Capítulo 1

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El invierno había sido duro para todos. Más para algunos, pero ningún semidiós ha tenido unas vacaciones tranquilas. La gran mayoría de campistas que abandonaron el Campamento Mestizo al finalizar el verano, se vieron obligados a regresar debido a los continuos ataques de monstruos. Al fin y al cabo, todos se sentían más seguros ahí.

— Grace, necesito que lleves la leña al comedor.— ordenó Quiron—. No quiero que, después de todo, alguien muera por un resfriado.

Jason Grace esbozó una pequeña sonrisa.

— Descuida.

Mientras se marchaba rumbo al comedor, observaba. Los campistas trabajaban en equipo, algunos dando órdenes y otros cumpliéndolas. Era principios de Diciembre y el campamento estaba cubierto por una capa blanca. Nunca había visto su segundo hogar en invierno ni decorado con adornos de Navidad.

— ¡Eh, Chispitas!

Al oír ese nombre, Jason deseó que Piper estuviera a su lado. Lamentablemente, seguía en su casa de los Ángeles. Seguramente ahora estaría tomando un chocolate caliente mientras veía la televisión o leía revistas sobre armería griega.

— Leo, ¿cuántas veces te he dicho que no me llames así?

— Perdón, cariño.— se disculpó el Hijo de Hefesto, imitando a Piper.

— Vaya, la imitas tan bien que casi corro a darte un beso en los labios.

— Suerte que no, habría sido horrible.

Leo se quitó un poco de hollín que tenia en la cara. El hijo de Hefesto. Este chico no iba a ser limpio en la vida.

— Bueno, ¿eres el nuevo Santa Claus o algo? ¿Para qué tanta leña?

— Ho,ho,Ho, muy gracioso, Valdez.— dijo Jason sarcástico—. Es para el comedor, Quiron ha instido.

— Si ese viejo insiste tanto en diciembre, seguro que para enero ya nos ha tejido a todos gorros de Lana con nuestros nombres.

No pudo evitar reírse. Se imaginé a todos los campistas con gorros de lana, cada uno del color de su cabaña. Una Clarisse con un gorro de lana naranja pasó por su mente.

— Aunque siendo sinceros, me gustaría mas una bufanda.— dijo Leo para sí.

— De acuerdo, nos vemos más tarde.

Jason le dio una palmada en el hombro y se marchó. Sentía que el frío le cortaba las manos, pero apenas lo notaba. Los semidioses eran más resistibles al dolor.

El romano atraía las miradas de todos. No solo por su belleza, sino porque no era habitual que el pretor del Campamento Júpiter pasara más tiempo en territorio griego que en el suyo. Eso tenía una explicación. Jason confiaba plenamente en Reyna, Hazel y Frank, así que no tenía ningún problema en dejarlos al mando. Además, el Campamento Mestizo lo necesitaba. Piper lo necesitaba.

Jason dejó la leña en la hoguera. Un hijo de Hefesto se apresuró a encender el fuego. Compartieron una mirada y asintieron. Jason era famoso. Al igual que los otros siete. Al igual que Nico y Ashley...
Ashley. No pudo evitar acordarse de ella. La chica tenía una terrible historia y lo había pasado muy mal a lo largo de toda su vida. Al menos ahora tenía a Nico, que la hacía feliz. Apenas tenían noticias sobre la pareja. Solo sabían que a principios de septiembre Ashley había ido a Italia para tomarse unos días de vacaciones con su novio.
Jason quería eso. Quería viajar con Piper, conocer el mundo. Pero las circunstancias lo hacían imposible.

Vio una sombra en la ventana de la cabaña de Poseidón. Seguramente sería Percy. Apenas salía de su habitación. Todo su tiempo libre lo dedicaba a sus estudios. Quería hacer feliz a Annabeth. Quería ir a la universidad de Nueva Roma con ella.
Decidió entrar.

Last Warrior|| Guardiana del Olimpo 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora