Epílogo

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Había perdido el hacha, Un enano sin hacha, ni es enano ni es nada. Solía decirle su madre. Y él, estaba a punto de convertirse en eso, nada.

Dori corría y corría, pero sabía que no habría escapatoria. Quién le hubiera dicho, que iba a acabar así, corriendo y corriendo, abatido por el zarpazo de un wargo. Él estaba en la retaguardia del ejército enano durante la que llaman la batalla de los 5 ejércitos, cuando los wargos se abalanzaron sobre ellos. Y a ese, le había dado por perseguirlo. "Ori es más rápido..." Pensaba, justo cuando una raíz salió a su paso haciéndolo tropezar.

Se había torcido el tobillo y no podía correr. Se dió la vuelta en el suelo y vio, como el monstruoso lobo se paraba, aullaba y se abalanzaba corriendo hacia él. Dori se encogió. El lobo saltó con las garras por delante.

Un reguero de sangre manchó la nieve a su alrededor. El cuerpo decapitado del lobo cayó a su izquierda y la cabeza a su derecha.

Dori se levantó apoyándose sobre una pierna, se dió la vuelta para agradecerle a su salvador el hecho de que lo hubiera salvado. Se encontró con un elfo, no podía ser un elfo de los bosques pues no llevaba armadura. Tenía el pelo largo y castaño y llevaba una espada en la mano la cual tenía la empuñadura dorada con zafiros y en la hoja, cerca de la empuñadura había grabado una E. Dori no lo sabía, pero era una E de Eran el apellido de Areithel, su salvador.

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Y aquí termina la historia de los hermanos. Gracias por leer, votar... etcétera.
Besos:
E.R.Tonks

Las ruinas de Beleriand.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora