Capítulo 7: La "reconciliación"

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¿Ese mensaje era verdaderamente de Harold? Sí. Sí, que lo era.

Ahora tenía un problema. ¿Debería ir? Bueno, llevaba más de una semana ignorandolo y, la verdadiad, necesitaba una respuesta. No podía verle todos los días en la Universidad y pasar de largo cómo si no habría pasado nada, como si mi corazon no se aceleraba cada vez que escuchaba su nombre, como si no revolotearan mariposas en el estómago cada vez que habría la taquilla o salía a exponer un trabajo.

Lo tenía claro, iba a ir. Pero no pensaba arreglarme ni maquillarme demasiado como haría la mayoría de las chicas cuando queda con alguien, porque si Harold realmente me quería, me tendría que querer tal y como soy, con ojeras o sin ellas, con espinillas o sin espinillas.

Porque yo lo quería con sus propios rizos, con sus blusas de corazoncitos y con el lunar que tenía junto a la nariz. Yo lo amaba.

Y fui.

Llegué al parque dónde siempre quedábamos, dónde compartimos nuestra manzana caramelizada y dónde me cogió la mano por primera vez.

Harold apareció por un camino bordeado por flores de colores primaverales. Sentía la necesidadde abrazarlo y de tocar su piel. "Aguanta, Mary, agunta" Me decía mi subconciente, pero antes de darme cuenta mis pies había comenzado a moverse rápidamente hacía él.

Corrí en dirección al camino por el que Harold había aparecido. Alguna que otra lágrima salía de mis ojos y no se si era de alegría por volver a poder hablar con él o emoción, o simplemente rabia por todo lo que había sufrido, pero el es mi medicina, aunque también fue mi enfermedad.

Harold no se esperaba esa reacción, seguramente se esperaba que le gritara y le reprochara todo, pero ya habría tiempo para hablar y reprochar más tarde, ahora sólo quería recuperar los buenos momentos perdidos en todo este tiempo.

Sonrío y abrió sus brazos para luego cerrarlos de nuevo y acogerme en ellos. Echaba de menos la calidez de sus abrazos. Lo apreté fuerte y él hizo lo mismo conmigo.

- Mary, te he hechado de menos. Necesito que sepas que yo no quería hacerlo pero ella me agarró y para cuando la intenté separar ya era demasiado tarde. Yo sólo te quería, te quiero y te querré a ti. Pero cuando me giré para verte y te ví con Nathan...- Dijo y juraría que de sus ojos salió una lágrima.

- Yo sólo lo hice por que pensé que lo hiciste para humillame y no podía...- Dije.

- Te quiero, Mary Roberts.

- Y yo a ti, pero creo que deberíamos ser amigos por un tiempo y esperar a que la confianza entre ambos mejore.

- Estoy de acuerdo.

Y así como una nueva era comenzó. La era de la amistad.

- Pero ¿tú tienes algo con Nathan?

- Lo únicovque tengo es una amistad, es más agradable de lo que parecía, te caerá bien.- Dije y Harold me miró.

Harold me invitó a un café. Había momentos en los que pensaba que él me iba a besar y tenía miedo, porque de alguna forma, sabía que no iba a decirle que parase y recordarle nuestro pacto de amistad. Por ejemplo, cuando fuimos a coger el café y la chica que atendía me lo entregó, ambos fuimos a cogerlo a la vez, de manera que su mano quedó sobre la mía.

Nos miramos el uno al otro y el sonrió. "No, no lo hagas, no me mires así, no sonrías así, deja de ser tan perfecto" Pensé.

Al rato, nos compramos un helado. El mío era de fresa y el de Harold de chocolate. Caminamos por cinco minutos mientras lo comíamos.

Harold alargó su mano y me plastó la parte superior de su helado en la nariz, de manera que toda ella quedó pringada de chocolate.

- Morirás, Harold Sweits.- Dije antes de hechar a acorrer para perseguirlo.

Fingí que me había caído y que me había hecho daño en el tobillo. Harold se acercó corriendo a mí.

- ¡Mary! ¿Estás bien? ¿Te duele mucho?- Dijo preocupado.

- No, ayúdame a levantarme.

Le agarré de la mano y tiré de ella haciendo que Harold cayera al suelo, justo a mi lado. Yo me levanté y él seguía en el suelo.

- Señor Stweits, ¿va a llevarme a casa o piensa quedarse ahí tumado hasta el resto de nuestras vidas?- Pregunté con algo de chulería.

- Está bien, pero te aviso que la tuya será corta- Dijo irónicamente.

Harold me llevó a casa.

Me tumbé en mi cama, mirando al techo y comenzé a pensar en él.

En que ya podía hablar con él y podía ser alguien para él, pero no podía besarlo. Quería algo más que una amistad, pero de momento, tendría que esperar a que me demuestre que puedo confiar en él. Esta tarde, me había demostrado que no había cambiado, que seguía siendo el mismo chico de rizos y ojos verdes del cual me enamoré. Seguía siendo Harold Stweits.

Siento mucho que este capítulo haya sido corto, pero es que no me llegaba mucha inspiración y prefería hacerlo más tarde. No os olvidéis de votar, comentar y pedir capítulos. GRACIAS POR LEERLO.

Capítulo dedicado a dianika12-31, carapato07 y ekaitz601.

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