El viaje duró alrededor de dos horas y media. Más extasiado que antes, Seok se giró para avisar a sus amigos que finalmente habían arribado. Jimin se descolocó los auriculares, y Hoseok, que dormía sobre la rosada cabeza que reposaba sobre su hombro, comenzó a llamar a Min.

Cuando ambos se reincorporaron, notaron el lugar en el que se encontraban. Justo en el medio de la nada. Enormes árboles por doquier y un camino terroso por el cual habían llegado al parecer. Una pequeña choza de madera se encontraba frente a ellos y un hombre con pantaloncillos floreados, camisa desabotonada y huaraches salía de ésta con una sonrisa ladeada.

Friends [Yoonseok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora