V E I N T I N U E V E

975 143 16
                                    

La noche cayó rápidamente. Sombras gigantes se observaban en el piso y una brisa se colaba por su ventana. La madre de Yoongi le ayudó a limpiar sus heridas e incluso se ofreció a limpiar el desastre, a lo que el pelirrosa se negó rotundamente. Ella lo miró con comprensión y asintió, saliendo de su cuarto.

Se sentía exhausto. Sólo quería dormir por el resto del ciclo escolar y poder olvidarse de la mierda emocional en la que se había convertido su día a día desde que conoció a Hoseok.

Recogió las notas y las regresó a su caja. Obviamente no pensaba quedarse con ellas, por lo que decidió desecharlas en el bote de basura en la entrada de su casa.

Se sentó en el colchón y tomó la camiseta entre sus adoloridas manos. ¿En qué estaba pensando?  Tal vez en lo bien que quedaba con ellos; Hoseok era el sol de la mañana, se alzaba tímidamente para posteriormente brillar en toda su esplendor y aluzar al mundo entero con su simple presencia. Yoongi era la luna; aparecía todas las noches, acompañando a las personas en su dolor y felicidad, todas esas cosas que en la oscuridad son más bellas, más profundas; tal vez su único defecto era su falta de brillo propio, ya que necesitaba del sol. Y ahora lo había perdido.

Aventó el pedazo de tela por ahí y se echó en su cama con dificultad. Estaba cansado de todo y de todos, así que, si no iba a arreglar nada, al menos tendría algunas horas de sueño.

La alarma de las seis y media sonó. No podía ser un sonido más molesto, pues sentía que su cabeza estaba a punto de estallar. Tanteó el buró a su lado y cogió su teléfono para detener el ruido. Se levantó con dolor en la espalda; sus ojos se sentían hinchados, al igual que ciertas áreas de su rostro. Su rutina fue como la de cualquier otro día; se arregló, saltó su desayuno y salió a paso apresurado, pues se le hacía tarde.

No entendía por qué, pero sentía que la gente a su alrededor se veía especialmente feliz, lo cual lo hacía sentir incómodo y molesto. Claro que ese pensamiento se intensificó cuando sus compañeros, los cuales no tenían ni idea de su existencia hasta el día de ayer, le abrieron el paso viendo con asombro los golpes que adornaban su blanquecino rostro.

Rodó los ojos mientras escuchaba los indiscretos susurros sobre su apariencia, pues la mayoría especulaba que el creador de semejante obra era Kim Seokwoo. No estaban tan alejados de la realidad, ya que el moretón de su mejilla derecha era un bonito recordatorio que le dejó el gigante.

Rodó los ojos y se acercó a su taquilla. Su primera clase era Historia Universal.

El día transcurrió normal. Tomó apuntes, los cuales estaban llenos de garabatos, pues no le apetecía escuchar sobre la desastrosa vida amorosa de su profesor de inglés; recibió una grata calificación en su proyecto de física de la semana pasada e incluso aprovechó su tiempo libre informándose sobre los grupos de estudio que ofrecía la preparatoria.

A partir de ese día saldría una hora después los lunes, miércoles y jueves; pues serían los días en los que se reuniría con Kim Taehyung y Kim Seokjin, estudiantes de último grado que también estaban interesados en la misma carrera y con los que estudiaría para el examen de admisión.

Yoongi pensó que terminaría odiando a ese par, pero, para su sorpresa, fueron demasiado amables y entretenidos; y, aunque Taehyung fuese un tanto extraño y Seokjin no dejase de hacer bromas horribles, sus extrovertidas personalidades y sus ganas de estudiar estaban en equilibrio.

El de rosada cabellera se despidió de sus compañeros y quedaron de verse la próxima semana en el jardín trasero. Salió de la biblioteca y se adentró en el corredor en el que se encontraba su casillero. En su trayecto se encontró con Park Jimin acomodando sus libros. El pasillo se encontraba prácticamente desierto a no ser por ellos dos.

Friends [Yoonseok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora