Muerete....

341 22 4
                                    

La mañana nos encontró despiertos y esperando para ver que sucedía. Yo no pude dormir, Jimin tampoco y por ello nos la pasamos en vela mirando el cielo desde el balcón de su habitación. No estaba nervioso, sí ansioso. Me preguntaba qué pasaría y cómo se darían las cosas a partir de este momento. Es obvio que ya nada será igual y que si llegamos a salir de esto, debemos ser más cautelosos.

Mi espalda estaba recostada en el pecho de mi hyung, pues me encontraba en medio de sus piernas y este me abrazaba para apersogar un poco el frío que empezaba a hacerme temblar ligeramente. Ninguno decía nada, no había que decir. Nos dedicamos a observar el cielo sin estrellas en espera de los resultados.

Cuando el sol comenzaba a asomarse recibí una llamada de mi madre. Miré a Jimin y este solo asintió con su cabeza.

-¿Sí?- Mi voz salió ronca, pero no precisamente por estar recién levantado.
-C-cariño- Ella estaba llorando. Su voz distorsionada y acuosa lo delató.
-¿Mami?- No puedo creer cómo es posible que mi tono salga de esa manera. Tan natural, espontáneo. Es algo que no sabía que podía hacer, pensé que no era lo mío actuar.

-¿Dónde estás, cariño?- Menuda pregunta más estúpida. A veces me pregunto por qué la gente se empeña en hacerlas. ¿Cuál es el uso de ello?

-Estoy en casa de Jimin hyung. Te dije ayer que vendría.- Intenté que mi incredulidad no saliera a flote en mi tono de voz. Por más que a veces quería sonar normal, mi madre no ayudaba al cometido con sus tontas preguntas y sus absurdas preocupaciones. -¿Ocurre algo?- Recosté mi cabeza en el hombro de Jimin mientras aún hablaba con mi madre. Necesitaba de sus mimos.

-No… Solo…. Solo quédate ahí todo el día. Más tarde pasare pro ti, cielo.- Gracias mami, gracias por ahorrarme el trabajo de forzar lágrimas de cocodrilo.

-Pero…-

-Pero nada. Yo pasaré por ti en la noche.-

-Está bien. Adiós, mami.-
Corté la llamada pues ya no había más nada que decir. Ella estaba alterada, yo estaba relajado. Si bien no se vería sospechoso el que yo esté tan tranquilo, no sé realmente como hubiera reaccionado si me llevaran en este momento a mi casa. Lo mejor es esto, quedarme entre los brazos de mi hyung, que me dé caricias en mi pelo y deje besitos en mi mejilla. Eso es muy reconfortante y siempre me ha gustado.

-¿Qué te dijo tu madre, bebé?- Su voz era tan suave. Siempre me ha gustado escucharle cuando me canta o me susurra al oído para que duerma o me relaje.

-Que vendría por mí en la noche.- Estaba a punto de dormirme.

-¿Cómo la notaste?-

-Estaba llorando. Pude notar que estaba devastada.-

-¿Te sientes mal?-

-No.-

¿Por qué debería sentirme mal? ¿Exactamente que sería sentirme mal? Solo hice lo que mi mente me dictó. Mi cuerpo solo reaccionó a los años de malos tratos y abusos sin justificación. No digo que se deba de golpear a alguien cuando hace algo, pero sin siquiera mirarte mal no es como para ir dándole golpes porque simplemente existe. Yo nunca hice nada que mereciera aquellos golpes, jamás fui un niño rebelde o caprichoso. Nunca mentí y traté de siempre hacer sentir orgullosos a quienes me dieron la vida. No es mi culpa que la vida no te dé lo que quieres. No tuve la culpa de nacer. No merecía que me tratara de aquella forma el hombre que se decía ser mi padre. Por eso no me arrepiento, no siento ningún remordimiento por mis actos y no creo que lo sienta algún día.

-Perfecto. Ahora vamos a desayunar. Debes comer bien.- Dejó un beso en mi mejilla y otro en mi cabeza. No me quería levantar de donde estaba, me sentía muy cómodo pero sé que si no lo hacia Jimin de igual forma me cargaría y mejor me levantaba yo mismo.

-¿Panqueques y leche con chocolate?- Dije mientras me restregaba los ojos. Me estaba dando sueño.

-Lo que mi bebé quiera.- Una hermosa sonrisa fue lo que me regalo. Me encanta cuando sonríe, sus ojitos se desaparecen y lo hace ver tan tierno.

Jimin es alguien muy amable. Siempre está cuando le necesito y me cuida aún mejor que mi propia madre. Nunca me cansaré de decir que le quiero como a nadie, le amo como a nadie. Los adoro a todos.

Nunca me pasó por la mente el encontrar a apersonas tan buenas y especiales. Ellos son mi refugio y por ellos yo sería capaz de hacer cualquier cosa. Ellos me cuidan y yo también estoy dispuesto a hacer mi parte.

El desayuno pasó muy ameno. Mi hyung me contaba chistes que, aunque no eran los mejores, el solo hecho de que él me los dijera me causaba una sonrisa. Después de comer nos dimos un baño para refrescarnos y relajar el cuerpo, luego nos cambiamos y decimos que veríamos una película. Justo cuando fui a ver cuál poner, el timbre sonó y Jimin fue a abrir. Escuché risas o más bien carcajadas en la entrada y de inmediato supe de quienes se trataban. Solo ellos podían ser tan escandalosos tan temprano.

-¡Mi galletita de canela!- Ese era Jin hyung. Siempre me ponía algún apodo que tuviera que ver con comida.

-¡Hyung! No soy comida.- Me quejé formando un puchero con mis labios. El solo rio y me abrazo con fuerza.

-Lo vas a asfixiar.-

-Cállate, azúcar desabrida.- Y ahí estaban esos dos. Diciéndose insultos insulsos, sacándose la lengua como si fueran niños de primaria. Me gustaba verlos tan relajados y felices.

-Cierren la boca los dos. Es muy temprano para estar aguantando sus alaridos de vaca maltratada.- Una risita se me escapó y recibí un leve golpecito en mi cabeza.

-Te estas juntando mucho con Suga. Bien sabía yo que lo agrio se contagiaba.-

-No empieces, Hope.- Una mirada retadora y un rostro medio serio era lo que se veía en Suga hyung. Realmente ellos nunca discutían de forma seria. Era tan extraño verlos pelear de verdad.

-Aunque Hope no miente. Debemos alejar a Taiwán de ti.- Todos reímos por el tonto comentario de Jimin.

La mañana paso muy amena. Películas, chistes, insultos nada serios. Juegos de mesa, pizza y hamburguesas. Uno de los mejores días de mi vida junto a mis hyungs. Hasta que llegó la noche y con ella mi madre.

Se le veía molesta y un poco demacrada. Al abrir la puerta su mirada fría viajó de cada uno de mis hyungs hasta llegar a mí y solo decirme “Toma tus cosas que nos vamos”.

Nunca había visto esa expresión en el rostro de mi madre y juro por lo más sagrado que tengo, que deseé que ella no existiera.

*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*

SSi ven algún error me perdonan.

Nos seguimos leyendo.
Beshos y abashos de panda.

Beshos y abashos de panda

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
🕇Nadie toca a mi bebé🕇 (Jikook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora