🕇Nadie toca a mi bebé🕇 (Jikook)

¿Que hacemos?

Mi respiración se detuvo, mis ojos se abrieron de par en par, mi boca se abrió levemente y casi dejo caer el celular de la mano que lo sostenía. No lo podía creer, era... ¿Cómo...?

-¿Bebé?- Los demás al escuchar aquel apodo se pusieron en alerta, atentos a cada palabra que pudiera pronunciar. Sin olvidar que estábamos siendo vigilados. -¿Dónde estás, mi niño?- La preocupación afloró en mi voz pero mantuve un rostro sereno. No podía levantar más sospechas de las que había implantado la víbora de la madre de Jungkook.

-Por favor ayúdame, Jimin.- Escucharle llamarme por mi nombre con desesperación. Escuchar aquel llanto, se me estaba haciendo difícil seguir en calma. Sentía que en cualquier momento me derrumbaría y explotaría.

-Cálmate por favor, cielo.- Pedí esperando que el menor hiciera aquello. Necesitaba alguna información de su paradero para ir en su búsqueda. –Necesito que te calmes y me digas donde estás.-

Jungkook sollozaba fuertemente, su respiración era irregular. Pensé que en cualquier momento mi niño se desmayaría.

-Estoy con Hee-sook.- Le escuché sorber por la nariz.

"Puta mierda"

-¡¿Qué?!- Me alteré un poco. No podía creer que esa loca le haya dejado con esa vieja del demonio. Los chicos me dieron una mirada de advertencia y suspiré para clamarme, un poco.

-No tengo tiempo, por favor vengan por mí. Saquéenme de aquí.- Rogó.

¿Que no tenía tiempo? ¿A qué se refería?

-Cariño ¿A qué te refieres?- Indagué con muchos sentimientos en mi pecho. Sentía que algo malo iba a pasar si no le buscábamos en ese instante.

-Ella es mala. No quiere que esté aquí.- Volvió a llorar con más fuerza. Un pitido se escuchó en la línea. -No tengo tiempo, por favor ven por mí.

-No te preocupes cariño, iremos por ti. Lo juro- Afirmé. Aunque me arresten, juro que te sacaré de ese lugar del infierno. –Jungkook por favor aguanta un poco, sólo un poco...- Y se cortó.

Miré mi teléfono y vi que tenía batería, eso quería decir que el corte de la llamada vino de su parte pero ¿Por qué? ¿Lo habían descubierto? Miles de preguntas se formaban en mi cabeza y no había respuesta para ninguna. Sentía impotencia y rabia por no haberle protegido como tantas veces se lo prometí.

"Maldita Soon, juro que me las pagarás. Perra."

Comencé a maldecir en mi mente. Todo esto es mi culpa, no debí dejar que se lo llevara de casa ese día, pero ¿Cómo evitarlo?

¡Mierda!

Tenía que ir por él, debía moverme rápido o quién sabe lo que aquella anciana le hará a mi bebé. Me iba a poner de pie para salir pero una mano en mi muslo me lo impidió.

-Te aconsejo que te calmes. No estamos solos aquí.- Namjoon me miró de manera seria mientras quitaba su mano.

Miré a los demás los cuales tenían su mirada puesta en mí y en la mesa que se encontraba un poco separada de la nuestra. Vi en sus ojos la curiosidad, la intriga por saber que estaba pasando. Volví a suspirar cansado, dejando caer mis hombros como peso muerto.

-¿Dónde está?- Pregunto Yoongi con cautela, aquellos ojos seguían puesto en nosotros aunque intentaran disimularlo.

-Con una arpía asquerosa.- Respondí entre dientes. La rabia volvió a mí y mi mandíbula se tensó. Sólo pensar las cosas que le puede estar haciendo...

-Habla claro, Park.- Tae movía su pierna derecha en una clara señal de nerviosismo.

-Con su abuela. La madre del muerto.- Todos me miraron asombrados. Sabían de la existencia de esa mujer y los malos tratos que Kookie recibía por su parte.

-¡Mierda!- Exclamo bajito Jin. Llevó su mano izquierda a su rostro y la restregó con frustración, eso no se lo esperaban.

-¿Cómo pudo hacer eso? Esa perra.- La expresión en la cara de Hoseok era digna de una foto. Las venas de su cuello eran notorias. Su ceño fruncido y labios apretados daban una clara señal de emociones encontradas. Enojo, preocupación, frustración. Todo eso era lo que yo sentía pero ¿Qué hacer?

-Debemos ir ya y sacarlo de ahí.- Hablé autoritario. No podíamos seguir perdiendo el tiempo maldiciendo a Soon mientras nuestro pequeño estaba en las garras de esa anciana decrépita.

-Primero, cálmate.- Namjoon giró su rostro en mi dirección y posó su mirada en mi persona. Su expresión era neutra, fría, calma. No podía descifrar lo que estaba pensando, o si lo estaba haciendo. –Segundo, no podemos dar pasos a la ligera. Recuerden que estamos siendo vigilados.- Su voz era fría, calculadora. Como solía ser cuando la situación le superaba.

-¿Recuerdas lo que nos contó Jimin que esa asquerosa le hizo a Kookie?- Hoseok seguía con las manos hechas puños, sus nudillos ya estaban blancos.

-¿Recuerdas que estuvimos en la estación siendo interrogados y que si cometemos algún error nos encierran?- Pasó su mirada de mi hacia Hoseok, una mirada cargada de advertencia. Hobi sólo chasqueó la lengua y miró en otra dirección.

Teníamos las manos atadas.

Intentamos armar planes, buscar soluciones pero en nada había una brecha. No podíamos movernos sin que aquellos tipos no estuvieran en medio. Esta situación nos estaba superando y nos sentíamos impotentes. Saber que debes hacer algo pero no tener la posibilidad.

¡Con un demonio!

Esa maldita jugó bien sus cartas y ahora nosotros no podíamos hacer prácticamente nada. Como deseo verla retorcerse de dolor. Que sufra tanto, que su agonía sea larga.

¿Cómo pudo entregar en bandeja de plata mi pequeño? ¿Por qué se le ocurrió dejarlo con la víbora?

¡Carajo!

Mi desespero es tanto que no logro dormir. No sé qué hacer. La noche es fría y una punzada me atraviesa el pecho

"De seguro mi niño está pasando frío."

Doy vueltas en mi camam sin lograr encontrar la comodidad buscada. El sueño no aparece y la desesperación es tan grande que el apetito se me ha ido.

Tengo que buscarle, sacarle de aquel lugar, protegerle. No puedo permitir que le sigan lastimando, que le aparten de mí, de nosotros. Necesitamos una brecha, algo que nos permita acercarnos sin levantar ninguna sospecha, pero ¿Cuál? ¿Dónde la podremos encontrar?

No podemos demorarnos. Tengo un mal presentimiento.

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Mini maratón 1/2