Cap. 2 EL FRÍO SE FUE

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La nieve caía y se deshacía sobre la acera platinada. Las calles vacías contemplaban el cielo iluminado por la luna y se mantenían llenas de farolas encendidas. Suena tranquilo ¿No? Pero al mismo tiempo Junior moría aún sin estar vivo.

-Sabias lo que iba a suceder Jaebum ¿Y aún así lo enviaste a la tierra? -Cuestionó Junior en un tono de voz que casi le desgarraba la garganta, pecaba de ira y aunque trataba de controlarse aquel cuerpo humano no se lo permitía. Su mano derecha presionaba su pecho, justo donde se encontraba su corazón en aquel cuerpo. Dolía. En su garganta se hacía un nudo que le robaba el aliento.

-Sabias que era una prueba Junior.

-¿Conoces las consecuencias verdad? -Cuestionó éste dando la vuelta, dándole la espalda para que no mirara ninguna de las lágrimas que bañaban sus mejillas. No eran sus lágrimas, como su custodio debía saber cuando Mark lo necesitaba, sentía su miedo, sentía su angustia; sentía su dolor. Cada noche, cada que el corazón de Mark se oprimía, cada que usaba su poca fuerza para hacer lo que más le lastimaba; alejar a Jackson. Al inicio era sencillo, sonreía y sólo lo abrazaba con una sonrisa ingenua, luego su corazón acelerado era detenido echando a correr con algún pretexto y pasados los meses Mark quería fundirse con Jackson, unirse en cuerpo y alma deseando que nada los separara, implorando al cielo que no le arrebataran las alas si elegía ceder a sus deseos.

-Mark también sabia las consecuencias y deberá elegir su camino.

Había sido suficiente el dolor acumulado en su pecho; Mark lo necesitaba. En el cielo se escucharon las nubes frías cuando Junior cerró el portal con prisa, con toda la furia que se acumulaba con cada sollozo de Mark. Dentro del apartamento que compartía con él se acercó hasta la sala, Mark se había quedado dormido; sus mejillas y la almohada estaban húmedos. Acarició su cabello rubio negando con la cabeza y lo movió un poco hasta hacer despertar su cuerpo.

-Viniste Junior -. Mark se acurrucó a su costado y reposó la cabeza en la curvatura de su hombro.

-Solo debes pasar la prueba Mark, por favor...

-¿Dejar a Jackson? ¿Irme a condenar a los chicos malos y olvidar que lo amé para condenarlo también? Sabes lo que ha echo, ha actuado mal y no quiero ser yo quién lo encierre en el infierno.

-Solo se que esto no puede seguir así.

-Tome una decisión, llegas tarde -. Junior lo miró preocupado, había sentido los latidos acelerados del menor cuando usó las manos para que se separa un poco y pudiera mirarlo.

-Mark... No puedes hacerlo. ¡¡NO!! ¡¡me enviaron para protegerte!! Eres parte de mi, es como si cometieras un suicidio -. Junior se puso de rodillas frente a Mark.

-Perdonadme -.El susurro fue bajo, como cuando corres hasta que tu voz ni siquiera sale de tus labios, como cuando la voz te traiciona y se esconde.

Los brazos de Junior rodearon a Mark en forma de protección. Comenzaba a sentir culpa, él fue el causante de que se topara con Jackson, él fue el que olvidó recibirlo el primer día. Las cosas de humanos eran interesantes y había comenzado a amar algunas que los humanos olvidaban por completo como sentarse en el parque mirando pequeños ángeles sin alas jugar y pedir helado, sentir el viento o saborear algún fruto.

- No te culpes Junior, si me elegiste es porque sabias que podía. Lamento decepcionarte pero... he decidido renunciar a mis alas -. Su llanto casi había impedido que las palabras fluyeran de manera coherente, sin más había tomado una decisión en la que no importaban ninguna de las ordenes del arcángel Jaebum. Junior gritó y Mark ensordeció, tapó sus oídos con fuerza para no escuchar un solo atisbo de la furia de Junior. Pero afuera, en cada una de las calles la gente caminaba sin percatarse, sólo Mark lo escuchaba.

‡◕ ◕ ◕‡

Jackson caminó sin rumbo un instante, minutos, horas, no lo sabia realmente. Limpió una lágrima que comenzaba a escurrir y apretó los labios, se preguntó cuál era la respuesta para con Mark, se cuestionó porque el menor solamente lo alejaba sin explicaciones. Su mente ataba ideas sin sentido y todas parecían irreales por algún motivo.

-Tal vez no te conozco -. Murmuró mientras tomaba un poco de nieve entre sus manos. Las mismas que comenzaban a temblar bajo el frío de su escarcha -. Solo déjame estar a tu lado Mark. Sólo eso.

La bola de nieve se amoldaba al movimiento de sus dedos, pero no obtenía ninguna forma y al final se estampó sobre la acera blanca. Estaba enojado. Pero la pregunta era ¿con quién? ¿Con él mismo? ¿Con la vida? No lo sabía. La impotencia le producía ceguera, no lo dejaba escuchar y tampoco le permitió hablar, caminó a casa y abrió sin mirar la cerradura. Se detuvo un momento, quería escuchar algún sonido pero al final no escuchó nada, es que la soledad no habla.

La historia de un chico que no tiene a nadie en el mundo no era de él, Jackson había crecido en el seno de una familia amorosa, tenia dos hermanos y una madre que se preocupaba por él y la amaba pero... No eran su familia. Jackson al ser un recién nacido fue abrazado por otra mujer, una que prefirió conducir ebria a pasar el resto de su vida a lado de su hijo. Quería amarla pero tampoco podía dejar de odiarla, era joven, no tenia quien la apoyara pero lo tenia a él. Jackson había perdido la cuenta de las veces en que se preguntó si había sido un mal hijo, si no se merecía decirle mamá, tal vez ni siquiera merecía vivir.

Sobó su muñeca despacio, como si el hilo rojo se apretara y le cortara la circulación. ¿Regresó al bando de Park? No, el insomnio había quedado atrás, o al menos eso es lo que creía, continuó dando clases de Basquetball sin tener una sola noticia de Mark, parecía que ignoraba sus llamadas y se había mudado de departamento, o al menos eso fue lo que le dijo Junior todas las veces que lo echó a empujones. Tal vez todo había terminado para ambos. Con ese mismo pensamiento salía de casa cada mañana, como un zombie que no desayunó ningún cerebro; andaba despacio, ajeno totalmente a lo que lo esperaba fuera de casa. Esa mañana al llegar a su oficina dejó sus cosas sobre el sofá y se sobó las muñecas con desesperación, parecía que ese día hacía mas frío, dio vuelta y se detuvo antes de andar. Sobre su escritorio lo esperaban un par de guantes, unos blancos con copos de nieve dibujados en color rojo. Algunos copos grandes, otros mas pequeños. Al tocarlos sonrió, los guantes eran suaves, tanto como si fueran de un algodón que no conocía.

-¿Cuando le harás caso a Mark? - Cuestionó una voz conocida a su espalda y su estómago cosquilleo -. ¡Ya sé! -Mark salto tapando su rostro y sonrió de forma aniñada; Jakson lo supo-. Te compraré una de esas bufandas con guantes, pero ahora usa esos.

Parecía que su cuerpo ahora mantenía su calor y no hacia tanto frío, pero tan sólo podía estar seguro de algo. No se sentía así por llevar los guantes puestos.

ÁNGEL SIN DESTINO  ּ ᵐᵃʳᵏˢᵒⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora