Sonrisas de satisfacción.

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Hacía ya 2 horas que mis hyungs habían llegado. Jimin los había llamado diciéndoles que debían venir lo antes posible, como era de esperarse no tardaron nada y más cuando les había dicho que era algo concerniente a mí. Todo ese tiempo la han pasado preguntándome que fue lo que sucedió, el porqué de estar en casa de Jimin y con las ropas tan sucias, me pedían que les contara pero yo no podía decir palabra alguna. Nada salía, ya no por miedo sino porque estas de verdad no salían. Tenía un nudo en mi garganta que me imposibilitaba el hablar. Tragar saliva me era igual de difícil y otra vez me estaba costando respirar.

-Por favor conejito, dinos algo.- Me pedía TaeTae o Taiwan como le decía Jimin. Podía notar la preocupación en su tono de voz. Sabía sin necesidad de mirarlo que sus ojos estaban cristalizados y no por querer llorar.

-Bebé, debes decirnos que pasó. No debes ocultarnos nada ¿Recuerdas?- Ahora era Suga quien me suplicaba que hablara. Su mano fue a mi mejilla pero aun así no levante mi rostro. La vergüenza me carcomía y aún estaba el hecho de saber que los había decepcionado.

Aunque Jimin dijera que nunca me odiaría, solo hablaba por él. El pensar de los demás no siempre coincidía con el suyo y no podía esperar que ellos fueran tan compresivos como mi hyung favorito.

Si, ellos me aman, me cuidan, me consienten de manera tal que nunca nadie lo había hecho, ni mi madre. Pero por el acto que cometí... sé muy bien que no es para ameritar apoyo o comprensión. Solo sé que aceptaré cualquier cosa que ellos digan. Su regaño y enojo, pero con todo esto en mi mente mis labios se niegan a abrirse. Se niegan a salir las palabras y ellos se desesperan.

-¡Jimin, dinos tú que está pasando!- El cuarto en edad del grupo ahí presente le grita a Jimin. Puedo advertir la desesperación y un poco de rabia aunque esta última puede que solo sea imaginación mía.

-No puedo, Namjoon. Si él no puede yo menos. Lo que ocurrió solo él puede contarlo.- La voz calma de Minnie me asustó un poco. Antes de que ellos llegaran su expresión era enojo puro y escucharlo así me ponía los pelos de punta. Cuando esta así no significa buenas cosas.

El suspiro del mayor de todos hace que los demás lo miren, yo sigo con la mirada puesta en el suelo pues no puedo hacer otra cosa. Le escucho acercarse y ponerse de cuclillas frente a mí.

-Cariño, mírame.- Con el índice y el pulgar levanta mi rostro y hace que le mire a los ojos. –Hagamos algo ¿Te parece?- Asiento y espero su propuesta. –Te haremos preguntas y tú solo debes asentir o negar ¿De acuerdo?- Volví a mover mi cabeza de forma afirmativa.

-Una simple ¿Vienes de tu casa?- Vi como todos rodaban los ojos ante la pregunta de Tae. Yo solo asentí.

-¿Tu padre estaba en casa?- Ante la mención de mi padre me encogí en mi lugar y asentí. Jimin volvió puños sus manos debido al recuerdo de lo que le conté. Los demás tensaron sus mandíbulas pero siguieron preguntando.

-¿Te golpeó?-

-¡Yoongi!-

-¿Qué? ¿Acaso tienes una mejor forma de hacer la pregunta?-

Se estaban irritando y eso podría llevar a que peleen y yo no quiero que discutan por mi culpa. Bastante mal me siento con todo esto. No podría verlos enojados entre ellos por mi falta de valentía, por eso moví mi cabeza afirmando hacia la pregunta de Suga.

-Alto ahí, Min.- Con voz autoritaria Jimin cesó el paso de Suga. Él ya sabía todo por eso le pidió que no diera un paso más. Por otro lado, el rostro de Yoongi estaba deformado por la ira.

Yo sabía que ellos no eran partidarios al respeto hacia mi padre y que solo esperaban que les dijera alguna cosa que él me haya hecho para poder actuar. Era conocedor de sus planes y que por mí no habían actuado, pero eso no significaba que yo quisiera que ellos se mancharan sus manos con sangre, con la sucia sangre de aquel hombre que los demás veían como mi padre.

-¿Cómo?- A pesar de su estatura, Suga podía intimidar pues su postura amenazante le ayudaba a ello.

-Tranquilo, aún no termina.- Un resoplido salió de los labios de Yoongi. Dirigió su mirada hacia mí en espera de que yo hiciera o dijera algo.

-Bien, creo que entendí lo que pasó. Estabas tranquilo en casa, tu padre llega y te pega y tú saliste corriendo para acá. Viniste a refugiarte ¿Estoy en lo correcto, cariño?- Negué.

-Entonces, ¿qué paso Kookie?- Miré a Jimin en busca de apoyo y lo conseguí. Su mirada me decía que les dijera, que todo estaría bien. Creí en aquella mirada y hable.

-Yo no vine para buscar refugio. Yo vine porque hice algo malo.-

-Tú nunca haces cosas malas conejito. Eres nuestro hermoso ángel.- Todos me miraban con una sonrisa sincera en el rostro. Me decían con sus ojos que yo era su adoración y que no dejarían que nadie me lastime. Eso yo lo se pues siempre me lo han demostrado.

-Sí lo hice y ahora tengo miedo. Yo no sé qué hacer.- Llevé mis manos a mi rostro. De nuevo me invadía la vergüenza y las ganas de llorar.

-Cariño, eres un niño bueno. Nunca has hecho nada malo, siempre te has portado bien y has sido muy obediente ¿Por qué dices que hiciste algo malo?- Quité las manos de mi rostro y suspiré. Levante la vista y dije:

-Yo maté a mi padre.-

Su expresión de asombro era notable, pero lo era aún más sus sonrisas de satisfacción.

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🕇Nadie toca a mi bebé🕇 (Jikook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora