Dos semanas han transcurrido desde la aparición del primer Magnus Canis en mi vida. Esa mañana la cual pase de ser un completo don nadie a un héroe conocido por todos en mi ciudad y el mundo. Pero, ¿Acaso goce de algún tipo de privilegio? Para nada. 14 días de análisis sanguíneos. 14 días de muestras de orina, inyecciones cada dos días de un líquido azul el cual (según la Dra. Canela limpiaba todo tipo de microorganismo que afectara el análisis sanguíneo) y el día de hoy, 14 de febrero del 2018, me toca el chequeo con Rayos X. Nunca tuve tantos análisis en mi vida y se siente raro, pero esto me ayudara a descubrir el porqué de mi supuesto don, si es que por ahora lo podemos llamar así.
Por ahora los estudios vienen bien según me respondieron el Gral. Johnson y la Dra. Canela. Hay leves detalles en mi sangre los cuales al intentar estudiarlos más minuciosamente, los glóbulos rojos se alteran y no permite a los científicos trabajar más a fondo en ellos. Tengo que hacer ejercicios diarios y alimentarme bien mientras cinco doctores y científicos me observan como si estuvieran viendo un espécimen extraño. No los culpo, yo miraría extraño a alguien extraño… ¿Quién no lo haría? Al finalizar el examen de rayos x me dijeron que mañana por la mañana realizaremos el examen de fuerza y visión. Me levantaron a las 06:00 am, o como ellos le dicen, las 600 horas. Me hicieron correr 3 kilómetros, va, intentaron hacerme correr 3 kilómetros. Creo que habré corrido 500 metros y no pude dar mucho más de mi esfuerzo. Como repetí anteriormente, todo esto era muy nuevo para mí. No voy a olvidar las caras de cada uno de los científicos y soldados a la hora de realizarme el examen de fuerza. Nunca vi tanta gente observándome… expectante a que hiciera algo extraordinario. Soldados, Doctores, Científicos y hasta el mismo Gral. Johnson y sus colegas de alto poder en la política mundial. Empezaron trayéndome un tanque de guerra y dos misiles desactivados
-Bueno joven Amílcar – dijo el Gral. Johnson mientras se sentaba en su silla – Deléitenos con una muestra de su fuerza. Esa fuerza que derribo al Magnus Canis de un solo golpe. Mire que hemos intentado derribarlos de todas las maneras imaginables y no logramos hacerle más que míseros rasguños.
No respondí y fui directo al tanque como intentando probarme, probarme a mí que era más que un simple ser humano. De pequeño escuchaba frases tales como “Cada uno es único en el mundo” o “nacimos con un propósito específico en nuestra vida” y hasta hace unos cuantos días creí que eran puras estupideces. Mire al tanque, mire al “publico”, volví a mirar al tanque y coloque mis manos en la parte trasera del tanque, y nada paso. Todo esfuerzo que daba por intentar levantarlo fue inútil. No escuche risas, mucho menos burlas, solamente oí las voces de toda la gente ahí presente que esperaban algo extraordinario de mi parte. Admito que yo también lo esperaba. Pero nada sucedió.
-Probemos con algo más pesado – comente tragando saliva – Tal vez este “don” se activa solo con cosas, o en este caso bestias bastante pesadas. ¿No me dijo usted General que el Magnus Canis tuvo que ser traído hasta aquí con dos helicópteros del ejército? – comente mientras trataba de auto convencerme y convencer a los demás que no era ningún fraude, que yo si había golpeado a la bestia y esta misma cayo rendida al suelo.
-Probemos! – Dijo el Gral. Johnson mientras se paraba de su silla, pero esta vez se acercó hacia donde yo estaba.
Camine hacia los dos misiles desactivados que estaban al lado del tanque y coloque mis manos mientras me agachaba haciendo gesto de que eta vez iba enserio. Nada volvió a ocurrir.
-Tal vez esa bestia ya estaba muriéndose y falleció segundos antes de tocar a este hombre.
Logre escuchar de uno de los soldados que estaban ahí presente. No entendía muy bien la situación, ¿será realmente como decía el soldado? Tal vez si lo mato mi olor nauseabundo y no mi puño.
-No lo entiendo – Dijo el Gral. Johnson mientras se tocaba su barba casi canosa – El satélite Halcón graba todo y esas fueron las imágenes captadas. Cuando lanzaste el golpe contra la bestia, esta cayó muerta al piso. Tuviste que haber sido tú el que la asesino.
-Yo sigo sin entender – comente ahora dudando de lo que hice aquel día - ¿Habrá otra explicación General?
-Debe de haberla joven Amílcar. Estoy seguro que la hay. – decía el Gral. Johnson mientras me daba dos palmadas en mi espalda. – Tal vez solo funcione con las bestias hijo. ¡Todos vuelvan a sus puestos de trabajo jóvenes! No habrá espectáculo el día de hoy. Lo intentaremos mañana, el joven Amílcar debe de estar muy cansado para hacer muestra de su habilidad
Los soldados y cada una de las personas ahí presente se retiraron comentando que era un fraude, otros que estaba fingiendo para poder irme y así infinidades de comentarios los cuales no alcance a escuchar debido a que hablaban muy bajo. Desde que estoy en el Abruptum no he dejado de cuestionarme muchas cosas y traer al recuerdo preguntas que me hacía de niño, solo que esta vez más profundas.
¿Mis padres tendrán algo que ver con “mi don”? ¿Qué pasa si mañana no pasa nada de nuevo como el día de hoy? ¿Qué planes tienen para conmigo el ejército?
Mi vida ahora era solo puras preguntas…y yo que estaba tan cómodo en mi callejón.
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Amilcar: Héroe En Progreso
Science Fiction¿Qué pasaría si una mañana despiertas con un don extraordinario y ademas, ese mismo día salves al mundo con ese don? Sería fantastico, no? Para Amilcar fue el inicio de una vida de aventuras, pero también una vida sin paz.