Internados III.

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En un viejo auto iban nuestros jóvenes villanos persiguiendo el atardecer. Shanom conducía mientras que Jake dormía.

Estos jóvenes enamorados habían logrado escapar del hospital por la madrugada mientras todos dormían. Shanom se cambió de ropa bajo las sábanas para que los doctores no la vieran como una paciente que debía seguir en cama, aprovecharon el cambio de guardia de los médicos y de la manera más discreta salieron primero ella y luego Jake. Después de estar fuera del hospital ambos corrieron rápido con sonrisas enormes en sus caras, como si fueran escapado de algún tipo de prisión. Shanom parecía estar más sana que nunca o tal vez era por la adrenalina de escapar de aquel  horrible lugar en el que ambos se sentían estancados.
Y no me refiero sólo al hospital.

Los muchachos corrieron hasta la casa de Jake y sacaron un viejo Mustang rojo que su padre había armado parte por parte y que por alguna razón no se había llevado. En el asiento del piloto había una nota que Jake tomó y  leyó en voz alta.

"De nuevo sé que no he sido el mejor padre del mundo y no espero compensar nada con ésto, pero quiero que sepas que te amo y que lo siento mucho. Quiero dejarte ésto como obsequio. Sé que lo cuidarás mucho y que te llevará a donde más desees ir.

PD: en la guantera dejé otro obsequio. 
 
Con mucho amor,
tu padre."

Shanom sólo tomo a Jake entre sus brazos y lo tiró dentro del auto, comenzó a besarlo frenéticamente y arrancó todas sus prendas. Las de ambos. 
Las ventanas del auto se empañaban  por el calor producido por los cuerpos de éstos dos chicos hundidos en deseo y pasión, los gemidos y suspiros hacían eco en toda la casa, el auto se movía cada vez más rápido, los jóvenes amantes estaban en un apasionado baile sobre las estrellas y las galaxias.

Luego de la salvaje faena de nuestros animales en celo, estos, en vez de estar cansados tenían más energía para seguir con su destino,  un destino que no tenían claro. Tomaron todo lo que pudieron y condujeron en la madrugada hacia las estrellas. 

Shanom ya había dormido mucho así que ésta conducía mientras que Jake dormía.

No tenían un rumbo fijo, no tenían destino ni una ruta, iban a conducir juntos hasta donde pudieran llegar.

Ya habían salido de la ciudad y sólo habían árboles alrededor y la luz de la luna y las estrellas en el hermoso cielo de las 3:00 a.m. Se veían unos avisos de lugares a cada tantos kilómetros, pero el auto sólo iba en línea recta sin desviarse a ningún lado. Sólo se detuvieron en una estación de servicio a comprar algunos cigarrillos y llenar la gasolina para seguir su camino.

6:12 a.m.
El sol está comenzando a salir y Jake está despertando, Shanom no está en el auto; estaba sentada en el cofre fumando un cigarro. Él sale para sentarse a su lado y encender otro cigarro. En frente, tenían un hermoso mar azul con el inmenso sol amarillo saliendo de él. 
Alrededor, no había nada más, sólo un poco de paz.

-¿Dónde estamos?- Pregunta Jake con intriga.
-No lo sé.- Responde ella mirando el horizonte.
-¿Cómo llegamos hasta aquí?-
-No lo sé.-
-¿Nos quedaremos aquí?
-No lo sé.
-¿Entonces qué sabes?- Pregunta él cansado.

-Que no me importa donde me encuentre, mientras esté contigo a mi lado cualquier lugar será el mejor lugar.- Respondió ella mirándolo a los ojos para luego besarlo. Un beso suave, pero prolongado que terminó con éstos dos haciendo el amor bajo la luz del recién nacido sol.

Ambos se veían muy felices juntos, corrían descalzos por la arena, nadaban desnudos en la playa, fumaban cigarrillos viendo el horizonte, todo parecía por fin estar bien; todos los problemas, todas las preocupaciones, todos los miedos, toda la tristeza parecía haber dejado sus cuerpos frágiles. 

Parecía un final feliz de cualquier absurda película.
Sólo que éste no era otro patético final. 

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⏰ Última actualización: Aug 20, 2017 ⏰

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