Milena

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_ papa esto no es justo_

_ la vida no es justa Mila, pero las cosas son así, no te preocupes la indemnización fue más que buena, cubrirá varios meses de hipoteca y podremos ponernos en pie de nuevo_ él siempre tenía la manera de ver el lado de bueno de las cosas.

_ 30 años trabajaste en esa fábrica, les diste 30 años de tu vida y de tu tiempo y te dejan ir como si no fueras nada_ digo frustrada

_ las cosas no iban bien hace tiempo, los dueños habían tenido que despedir a las personas más nuevas y me conservaron todo lo que pudieron, tuvieron que vender, les hicieron una oferta muy buena por el terreno, la vida es así, hermosa hay que pensar esto como una nueva oportunidad tu solo preocúpate por terminar tus estudios, te falta poco amor_ dice con su habitual calma

Suspiré y negué. Le di un beso en la frente y me abrazo

_ tranquila hermosa saldremos adelante, siempre lo hacemos_ dice mirando con ternura la fotografía de mama que nos dejó hace tres años porque no pudo contra el cáncer. Asiento y me voy a mi cuarto. 

Trato de concentrarme en mis estudios. Voy a la universidad estatal de florida y tengo un trabajo de medio tiempo en la cafetería de la universidad que me ayuda con mis gastos de educación. Releo la página por quinta vez y sé que no voy a quedarme con nada. Tomo mi computadora, busco las referencias de la fábrica donde trabajo mi padre toda su vida. Killiam s.a. empaquetaba productos mi padre había sido el técnico que arreglaba las maquinas, las ponía a punto y hacia todo el trabajo de electricidad que la empresa necesitara. Los Killiam habían sido muy amables y pacientes cuando mama de enfermo y nos ayudaron en todo lo que pudieron.

La empresa había sido comprada por un imperio inmobiliario. Eso era entendible, había estado en la fábrica miles de veces cuando era pequeña y muchas veces después cuando pasaba a buscar a mi papa a la salida. Tenía la vista más espectacular a la bahía, la pequeña playa que estaba al otro lado de la calle siempre estaba llena de turistas. La empresa era Sareus Inmobiliaria y constructora. El dueño y ceo Kreso Sareus. Multimillonario, playboy, magnate... el hombre al que le dije que no...

¿ esto era una venganza? No creía que yo le importara suficiente como para que se vengara dejando a mi padre sin trabajo. Quizás ni si quiera le había importado a quienes dejaba fuera del negocio. No era esa clase de hombre. Es cierto que el cheque había sido más que generoso. Pero la dignidad del trabajo era algo impagable. Escuché a papa poner el disco de Sinatra y sonreí. Papa decía que la música siempre curaba todo. Yo no era tan optimista.

Mire la fotografía de Kreso. Siempre se veía tan serio... tan arrebatadoramente atractivo, pero tan serio... solo una voz lo había visto sonreír y fue cuando lo rechace, pero esa sonrisa no llegaba a sus ojos. El solo creía que era un juego, yo le decía que no, el insistía y al final me iba con él. Cuando me vio irme en mi propio automóvil en vez de subir a su limosina pude ver su mirada en el espejo retrovisor. Eso fue hace un año. Nada de esto tenía sentido.

Hard loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora