“Quédese con nosotros joven Amílcar, lo ayudaremos y usted nos podrá ayudar con estas bestias.”… esas ultimas palabras que me dijo la Ministra de Justicia retumbaron en mi cabeza toda aquella noche. Un día era un don nadie que la gente esquivaba por su mal olor y apariencia un tanto roñosa, y al otro día era un Héroe de la ciudad de Geist, mi ciudad. Recuerdo que durante toda esa noche no dormi pensando en la manera en que yo podría ayudar. No termine nunca el secundario, me escape del orfanato a los 16 años y viví, va, sobreviví en esta mi ciudad desde hace 9 años. Con limosnas, trabajos temporales y en compañia de los animales callejeros como yo pude mantenerme cuerdo mientras los demás cargaban con responsabilidades.
Responsabilidad, que palabra. Creo que nunca habia cargado con tanta responsabilidad en mi vida, y mucho menos, nadie me habia pedido ayuda desde que tengo memoria.
Mientras divagaba en mis pensamientos y recuerdos, oigo que golpean mi puerta
-Son las seiscientas horas joven Amílcar – Se escucha desde el otro lado de la puerta, y distingo que esa voz es la del General Johnson – Hora de realizarle los análisis y pruebas para ver como destruir a estos demonios negros.
-Sisi, ya voy General. – dije mientras me cambiaba lo más rapido posible. Creo que nadie tenia mayor curiosidad sobre lo que sucedio el día de ayer más que yo. Al menos eso creo.
Al salir del cuarto estaba el General Johnson con dos soldados de escolta, eran Nicolás y Carl, sus fieles soldados. Diez segundos fueron los cuales permaneci en silencio antes de romperlo con esta pregunta:
-¿Puedo ver al Magnus Canis más de cerca? Fue tanta la adrenalina que tuve el día de ayer que no pude observalo bien como quisiera. – Comente mientras trataba de mirarlo a los ojos al General.
-Sabía que querrias verlo muchacho – dijo el General mientras miraba al Teniente Carl estirando su mano mientras que el Teniente sacaba de su bolsillo unos billetes y se los daba – Siguenos y lo verás.
En el camino el silencio volvio a aparecer mientras solo yo observaba con curiosidad cada puerta que nos rodeaba. ¿Qué habrá del otro lado? ¿Acaso extraterrestres o armas espaciales? El General noto mi cara de curioso y me dijo mientras golpeaba mi hombro derecho
-Tranquilo muchacho, estas bestias son lo único raro que tenemos en este lugar.
Me calmo por un momento, pero mi cabeza se hizo más preguntas: “…que tenemos EN ESTE lugar…”,¿acaso hay mas lugares reconditos en esta ciudad con otras cosas extrañas?¿Qué es lo que nos esta ocultando el gobierno?. Mis dudas cesaron cuando llegamos a la sala donde se encontraba el Magnus Canis muerto sobre una mesa enorme. El único Magnus Canis que tenian para analizar, o al menos tratar de analizar debido a que mientras entrabamos en la sala trataban de abrirlo con una sierra y esta misma se rompio frente a nuestros ojos.
-Tenga cuidado Doctora Canela. La necesitamos aún en nuestros establecimientos para que analize al joven Amílcar. – Dijo el General mientras me empujaba al frente de la doctora para que la saludase.
-Lo siento General, es que esta…bestia no se deja tomar una muestra de piel para poder analizarla. – comentaba la Doctora Canela mientras se sacaba los guantes de latex y caminaba a saludarme. – Tu debes ser el joven héroe del que tanto hablan. Ven conmigo te mostrare a la bestia, o Magnus Canis, como quieras llamarlo.
La Doctora me seguía hablando mientras caminabamos hacia mesa donde estaba la bestia. No recuerdo que me decia en ese pequeño camino a la mesa debido a que me quede absorto ante semejante animal, al menos la apariencia la tenia. Tres metros de largo por un metro ochenta de alto. Lo cubría una especie de pelaje filoso de color negro y en las puntas de ese pelaje tenia un colo azul bastante claro. Su cabeza, la parte de enfrente era lo unico no tenia pelaje filoso, pero era la parte mas fuerte de su cuerpo (según la doctora Canela). La unica marca que tenia en el rostro de esta bestia era la de mi puño y rasguños apenas en su pelaje. Más alla de su apariencia, sus ojos, sus ojos eran lo que me sorprendian: no tenia. Habian dos agujeros negros, vacios, huecos…y su mandibula con cada colmillo que tenia sobresalientes de él.
La verdad, me puse a pensar: ¿Yo voy a enfrentar estas bestias? ¿Yo solo tengo este “don” para eliminarlas antes que nos eliminen a nosotros?. Supuestamente soy el único capaz de enfrentarlos…entonces la pregunta que más retumbo en mi cabeza es: ¿Por qué soy el único que puede?
ESTÁS LEYENDO
Amilcar: Héroe En Progreso
Science Fiction¿Qué pasaría si una mañana despiertas con un don extraordinario y ademas, ese mismo día salves al mundo con ese don? Sería fantastico, no? Para Amilcar fue el inicio de una vida de aventuras, pero también una vida sin paz.