La batalla.

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No podía, o más bien, no quería avanzar más. Las montañas se alzaban negras e imponentes en el cielo. Alrededor, la tierra era yerma y seca. No crecía nada, en el cielo las nubes eran oscuras y el cielo gris. Empezó a pensar que quizás no tenía sentido ir allí. ¿Cómo se iban a encontrar las ruinas de una ciudad antaño hermosa en ese paraje? Reprimió un escalofrío, seguro que al final, había ido para nada.

Acababan de asentarse ahí, el ejército, estaba completo y dentro de poco empezaría la batalla. En ¿Días? ¿Horas? No tenía ni idea. Suspiró, "Todo va a salir bien" "Todo va a salir bien" se dijo.

Esa noche, los capitanes y superiores debatirían con Gil-Galad y Elendil ( el rey de los hombre de Gondor) las distintas estrategias y estado del ejército. Dejando cada pelotón a cargo de un teniente o sargento.

-Tiene que estar al llegar. -farfullaba el capitán. -¡Ah! Aquí está. -el elfo con armadura y capa se bajó de su caballo, ejecutó el saludo formal a su superior y se quitó el yelmo. -He aquí el teniente Areithel Eran. Mientras yo no esté él será el responsable de vosotros.- después, dirigiéndose a su hermano le dijo- estos son los pelotones 6, 7 y 8.

-Sí, señor.- dijo este. Cuando el capitán se fue, dijo- Volved a lo que sea que estuvierais haciendo. - todos sus compañeros se dieron la vuelta para reanudar sus charlas, guardias y canciones. -Excepto tú, Curudil.- Curudil sonrió, había echado de menos a su hermano.

-¿Desea algo, teniente? -dijo en tono burlón.

-Yo también te he echado de menos hermanito. -dijo el mayor.- Siéntate. - se sentaron en unas rocas - ¿Todo bien por aquí?

-Sí, un poco aburrido.- dijo Curudil, después del encontronazo con Mîrwen no había pasado nada interesante o al menos no tanto. El recuerdo hizo que sonriera bobaliconamente.

-Ya veo.

-¿Te vas a quedar? -preguntó.

- No lo sé, ahora los capitanes están asignando a cada pelotón un teniente, pero quién sabe, puede que me quede con el tuyo. - dijo Areithel. Curudil sonrió, la perspectiva de combatir codo con codo con su hermano sonaba bien.

Las horas pasaron, Curudil, su hermano y los demás estuvieron hablando, cubriendo guardias... etcétera. La impaciencia se apoderaba de él. Quería saber si su hermano estaría con él, si entrarían en combate rápido y si se podría acercar, aunque sólo fueran unas miraditas al terreno donde supuestamente, estaban las ruinas. Fue entonces cuando el capitán interrumpió con su caballo. Todos se giraron hacia él.

-¿Y bien? -le preguntó Areithel.

-Tu presencia es requerida junto al pelotón 6 -el corazón de Curudil empezó a palpitar muy fuerte- del flanco- "¡izquierdo!" Decía Curudil en su cabeza. -central. - Curudil frunció el ceño.

-De acuerdo. -dijo Areithel. -¿Me permite...?

-Por supuesto- dijo el capitán- Curudil, acompáñalo.

Curudil siguió a Areithel a donde estaba su caballo. Su hermano lo miró un tanto apenado. Curudil sonrió. Se abrazaron.

-Cuídate hermanito. -le dijo.

-Lo haré, cuídate tú también.- dijo Curudil. Areithel asintió, se subió a su caballo y salió al galope. Volvió con el resto.

-... El pelotón número 7, - decía el capitán- se posicionará más al norte que el 8 y aguardará allí hasta que o bien sean emboscados o los llamen para ayudar al central.
>>El 6 -el corazón de Curudil dió un vuelco, ese era el suyo- estará más al sur y también se mantendrá en guardia permanente para evitar ataques laterales. A no ser que como los anteriores, los llamen.
>>En vosotros recae que nadie penetre en el centro. -Curudil suspiró, podía no sonar tan bravo como estar en el frente pero... También era importante. Y menos peligroso.

Las ruinas de Beleriand.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora