{veinticinco}

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Cuando llevaba un tiempo siendo una hermosa drogadicta y alcohólica, solía recordar pocos detalles, pero sí recordé las cosas feas.

Estaba sola en la casa. Mi padre estaba por llegar del trabajo y estaba en lo cierto.

Oí risas, las suyas y las de otra persona más. Otro hombre.

Las risas se acercaban y se escuchaban más cerca de la puerta de mi habitación.

Los dos entraron. El otro hombre era uno de los amigos de mi padre. Los noté bastante borrachos, yo también estaba algo por las nubes.

"Vaya hija más guapa que tienes, hijo de puta." Se rió el amigo de mi padre mientras me examinaba. Unos escalofríos recorrieron mi cuerpo.

"No." Susurré. Pero nadie me hizo caso.

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