Primavera

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Tal vez ya no son aquellos mismos días de verano, donde el extraño perfume de mi cuerpo tenía un poder embriagador sobre ti. Donde las flores de los arbustos, de aquellos lugares cómplices de nuestros encuentros, aún no se marchitaban y decoraban de una forma mágica las calles que solíamos recorrer. En aquel verano de plástico con la fecha de vencimiento puesta en los primeros días de otoño, donde muchos falsos amores se interpusieron en caminos que nunca debieron separarse, pero que lo hicieron porque tal vez el olor a plástico nuevo siempre resulta un poco atractivo, pero que únicamente lo es al inicio.

El invierno ha llegado, junto contigo, junto con todas aquellas cosas que ello implica. La falsa vegetación de plástico, que representa a los falsos amores, ha desaparecido. La verdadera, por otro lado, ha soportado todo este tiempo, cómo tienes que ser, cómo prometió que sería. Tal vez ésta nunca tuviera aquel olor a plástico nuevo, pero todo lo que emanó fue real, y vale por mil estúpidos peluches de mierda, que aquel pedazo de plástico te pudo entregar. Esta vegetación real ha sabido resistir, ha estado de pie durante todo el otoño de tu ausencia.

En estos días fríos y nublados, tal vez las flores en los arbustos aún no florecen, y permanecen a la interperie desnudos y solos; pero los verdaderos amores se abrazan hoy en día, dándose calor los unos a los otros. Se mantienen fuertes, como si estuviesen preparados para resistir estos tiempos tan duros; y de alguna forma aquello es bueno, por qué sólo están de pie aquellos amores que se lo merecen, porque aquellos amores de verano murieron y no tenemos porque recordarlos ahora, porque fueron un error y no lo valen; porque simplemente nos alejaron de nuestro verdadero amor, haciéndonos perder una pequeña parte de nuestra vida... Y tal vez llevándose unas cuantas lágrimas, unas que nunca debieron ser arrancadas.

He estado pensando mucho en mi corazón, en tu corazón... Y en el corazón de todas aquellas personas que intentan no morir en esta cruda estación... y ya no me siento triste con estos pensamientos. Y puede que esto sea malo para mis palabras sin contexto, pero es bueno para mí alma; porque desde que llegaste, la brújula de mi corazón no ha tenido más punto magnético que el que indicas tú.

Palabras Sin ContextoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora