Capítulo 3.

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Pov Matthew.

Las horas se convirtieron en días, los días en semanas y las semanas en meses, habían pasado 8 meses desde que Holly Daniels había entrado en coma sin despertar.

Los médicos no dan muchas esperanzas de que despertara, pero yo tenía la fe puesta en ella, sé que despertara y no cargaría en mi conciencia con su muerte. Cada día era un maldito dilema en saber si ella despertará o no del dichoso coma.

—Matt, ¿sabes cuál es mejor? —cuestiono jalandome del brazo Sam estresado por escoger un anillo de compromiso para Nathalie.

—Si, ese de oro con piedras incrustadas. —Señale el anillo.

Él asintió y pidió que le dejaran ver el anillo, sonrió levemente y hoy sería el día en que Sam le pedirá a Nathalie después de 6 meses planeando como lo haría, se casaran dentro de unos meses en una hacienda en Napa California, Estados Unidos porque hay es donde vive toda la familia de Sammuel.

—Vamos, acabo de comprar el anillo para Nath, recuerda que hoy es mi fiesta de compromiso así que no puedes faltar o te pateo el trasero —me recordó Sam por quinta vez.

Asentí y salimos de la joyería, se veía realmente enamorado, me alegraba que mi mejor amigo se casara, sé que Nathalie es una gran mujer para él.

Conduje hasta la casa de Sam para que se arreglara, eran las 5:30 de la tarde y justamente tenía que ser hoy cuando mis ánimos andan por el piso, hoy se cumplía otro mes desde la partida de Danielle, recordarla duele, todo en ella aún no me deja avanzar en la vida porque ella siempre será alguien importante para mí, desde que se fue simplemente deje de ser yo.

Llegue a casa y entre, quite mi chaqueta de cuero dejándolo en el gran sillón frente al escritorio de mi despacho, este lugar me recuerda siempre a Danielle.

3 años antes, invierno de noviembre.

Estaba sentado en el sillón del gran despacho tras el escritorio color marrón oscuro, la chimenea estaba prendida dando su calor por el frío mes de noviembre, sople mis manos para calentarlas un poco y alguien tapo mis ojos en forma de sorpresa.

—Mi amor, ¿sabías que te amo más que a nada en este mundo? —me tomó por sorpresa Danielle feliz mientras bajaba sus manos a mis hombros y los acariciaba.

—Estoy seguro de que no me amas tanto como yo a ti —la miré tomando sus manos tibias entre las mías para calentarlas.

Me levanté del sillón y la acuno entre mis brazos en un abrazo cálido, su melena rubia lacia caía por sus hombros dándole a su rostro un toque angelical adornado por un par de ojos grises rodeados por unas grandes pestañas castañas claras.

Era el hombre más feliz al saber que me casaría con Danielle Foxter y formaríamos una familia en pocas semanas, la boda seria para finales de noviembre, ambos habíamos decidido esperar a que ella terminara su especialización en pediatría.

Aunque apenas tenía 25 años y ella 23, mis padres me apoyaban, ya que sabían que amaba a Danielle más que a mi vida, hundí mi rostro en su cuello inhalando su olor a Jazmín.

—Matt quiero pasar el resto de mi vida contigo, eres lo mejor que me ha pasado y en serio te amo, no quiero que nadie nos separe, tengo mucho miedo de que lo nuestro se dañe por alguien —me abrazo Danielle con unas lágrimas cayendo por su rostro, odiaba verla llorar.

—Danielle, ¿estás dudando de 3 años de relación?, sabes que también te amo y ten la seguridad que nada ni nadie nos va a separar mi amor, eres lo que más amo en esta vida —negué con la cabeza molesto.

Ella se paró en puntas y rodeo sus brazos en mi cuello, la tome de la cintura y la apegue más a mí para probar esos labios que tanto amaba, sus labios eran muy dulces, cálidos y amaba besarlos.

Danielle era una chica perfecta, grandes caderas voluminosas, piernas largas y tonificadas, media metro sesenta y cinco, tenía un cuerpo de infarto, lo que más me gustaba de ella era su manera de reírse, de hablar y fruncir el ceño cuando estaba molesta.

—Te juro que esto será para siempre mi amor —musite en su oído a lo cual ella esbozó una hermosa sonrisa.

Me beso cortamente y se separó de mí para tomar mi mano con delicadeza, me miró con una gran sonrisa y sabía muy bien que la amaba más que a nada.

—Vamos amor, es hora de ir a cenar, Hellen ha preparado unas ricas pastas —agrego Dani con una enorme sonrisa.

Danielle había aprendido a conocer cada parte de mi, lo que me gustaba y lo que no, lo que odiaba y agradaba, mis peores miedos y sueños, ella era más que la mujer que amaba, era mi mejor amiga, mi compañera de vida y de aventuras como ir a acampar, montar a caballo y diversas cosas que me apasionaban hacer.

Salimos del despacho y fuimos a la mesa, allí estaba mi nana junto a Claire, la madre de Danielle la cual era una mujer rubia de cabellos dorados de 50 años, era muy joven al igual que Acrux su esposo y el padre de Danielle.

Actualidad.

Miré el reloj en mi muñeca y eran las 7:00 en punto de la noche, me levanté del sillón y salí del despacho para subir a la segunda planta de la mansión, entre a mi habitación y mi nana estaba guardando una ropa en el closet mientras tarareaba una canción.

Me acerqué a ella y le di un beso sonoro en la mejilla a lo cual ella dio un pequeño saltito, sonreí levemente y ella me miró acusadora mientras ponía una mano sobre su pecho en forma de dramatismo.

—Me has dado un gran susto Matt, sabes que odio que me den ese tipo de sustos y tú —dijo señalándome; —sabes bien que sufro del corazón niño malcriado —comentó ella suspirando levemente.

—Lo siento nana, pero solo quería saludarte porque en todo el día no te vi y sabes que te quiero muchísimo. —sonreí poniendo los ojos en blanco.

—Está bien mi niño yo también te quiero, Sam llamó hace poco y me dijo que tenías que estar en la reunión, comienza a las 8:00 en punto —recordó nana con una pequeña sonrisa.

Asentí y entré al baño, retire mi camisa y mis jeans para entrar a la ducha, deje que el agua tibia hiciera su trabajo de relajarme y salí para envolverme en una toalla, me acerqué al closet y tome un traje chanel formal.

Aunque no quería ir tenía que hacerlo, es la fiesta de mi mejor amigo y le debo mucho a Sam, me vestí rápido y aplique un poco de colonia, tome un reloj el cual fue regalo de mama en mi cumpleaños el año pasado y me lo coloqué rápido.

Tome las llaves de mi BMW y salí a la habitación, nana aún seguía allí acomodando mi ropa, me acerque a ella y volteo a verme atenta mientras me analizaba de arriba abajo con sus grandes ojos verdosos.

—Ni creas que me vas a asustar pequeño intruso —me regaño ella con una sonrisa mientras acomodaba mi corbata; —te ves muy guapo mi niño —sonrió nana feliz.

—No lo iba a hacer, lo juro nana, solo me iba a despedir de ti porque donde llegue tarde Sam me corta los huevos —dije riendo y subiendo mis manos al aire.

—¿Qué es ese vocabulario Matthew? ahora solo diviértete en la fiesta de compromiso de Sam, dile que le deseo lo mejor y que me invite a la boda porque si no lo hace, no volverá a probar mis tartas de mora y chocolate —embozo una sonrisa amenazante.

—Está bien se lo diré nana, adiós nos vemos después —me acerqué a ella y dejando un beso en su frente mientras me despedía.

—Adiós cariño, te cuidas y no bebas mucho, recuerda que vas a manejar —me miró nana riendo.

Solo rodeé los ojos y salí de allí, bajé las escaleras para llegar a la primera planta, salí de la casa y me subí al auto. Miré el reloj en mi muñeca y eran las 7:50 P.M., estaba a tiempo para llegar y que Sam no se molestara. Conduje rápidamente hasta la casa de los padres de Nathalie, ellos eran dueños de una gran empresa de bienes raíces, llegue frente al gran portón enrejado y me dejaron entrar, estacione el auto junto a varios más y acomode mi chaqueta, entre a la mansión y allí había varias personas invitadas, mire a Sam él estaba junto a su novia y sus suegros.

Me acerqué hasta ellos y al ver que estaba allí todos voltearon con una sonrisa, Sam embozo una al igual que Nathalie y sus padres, el primero en saludarme fue Sam.

—Marshall llegaste —saludo Sam saludando.

—Jamás dejaría de asistir, se casa el idiota de mi mejor amigo, Sammuel Caffly —respondí rodando los ojos.

Él solo sonrió y asintió, me acerque a Nath y la abrace al igual que a su madre, a su padre solo le extendí la mano y nos saludamos de esa forma como siempre que lo veía.

Todos estábamos enfrascados en una charla sobre la boda mientras Nathalie se había ido, sentí unas manos alrededor de mi cuerpo, me voltee para ver quien era y me tense al ver a la mujer que estaba frente a mí, solo pude gruñir a lo bajo.

—¿Qué demonios quieres Scarlett? —brame fastidiado por la insistencia de esta mujer, no tenía límites.

—Cariño no me hables así, yo solo quiero venir a saludar a mi novio —chillo ella ronroneando, cosa que odiaba al igual que su voz.

—Primero no me digas cariño, segundo no soy tu novio, jamás lo sería y tercero vete al demonio maldita loca—espete quitando su agarre de mala gana y la aparte de mí.

Odio a esta mujer, no tiene respeto por sí misma, siempre se humilla ante mí por un poco de mi atención, era obvio que ella siempre fingió ser amiga de Danielle solo para saber que pasaba en nuestra relación y ella siempre le contaba todo.

—No quiero que te vuelvas acercar a mí, no me interesas como mujer —la miré quitando sus manos de mi por segunda vez.

—Eres un imbécil, llevas 3 años rechazándome por la estúpida de Danielle y créeme que me las pagaras Matthew Marshall, eres un jodido idiota. —Chillo ella con un grito a lo que todos me miraron de mala manera.

Me aleje de ella y entre al baño, tenía que salir de aquí para no aguantar a esa loca, tome un poco de agua y lave mis manos, mi celular comenzó a sonar y era Fred el doctor encargado de Holly.

—¿Fred? —solté en un suspiro, ojalá no sea que Holly murió.

—Matt soy yo, te llamaba para darte una excelente noticia —respondió él carraspeando.

—¿Sucedió algo? —cuestione frutado, ahora no quería tener malas noticias menos de Holly.

—Holly ha despertado, ya la revise y su salud está estable, es un milagro que haya sobrevivido a ese coma. —se escuchó cierto alivio en su voz.

—En serio no sabes el alivio que siento por eso Fred, gracias en verdad —mencione aliviado por la noticia pero me interrumpió.

—Matt, pero aún hay algo que debo decirte —me interrumpió abruptamente.

—¿Qué es?, ¿acaso quedó ciega? —cuestione horrorizado tan solo pensarlo.

—No por suerte es otra cosa, por la contusión que sufrió en su cerebro hizo que su memoria se borrará totalmente, ella no recuerda ni su nombre —respondió él con un suspiro.

—¿Qué?, ¿podrá recuperar la memoria? —cuestione atento.

—Aún es muy pronto para dar un diagnóstico, toca esperar a que ella misma recobre su memoria o simplemente quedará así de por vida —informó él.

—Demonios, iré ahora mismo al hospital, adiós. —respondí bastante frustrado.

Ella no había muerto, pero ya no recordaba nada y era mi culpa, ahora tenía que hacerme cargo de ella y ayudarla en lo que pudiera, colgué y guarde el celular en mi chaqueta, salí del baño, camine hasta el salón y mire el reloj, eran las 10:30 de la noche, Sam estaba arrodillado frente a todos pidiéndole a Nathalie que se casara con él, ella chilló un ¡Si! en respuesta y todos aplaudimos.

Se levantó y depositó un beso en los labios de Nathalie, bebimos una copa rápida de champaña y me acerqué a Sam para avisarle que me tenía que ir.

—Sam debo irme, lamento no poder estar más acá, pero es un asunto importante con Holly —susurré en su oído, el solo me miro atento.

—Está bien Matt, después me cuentas que paso —asintió Sam tomando un poco de su copa de champaña.

Me despedí de ambos y vi a la loca de Scarlett en la entrada muy borracha, sentí pena por ella, salí de allí y me subí al auto, quería irme lejos de aquí.

Conduje hasta el hospital y al llegar bajé lo más rápido que pude, al entrar la enfermera me reconoció porque casi siempre venía a ver a Holly, lo se es algo un poco estúpido, pero aquella chica me inspiraba confianza y aveces solo venía hablarle de mi día.

Entre a la habitación y estaba sentada en su cama mirando por las grandes ventanas del hospital, apenas se percató de mi presencia volteo a verme, sus ojos avellana claros solo me miraron curiosos, su piel estaba con un color rosado en sus mejillas y frunció su entrecejo tal como lo hacía Danielle, demonios.

De mi boca no salía ninguna palabra o sonido, ella seguía mirándome confundida sin saber qué decir o hacer, mientras trataba de descifrar algo, trague saliva en saber si quizás recordaba el accidente.

QUIÉREME DESPACIO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora