Capítulo 7: No puedo dejarte

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"Tú eres mi más dulce recuerdo y yo soy quien te ama sin importar el pasado. Al cerrar mis ojos me doy cuenta de que nuestro amor es tan puro y verdadero que espera lo imposible y sueña lo inalcanzable, y se conforma con solo saber que eres feliz, porque ni la ausencia ni el tiempo serán un impedimento..." H. E

Merecía todo aquello que le pasaba y más. El primer mes recibió la visita de su hermano diciendo que lo mejor era pagar la fianza e intentar enmendar las cosas con Naruto —claro que cuando este despertara—, pero aun así sabía que estando en aquel lugar ya no podría dañar a su amado rubio, y estaría lo más lejos de él, no porque no lo amara, al contrario le amaba tanto que temía dañarlo. Aunque después de que Sasuke corriera a Itachi este ya no lo había vuelto a visitar... tal vez solo estaba esperando a que el "supuesto enojo y berrinche" del azabache pasara...

En un principio cada día era una tortura, no por las condiciones insalubres en que se mantenía, no, simplemente porque necesitaba aquella "mierda" que le ayudó a destruir su vida y lastimar aún más a la persona que amaba. Sumergiéndose en la paranoia total, siendo controlado por Suigetsu que le daba un puñetazo en el rostro, y lo zarandeaba diciéndole que se calmara, una manera poco ortodoxa pero al final eficiente.

Esa prisión parecía un infierno nadie se preocupaba por nadie, veían primero por ellos mismos y sus intereses, si alguien moría enfermo o golpeado era mejor, nadie quería a un asesino o violador, sin mencionar que el noventa por ciento de los presos eran personas sin familias y el otro diez por ciento fueron olvidados, así que ¿Por qué alguien le tomaría importancia a los gritos de Sasuke? ¿Quién se molestaría en ver que tenía? O ¿Quién escucharía a Suigetsu que pedía que atendieran a su compañero cuando este ardía en fiebre con notables temblores en su cuerpo? Nadie, porque estando ahí pasabas a ser nada, "la basura de la sociedad", sin importar tus orígenes, o tu dinero...

Su segundo mes no fue mejor, la ansiedad era peor, solo agradecía que las fiebres y los ataques de ira cesaran dando paso a la desesperación y frustración, aumentada al no saber nada de Naruto, aunque él se lo había buscado. Temblaba y se maldecía, conteniendo las ganas de llorar sumergido en su patético mundo de obscuridad y soledad, donde se resguardo como castigo por lo que hizo, buscando la redención y salvación a su pecado mientras se ahogaba en su mar de conflictos internos plagados de culpa. No, Sasuke no era religioso, y siempre creyó que Dios no existía... aun así su frágil mente se aferraba a lo último que podría ayudarle. Estaba realmente desesperado hundiéndose más y más en esa miserable vida que tenía. Pero que él decidió tomar...

—Patético —siseaba con desgano y muy constantemente Suigetsu cuando creía que el Uchiha no le escuchaba.

Preguntándose donde estaba aquel imponente hombre de negocios con carácter altanero, soberbio y porte altivo, todo aquello se reducía al varón de tez pálida, con ojeras, delgado y desganado que se la vivía recostado en la "cama" hecho un ovillo. No era ni la décima parte del Sasuke que todo mundo conocía, este era el reflejo del arrepentimiento y culpa. Dudaba que alguien lo reconocería, pese a que únicamente llevaba tres meses en ese lugar. Deseaba desaparecer y lo estaba logrando, cosa que a Suigetsu le preocupaba, aunque no lo admitiera le había tomado aprecio y temía que de seguir así no llegaría ni al primer año de su condena. «Se estaba muriendo».

—Ne~ Sasuke, deberías comer o tu comida se la llevaran las ratas —canturreó Suigetsu en otro intento por que probara alimento—. No sabe tan mal como se ve... bueno sabe a mierda, pero es comida... supongo.

—Hmp —exclamó el Uchiha sin moverse ni un ápice de su posición—. No quiero.

—Te comportas peor que un chiquillo.

—No me jodas.

—Anda~ un bocado —soltó una risilla—. ¿O quieres que te dé yo de comer?

Un doncel y una bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora