Una sorpresa

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Capítulo III

Sasuke retrocedió.

No podía estar hablando en serio. Miró a su esposa a los ojos, tal vez ella mentía y él pensó que a través de ellos, vería la verdad.

Pero no fue así, solo encontró un enorme vacío.

No supo cómo es que lo hizo y la reacción tomó por sorpresa a la joven mujer. Él ahora estaba de rodillas y lloraba como un niño.

—¡Perdóname Hinata, perdóname, por favor!— Imploraba, pero ella seguía firme.

—N-no puedo Sasuke, no puedo...— Ya no habría marcha atrás y él era el único responsable.

☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

Una mujer pelirrosa entró al departamento y aventó su bolso contra la pared.

"¡Maldito seas!"

¿Cómo era posible que ese imbécil la haya dejado como una idiota, sola en aquel restaurante?

"Debo planear la forma de desquitarme" Pensó para sí misma.

—Tal vez...— Su mente viajo hacia los hijos de Sasuke. Lo haría sufrir quitándole lo que más amaba. Lo de ella era el dinero..."¿Un Secuestro?" Fabulosa idea, pediría una jugosa cantidad, pero necesitaba ayuda.

Ágilmente levantó el teléfono y marcó ese numero que conocía a la perfección, de sobra sabía que esa persona no se negaría.

Un hombre contestó del otro lado del cable.

¿Aló?— Sakura sonrió maliciosamente al escucharlo.

—Hola, soy yo...— Dijo tratando de parecer sensual.

—¿Sakura? ¡Maldición! ¿Dónde estabas? Cuando te encuentre...— Amenazó el hombre pero fue interrumpido.

—¡Cálmate! Te voy a proponer un gran negocio...— No se escuchó nada más, hubo un momento de tensión. Ella decidió colgar al no obtener respuesta, pero el silencio fue roto por la voz que provenía del auricular.

—Habla...— Ella sonrió feliz. Cierto era que ese tipo no dejaría escapar algo que le dejara un buen fajo de billetes.

—No, no, no... ¡Nos vemos en el lugar de siempre!-— Aquella colgó el teléfono, riendo como si estuviera desquiciada. Al fin su venganza sería un hecho.

☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

Al día siguiente, Hinata despertó temprano. En la casa se sentía una atmósfera pesada, se levantó y decidió tomar una ducha. Tenía la cita a las diez de la mañana en la oficina de Kiba. Aún recordaba lo que dijo su amigo.

"Cuando lo vio, salió inmediatamente de allí. Corrió al estacionamiento que estaba enfrente, se subió a su auto y arranco el motor. No tenía tiempo para pensar. Después de unos minutos llegó a su casa, la niñera estaba cuidando a los niños y ella subió a su habitación. No quería llorar, no aún. Llamó a su hermana primeramente.

—¿Hanabi?— Preguntó cuando contestaron.

—¡Oh! ¿Hinata? ¿Descubriste algo?...— Indagó su hermana menor.

—Te ruego que recojas a los niños...-— Ella no contestó a ninguna de las preguntas que le formulará su hermana menor.

—Pero, ¿si estaba allí? ¿Si estaba con esa mujer?— Hanabi parecía molesta por el silencio de la Uchiha.

—Si... Ellos... Se besaron... Y me fui del lugar.— Dijo con la voz quebrada por la tristeza que le traía el recordar ese acontecimiento.

—¿Que vas a hacer? Te lo dije, es un imbécil... Con todo respeto hermanita, te hubieras casado con Kiba, me agradaba más que ese idiota de Sasuke... ¡Lo odio! Debías haberle armado un escándalo en el restaurante... Yo por lo menos, lo hubiera hecho...— La ojiperla hizo caso omiso de los insultos que la jovencita profería contra su esposo.

—Ven por Itachi y Makoto... ¿A las nueve? Te espero...— Colgó el teléfono sin recibir la respuesta de la Hyūga, de sobra sabía que vendría puntual. Además, tenía que hacer otra llamada.

Busco la agenda que guardaba en el buró que estaba a un lado de la cama.

—K-Kiba... Soy yo...— Dijo tímidamente.

—¿Hinata? Hola, ¿cómo has estado?— Él se escuchaba feliz de oír a su querida amiga, luego de su boda habían perdido contacto, así que escuchar su voz de nuevo era algo que había esperado con ansias después de esos seis años.

—Necesito ayuda legal, he decidido divorciarme de Sasuke...— Dijo lentamente.

—¿Estas bien? ¿Qué pasó?— Se escuchaba alterado.

—Quiero hablar contigo... ¿Tú me podrías ayudar?— ¿Que si podría? Claro que sí, pero él era una bogado que no se especializaba en esos casos.

—Hinata, yo no puedo hacerme cargo... Te pido mil disculpas, tengo un amigo, se llama Uzumaki Naruto, él seguro te ayudará, ¿qué te parece si nos vemos mañana a las diez? Le hablaré y nos encontraremos en mi oficina— Se oía algo confundido por la noticia.

—Me parece perfecto...— Soltó la frase con un deje de tristeza.

—¿Amas a Sasuke aún?— Esa pregunta le dio de lleno. —Porque si aún lo amas, puedes pensar bien las cosas... A veces los hombres somos idiotas y cometemos errores, no sé realmente que haya pasado con ustedes... Ahora estoy comprometido y creo que el matrimonio es importante y debe soportar lo que le venga encima... Son momentos de prueba y hay que luchar ante todos y contra todos... ¿Qué piensas?— Ella no contestó de inmediato.

—Aunque lo amara, mi matrimonio no tiene remedio... Mañana hablaremos... ¿Esta bien?— Dijo al fin, después de un corto silencio.

—Está bien, te esperamos... Cuídate... Adiós...— Kiba se despidió, pero no recibió respuesta porque la mujer había colgado la bocina.

"¿Luchar? ¿Para qué?... Ya no sería lo mismo..."

Aunque se sentía triste, sonrió al ver entrar a dos pequeños niños.

—¡Mami! ¡Mis vitaminas!— Pidió Makoto abrazando a la ojiperla."

Lentamente volvió a la realidad. Y recordó lo acontecido el día anterior.

¿Se desmayó después de decirle a la niña que ya no había vitaminas, mientras le mostraba el frasco vacío? Eso sí que era extraño... A sus veinticinco años gozaba de buena salud.

No le dio tanta importancia y abrió las llaves del agua para llenar la tina, se tenía que relajar.

Se miró al espejo y vio unas profundas ojeras, eso la asusto. Culpó al hecho de que no había dormido bien, sacó la pasta dental y el cepillo de dientes y...

¡No lo vio venir!

De repente ya estaba inclinada sobre el retrete, vomitando. Duró allí unos largos minutos, hasta que se calmó un poco.

"¿Qué pasa?"

Se preguntaba a sí misma, mientras se levantaba tirando de la cadena para después cerrar las llaves de la bañera. Luego procedió a enjuagarse la boca. Se quedó unos instantes, meditando el asunto. Camino a la habitación de nueva cuenta.

En el closet tenía varias de esas. Abrió la puerta y saco dos, no, mejor tres para asegurarse.

Todas las pruebas le dieron el mismo resultado.

"¡ESTOY OTRA VEZ EMBARAZADA!"

Seguro que ese no era su día.

Un nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora