Esperanza

1.4K 141 29
                                    



Capítulo VII

Fugaku y su esposa se encontraban en el hospital.

Estaban esperando a la familia Hyūga, que no tardarían en llegar. El hombre caminaba de un lado a otro nerviosamente, mientras Mikoto lloraba angustiada. En ese momento llego Kiba acompañado de Naruto, se miraban consternados por los hechos recientes. Sasuke salió de la habitación donde estaba Hinata descansando. Le habían administrado un calmante y ahora dormía tranquilamente. Vio a los que allí se encontraban, el abogado lo miraba furioso.

Transcurrieron varios minutos de forzoso silencio.

—¡Hijo! ¿Que ocurrió? ¿Que es lo que realmente le pasó a los niños?— Preguntó la mujer de ojos negros.

Él se quedo en silencio, hablar con la verdad seria algo vergonzoso y más con su querida madre. El tardo en contestar, de sobra sabían todos que los niños habían muerto.

—Fue ella... La mujer con la que engañe a Hinata...— No dijo nada más. Sus padres estaban atónitos, y Kiba en ese instante le dio un puñetazo que casi le hizo retroceder y caer.

—¡MALDITO! ¡Te advertí claramente que no la lastimaras ¡eres un cobarde!— Gritó el Inuzuka.

Todos se quedaron atónitos por su proceder.

Sasuke sangraba copiosamente de la nariz y la boca, pero no le importo, era menos de lo que se merecía.

—¡Tranquilo, Kiba!— Lo trató de detener Naruto.

—¡Suéltame Uzumaki! ¡Este maldito va a pagar por haber lastimado a la mujer que amo!— Confesó el castaño sin medir consecuencias. El rubio estaba sorprendido, al igual que los Uchiha.

Sasuke ya sabía de sus sentimientos hacia su esposa.

—¿Qué has dicho, Kiba?— Preguntó el patriarca de los Uchiha. Aquel hombre de características tan parecidas a las de su hijo mayor Itachi, no podía procesar la confesión del Inuzuka.

—Es algo que no debe importarle, pero ya que lo quiere saber...— No dijo más, de pronto se sintió avergonzado por la escena que tuvo que presenciar la madre de su rival, se disculpo y se alejó. Naruto lo siguió en silencio.

En ese instante llegaron los Hyūga, Hiashi, Hanabi, Neji y su esposa Tenten. La más joven se adelantó y vio a Sasuke con todo el odio que podía guardar en su corazón.

—¡Eres un imbécil! Por tu culpa, por tu culpa mis niños están muertos...— Exclamó acercándose amenazadoramente y llorando como nunca antes. De repente alguien la detuvo antes de que se lanzara en pos de su cuñado que no levantaba la vista para nada. Vio que la señora Uchiha le había dado un pañuelo para que se limpiara la sangre que escurría sin tregua.

—Hanabi, contrólate... ¡No es el lugar ni el momento adecuados!— Soltó, ella abrazó a su primo y lloró ocultándose en su pecho mientras que Tenten le daba unas palmaditas en la espalda.

—Itachi... Makoto... No...— Hanabi sollozaba fuertemente y a Naruto se le encogió el corazón. Esa familia estaba destrozada y no era para menos, miro al esposo de Hinata, se veía que estaba sufriendo con las circunstancias, pero... No merecía su lástima...

—Hiashi... Todo va salir bien...— Le dijo Fugaku al Hyūga mayor quién lo saludo muy a su pesar. Si bien no tenían buena relación, ahora compartían algo común, el dolor de haber perdido a sus nietos.

Duraron así más de veinte minutos sin dirigirse la palabra. Neji y Tenten fueron a tomar un café y llevaron a Hanabi con ellos, un guardia de seguridad fue mandado a cuidar el orden. Kiba y Naruto estaban parados en una esquina, mientras Fugaku trataba de tranquilizar a su esposa. Sasuke permaneció sentado y cabizbajo, afortunadamente la hemorragia se había detenido.

Un nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora