Capítulo 20.

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Pov Holly.

Cuando llegue a casa me tire sobre mi cama y mire el reloj, eran las 8:00 A.M., y debía apurarme para no llegar tarde al bufete, me vestí con algo cómodo, tome mi bolso junto a las llaves del apartamento, baje por la caja metálica y un Phillip muy animado se encontraba en entrada del edificio.

—Buen día, señorita Holly —saludo amablemente.

—Hola, Phillip —saludé con una gran sonrisa.

—¿Le llamo un taxi o se quiere ir en su auto? —cuestiono él señalando el parqueadero.

—¿Mi auto? —fue lo único que pude cuestionar.

—Si señorita, su auto está en el estacionamiento subterráneo —me miro confundido.

—Creo que sí, pero hoy iré en taxi porque no quiero manejar —suspire levemente.

—Le llamaré entonces uno —asintió tomando el teléfono.

Después de algunos minutos llego el taxi y le agradecí a Phillip por su ayuda, me subí a este y le pedí que me llevara al bufete, solo tarde pocos minutos en llegar, me baje del taxi después de pagar y mire el gran edificio frente a mí, en su entrada se encontraba un gran letrero con las palabras Daniel's & Asociados, camine a paso firme y en la entrada había una recepcionista, el bufete de mi familia era elegante y espacioso, contaba con 6 plantas con muchísimos abogados y oficinas cosa que me llevo por sorpresa.

—Buenos días, licenciada Daniels —saludo un chico bastante amable.

—Buenos días, Ithan —asentí con una leve sonrisa.

—Su padre me mando a que viniera por usted y le llevara a su oficina —me miro con una leve sonrisa; —sígame por favor —hizo un ademán para que lo siguiera.

Caminamos por los pasillos y subimos por un elevador, llegamos a la última planta y allí se encontraba mi papá parado frente a una oficina sosteniendo unas flores, corrí a abrazarlo y casi lo hago caer al suelo.

—Calma cariño, sé que estás ansiosa por volver a tu trabajo, pero debes recordar que vamos a ir al neurólogo para saber como sigues —se rio sonoramente.

—Papá, te extrañé tanto —confesé con una sonrisa.

—Y yo a ti, mi pequeña princesa —me abrazo aún más fuerte.

Me separé con cuidado y mi papá me entrego las flores, ladee la cabeza y sonreí emocionada.

—Es hora cariño, te espera tu oficina —asintió con una leve sonrisa.

Mi padre se fue tras otros hombres de traje y caminé hasta donde Ithan, el chico que me estaba ayudando, se encontraba a pocos metros de mí.

—Esta es su oficina, espero que este a gusto y cualquier cosa puede avisarle a su asistente licenciada, no dudaré en venir ayudarla —sonrió amablemente.

—Gracias Ithan —asentí agradecida.

Me adentré al despacho y realmente era grande, tenía mi nombre sobre el escritorio y tenía muchas flores, regalos y demás cosas adornando la oficina con globos, era cómodo volver a mi vida de antes, pero ahora todo había cambiado con la llegada de Matthew a mi vida.

—Prometo, no olvidarte, Matt —susurré con una tonta sonrisa.

La mañana estaba asoleada y parecía ser un buen día, la gente caminaba de aquí allá por todo el piso y durante el día llegaron varios casos de violencia familiar, personas detenidas y sobre todo peleas por las custodias de menores de edad, acomode algunas carpetas que estaban sobre el escritorio esparcidas y un toque a la puerta me hizo sobresaltarme un poco.

—Adelante —mire curiosa a quién abría la puerta.

Al abrirse pude ver a Nathalie entrando con una gran sonrisa en su rostro, ¿cómo sabía que estaba aquí?, ni yo misma lo sabía, pero me alegraba verla, ella ya era mi amiga.

—Holly, aquí estás —chillo emocionada y camino hasta mí para abrazarme.

—¿Nathalie? —cuestione perpleja; —¿cómo sabías que estaba aquí? —volví a cuestionar respondiendo a su abrazo.

—Hable con Matthew y me dijo donde podía encontrarte, claro, después de rogarle una eternidad —confesó bastante emocionada.

—Oh, es una gran sorpresa que hayas venido a verme y me alegro —sonreí genuinamente agradecida.

Ella solo sonrió y después de separarse de mi deje se sentó, la imité y comenzamos hablar de su luna de miel por Europa, había llegado hace unas semanas a Australia y justamente hoy le habían dado la noticia que esperaba su primer bebe, contaba con poco más de un mes de embarazo.

—¿Estás emocionada por tener a tu bebe? —cuestione sonriendo.

—Sí, realmente estoy feliz —confeso muy emocionada; —vine a contarte por qué eres la única amiga que tengo y bueno, espero que no te moleste o te parezca un abuso de confianza —me miro bastante triste.

QUIÉREME DESPACIO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora