PREFACIO

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QUISE ENTENDER SOBRE LA MUERTE,

... Y TERMINÉ COMPRENDIENDO LA VIDA.

El Mortusermo es un juego macabro muy peculiar. Fue originado presuntamente por artes preternaturales, pero hasta ahora nadie se ha atrevido a ahondar verdaderamente en su origen por miedo; no obstante, hasta donde yo he descubierto, éste objeto fue forjado a principios del siglo XIX por una antigua secta satánica dedicada a un demonio sanguinario llamado Balám, uno que aparentemente premia con favores a cual más insólito a aquellos que lo invocan y le ayudan a conseguir almas para el infierno. Balám se nutre del miedo y la vileza, y suele manifestarse en todos los rituales satánicos que incluyen en su diabólico oficio muertes sádicas y baños de sangre.

La bruja madre de esta secta se llamaba Ananziel, pero, en circunstancias poco claras, desapareció de la tierra. Dicen que fragmentó su alma en tres, y que cuando estos fragmentos se unifiquen ella retornará, incluso con mayor poderío que en el pasado.

El Mortusermo no es propiamente un tablero de juego convencional; es más bien un libro negro con pasta de cuero, cuyas páginas en lugar de ser de papel son de madera de cedro. ¡Ah, su impetuoso aroma aún yace impregnado en mi piel!

Para jugar al Mortusermo se necesitan cuatro jugadores, un Excimiente, un Guardián, un Intercesor de Ataque y un Intercesor de Defensa. Cada uno de ellos tiene una responsabilidad muy particular que ningún otro jugador puede suplir. A los jugadores se les llama contendientes, y una regla de oro es que no se puede jugar ninguna contienda del Mortusermo si un contendiente está ausente.

La mayor parte del tiempo el Mortusermo es misericordioso, (o eso intenta hacernos creer al principio), pero a medida que pasa el tiempo uno descubre que éste puede ser muy cruel con sus contendientes si éstos fracasan en una misión: su especialidad es trastornar la mente de sus jugadores, provocarles dolores físicos, e incluso atentar contra la vida de sus seres queridos sin que éstos puedan hacer nada al respecto.

El objetivo primordial del juego es liberar a un espíritu del inframundo por medio de siete contiendas que el propio juego te solicita. Al principio todo suena irrisorio, incluso estúpido, pero conforme las contiendas trascurren, poco a poco te das cuenta que energías incorpóreas comienzan a atacarte de forma inmisericorde, y que si algo haces mal, o tienes el desatino de ofender al Mortusermo, éste te puede matar.

Mi nombre es Ana Sofía Cadavid Carrillo, ya he jugado al Mortusermo, y esta es la continuación de mi historia...

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Probablemente el capítulo uno esté hoy más tarde o mañana domingo 19. No he recibido aún el código de derechos de autor, por lo que, como comprenderán, me es imposible publicar más. ¡Cuánto estoy esperando este momento! ¡Los quiero un montón! 

¡Les ruego que no me abandonen...!

¿Y tú qué eres?, ¿Excimiente, Guardián, Intercesor de Ataque o de Defensa?

MORTUSERMO: EL JUEGO DE LOS ÁNGELES CAÍDOS (LIBRO II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora