Capítulo 11: ¿Dónde están los vigilantes de seguridad cuando se les necesita?

55 5 3
                                    

NARRA MARY:

No quería jugar a bolos con ellos, con Max sí, en la cafetería mantuve alguna que otra conversación con él y descubrí que esas pintas de chico duro son simplemente una máscara. Con el que no quería jugar era con Harold, pero tampoco me hacía gracia que él se enterara así que saqué mi mejor sonrisa y asentí. Juraría haber visto una pícara sonrisa en el rostro de Harold.

Supuestamente le tocaba tirar a Neil, pero como no había terminado de comer, mejor dicho, devorar sus patatas, (yo no sé como este chico no engorda) le tocó a Max. Este hizo un incleible e inesperado semipleno. Se giró, me giñó el ojo y se acercó.

- Semipleno, supéralo, rubia.- Dijo Max.

- Sin problema, moreno.

Tiré la bola con fuerza. Está pegó justamente al bolo del centro, el cual fue empujando a los demás, produciendo una especie de dominó. Hice pleno. Mire a Max con una sonrisa vencedora. Él estaba incrédulo, no se lo esperaba. Me sentía bien, muy, muy bien. Había ganado a uno de los chicos más populares del instituto y eso me hacía sentirme... Importante.

- Ha sido fácil, por cierto, soy morena clara, no rubia.

En ese momento miré a Harold, ya que le tocaba a él. La bola hizo un recorrido casi exacto al que había hecho la mía segundos antes, hastá que golpeó los bolos, haciendo pleno. Me pareció oirle susurrar "¿Casualidad?." Y continúo murmurando algo que no llegué a entender. Entrecerré los ojos intentando comprender a qué se refería.

Noté como la boca se me secaba de repente, pidiendo ansiosamente algún líquido, así que dije:

- Me voy a por algo para beber, ¿quereis algo?

- Te acompaño.- Dijo Harold. "Mierda"

- Yo voy con vosotros también.- Agregó Max. "Mucho mejor..."

Me giré para adelantarme a ellos, esperando que ellos se quedaran atrás hablando de fútbol o de la próxima fiesta en la que arrasarían. Pero no. Cada uno se puso a un lado, Max a mi izquierda y Harold a la derecha. Llegamos al mostrador y pedí yo.

- ¿Me pones un Nestea, una Coca Cola Light y...? ¿Qué querías tú, Max? -Me giré para preguntarle.

- Una Fanta de naranja, por favor.- Dijo Max, dirigiéndose al camarero.

- ¿Cómo sabes que quería una Cocacola Light si no te lo he dicho?- Preguntó Harold, con la sonrisa tierna y llena de esperanza de la que me había enmorado tres meses antes, porque obviamente, ya no lo estaba. Harold había sido un chico más. No me arrepiento de absolutamente nada, pero no lo volvería a repetir ya que tendría que volver a pasar por lo mismo y por la tremenda depresión en la que caí el último día que lo ví y, al parecer, el último día de mi vida, porque no había vuelto vivir desde entonces. Nunca me había sentido igual de llena desde el día de nuestro último abrazo.

La respuesta a su pregunta realmente era: "Pues mas o menos, supongo que será porque estuve enamorada de tí desde que te conocí hasta hace algunas semanas y todos los días recuerdo tu bebida favorita al bajar al mismo bar de siempre, con el mismo camarero y en el mismo taburete, pero sin ti. También recuerdo tu canción favorita, Isn't She Lovely de un grandísimo Stevie Wonder, la misma que me recordaste cuando me lesioné y no puede animar. Básicamente, porque nunca me he olvidado de ella y porque tú eras el único al que estaba dispuesta a escuchar las 24 horas del día. Porque te quiero y siempre te querré, pero no como antes, no es la misma clase de amor y espero que a ti te pase lo mismo, por que lo nuestro nunca podría ser, Harold, y menos ahora."

Pero obviamente, esas no fueron la palabras que salieron de mi boca. Lo que dije fue:

- No se, intuición femenina, supongo.

Cogimos las bebidas y las llevamos hasta la mesa que los demás ocupaban. Estuvimos jugando a bolos durante una hora. Sinceramente, me lo pasé genial. Mejor de lo que me esperaba. Max y Harold eran muy graciosos y siempre estaban haciendose bromas entre ellos y los demas nos reiamos. Mas tarde Tommo se unió a la tanda de bromas e insultos "cariñosos", así fue como Harold los definió cuando les regañamos por ser tan infantiles. Al parecer, Zac no podía quedarse atrás y dijo a Tommo en defensa de Max:

- Al menos a el no le gustan las chicas que comen zanahorias subidas a un Lamborginni.

Todos rieron y después Neil se unió. Este hizo algún comentario y todos se abalanzaron sobre él. No parecía asustado, es mas se reía. Los demás tenían cara de enfadados pero se notaba demasiado que era fingida, en realidad también iban de broma.

- Pobre Neil, dejadle que se coma sus patatas en paz. - Dije entre risas.

- Oh, ¿Tienes envidia? ¿Quieres tú también?. - Dijo Harold mirándome.

Harold hecho una mirada a los demás y no sé muy bien lo que significaba pero estos me miraron como si yo fuera un trozode carne y ellos llevaran veinte dias sin comer. Retrocedí instintivamente. ¿Debía tener miedo? No, no había nada que temer, ellos sólo estaban jugando. ¿Que podían hacerme? Eran simples chicos, lo peor que habían hecho era darle una paliza a Axel Collins,como hizo Max, o como cuando Tommo tiró todos los cuadernos de Angela Pairs por la ventana o llenar la clase de petardos y encenderlos cuando venga el profesor. Definitivamente, las diferentes cosas que podían hacerme, cada cual más cruel que la anterior, eran innumerables, así que... ¡Corre, Mary, corre por tu vida!.

Comencé a correr hasta salir de la bolera pero, como tenía previsto, ellos eran más rápidos y más numerosos que yo, así que no les costó gran esfuerzo alcanzarme. Neil me agarró y con la ayuda de los otros me subiron sobre sus cabezas.

- Y ahora, ¿qué hacemos con la señorita Roberts? - Preguntó Leeyum.

- He oído que hay una fuente preciosa a la entrada del centro comercial. Me han dicho que el agua está muy fresquita y con el tiempo que hace no vendría nada mal... ¿no crees, Mary? - Dijo Tommo,con su famosa sonrisa irónica.

- ¿Bromeas? ¡Pero si está lloviendo! - Grité con la esperanza de hacerlos reflexionar sobre meterme en la fuente o no, porque eso era lo que tenían previsto hacer.

- Mucho mejor. El agua natural siempre es mejor que lo artificial. - Dijo Harold. Lo fulminé con la mirada y sólo obtuve una carcajada por su parte.

-A ver, chicos, comportemonos como personas civilizadas, recapacitemos. Pensad que si salimos ahí fuera, vuestras chaquetas quedarán empapadas por la lluvia. Zac, la tuya es de cuero y todo el mundo sabe que el cuero se estropea con el agua, así que lo mejor será que volvamos a nuestros coches, regresemos a casa y veamos una película de esas de zombies que tanto os gustan, si quereis. Además, os invito a una pizza. Estais todos preciosos hoy, ¿os lo había dicho? - Dije utilizando la misma técnica que usaba cuando intentaba convezcer a mi madre.

Para cuando me dí cuenta, ya estaban cruzando la puerta de salida, conmigo cargada sobre sus hombres. ¿Dónde están los vigilantes de seguridad cuand se les necesita? ¿Un grupo de jóvenes corriendo y vociferando por los pasillos con una chica a hombros y nadie se inmuta si quiera?.

En el momento en el que mi piel rozó la fría lluvia, las palabras que salieron de mi boca fueron ochenta y siete veces más desagradables que las que habia pronunciado segundos antes.

- ¡Chicos, bajadme ya! Me voy a coger una pulmonía enorme y os juro que ninguno de vosotros se librará de pasar todas las noches en el hospital conmigo. - Dije con enfado. Enfado que después se convirtió en diversión y es que ver a Neil dando vueltasy saltando bajo la lluvia mientras canta "Singing in the Rain" alegra el día a cualquiera.

La risa se apoderaba de mi cuerpo hasta que al final casi ni podía respirar. Estos eran mis amigos, te hacían reír sin parar y con ellos el tiempo se te pasa volando. Son lo mejor que tengo.

Muchíisimas gracias a todos por leer mi historia. Comeentaad, me encantaa leer lo que me escribís. Os quieeero, BESOOS MILES.

WILD ONES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora