Me acerqué más al espejo observando mi rostro. No estás tan mal Sam.
Suspire y acomode mi falda de trabajo.
- ¡Sam! ¡Es hora de desayunar! - la gruesa voz de mi padre se escuchó desde el primer piso. Tome el pequeño bolso de mi cama y baje las escaleras.
-Hola papá- besé su mejilla y me senté a su lado.
-Estas muy linda, pequeña- Sonreí.
-Gracias por decirlo, lo necesitaba, no me siento muy segura- lo miré -tal vez ese lugar no es para chicas como yo- él tomo mi mano y la apretó un poco.
-Ay hija, eres muy linda, además si alguien te molesta me dices y vamos e incendiamos su casa, ¿sí? - asentí divertida. Mi padre era lo único que me quedaba, la mujer que se supone que es mi madre nos abandonó, pero sinceramente no nos hace falta.
-Se hace tarde papá, me voy- me levante y bese su mejilla.
-Ten cuidado, ¡ah! Y suerte. ¡Te quiero! - escuché mientras cerraba la puerta de casa, caminé a la parada del bus y lo tomé.
Mi papá se llama Thomas Hampson y como ya saben yo me llamo Sam. Yo soy un tanto diferente a algunas chicas, ya saben, ellas delgadas, yo gorda, ellas bonitas, yo no tanto, ellas irresistibles y yo, pues... Aquí respirando. Afortunadamente obtuve ese trabajo, aunque todos me miraban mal y más la chica que me entrevistó, pero bueno, necesitamos ese dinero, me gusta ayudar a mi padre con el dinero, así es más fácil. Oh y se lo preguntan, tengo 25 años.
Sacudí mi cabeza y me di cuenta estaba frente al edificio donde trabajaría a partir de ahora, baje y tomando fuerzas entre a la recepción.
-Ehh hola, soy la nueva secretaría del señor Noah- la chica me miró de arriba a abajo.
-Sí, claro, último piso, ahí está el ascensor- señalo unas puertas de metal.
-Gracias- Sonreí y para mi sorpresa me devolvió la sonrisa. Caminé dentro del ascensor y marqué el último piso. Tú puedes Sam. Acomode mi falda y mi cabello mientras se abrían las puertas, salí y camine lentamente a una pequeña placa con el nombre de mi nuevo jefe. "Noah West". Golpeé levemente la puerta y esperé, escuchaba pasos que se acercaban. Abrió la puerta.
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El día que le conocí
Romance[REESCRIBIENDO] Ella pensaba que nadie podía amarla, tenía el pensamiento de que nadie era capaz de enamorarse y hacer todo lo posible para estar con ella. Él lo hizo, le demostró que todas las personas tienen derecho a recibir amor. Esta obra e...