Capítulo 2

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Ashley

Esta noche apenas había dormido, así que el día siguiente fue duro. Tenía el presentimiento de que algo malo iba a pasar. Estaba al tanto de todos y cada uno de los ataques a semidioses, y como yo no era menos, llevaba mi espada a todos sitios. Después de la pelea con Ares del verano pasado, Hermes y Hefesto se habían unido para hacerme una nueva espada que se convertía en una pulsera normal y corriente. Como la de Percy.
Siempre procuraba alejar mis pensamientos de esa pelea. Tras ese acontecimiento, involuntariamente, los dioses retiraron sus bendiciones. Aunque Poseidón y Artemisa insistieron, así que aún tenía mi arco y carcaj y un poco de dominio en el agua.

— Eh, casi rompes esa copa.

El toque de Lily me devolvió a la realidad. Nada de dioses. Nada de espadas. Hoy era Ashley Castellan, camarera del restaurante de lujo Per Se, en Nueva York.

— Ya sabes que hoy hay celebración especial.

— No...— suspiré.

No me gustaban las celebraciones especiales. En esas ocasiones, los camareros dejaban atrás sus uniformes básicos para ponerse trajes elegantes. Los chicos iban con camisas blancas y chalecos hiper caros. Mientras que las chicas llevaban "elegantes" moños que estaban tan tirantes que te echaban la cara para atrás. Eso no era lo peor. Había que llevar un vestido negro hasta las rodillas súper ajustado. A lo mejor era un poco exagerada, pero aún así era muy ceñido.

— ¿De qué se trata?— pregunté.

— Cumpleaños de un tío millonario.— respondió mi compañera—. Que por cierto, no está nada mal.

No pude evitar reírme. Lily también era mi amiga. Era pelirroja, delgada y de tez pálida. Era la favorita de los clientes – que conste que yo apenas me esforzaba por ser social, pero si eso, sería la mejor– y hacía todo perfectamente.

— Venga, vete a cambiarte.

Con una última mueca, dejé de organizar la vajilla y me dirigí a los cambiadores.
Empecé a trabajar para distraerme, para hacer algo con mi vida y para recaudar un poco de dinero, ya que el año que viene sería oficialmente mayor de edad y no tenía ni idea de que iba a hacer. Tanto tiempo con los dioses tiene sus desventajas.

Cuando entré en los cambiadores, me encontré con alguien.

— ¡Izhan!— su brillante sonrisa me deslumbró— No deberías estar aquí.

Izhan era mi mejor amigo cuando yo aún tenía una vida normal. Íbamos juntos a clases y eramos inseparables. Pero todo cambió cuándo me enteré de que era una semidiosa y entré en el campamento Mestizo. Desde ese momento, perdimos el contacto. Sin embargo, el día de la batalla contra Ares, me lo encontré casualmente en el metro. De esta manera, cuando finalizó el verano, comenzamos a quedar todos los días en la misma cafetería. Él se quejaba del instituto y yo de mi trabajo.

— Lo sé, pero ya que pasaba por aquí he decidido saludarte.

— De verdad, no entiendo tanta tontería para tan solo decir "hola".— suspiré.

Izhan me miró y esbozó una pequeña sonrisa.

— Eso suena a noche de celebración, ¿me equivoco?

Negué con la cabeza.

— Pues buena suerte, en ese caso.

— Gracias.

Hice ademán de coger el vestido y entrar al cambiador. Izhan se iba a marchar, pero entonces se giró y me dijo:

— Oye, todavía no me has presentado a tu novio.— me reí por lo bajo—. Estoy pensando en que todo eso es una tapadera para que no me enamore de ti.

Me mordí el labio inferior. Sus ojos marrón chocolate estaban clavados en los míos.

— Buenas noches, Izhan.

Entré en el cambiador y le dejé con la palabra en la boca.

Nico

No recordaba el tráfico de Nuva York. Quiron nos había dado la localización del restaurante donde Ashley trabajaba, pero aún así nos habíamos perdido.
Tan solo oía el sonido de las sirenas y cláxones de los coches.

¿Y si cogemos un taxi?— propuso Leo.

Es la mejor idea que se te ha ocurrido en mucho tiempo.— dije.

Buena idea, pero no tenemos dinero mortal.— Jason rebuscaba entre los bolsillos de sus pantalones.

No creo que hagamos mucho con un billete de un dólar.

Percy dio vueltas a su billete y lo volvió a meter en su bolsillo.

Podemos chantajearle.— Leo esbozó una sonrisa traviesa.

Ni lo pienses, tío.— Jason se pasó las manos por pelo.

Se me ocurrió una idea. Era demasiado arriesgado, pero haría cualquier cosa por Ashley. Desvié la mirada del suelo y me fijé en mis compañeros.

Viajemos por las sombras.

Todos me miraron escandalizados.

¿Estás loco?— preguntó Percy.

— No, estoy siendo razonable. Estamos hablando de Ashley.

Mira, de verdad que algo dentro de mí se parte cuando hablas así de ella...— Leo parecía sincero—...pero no dejaremos que lo hagas.

Consumirás demasiada energía.– acabó Jason.

Los tres comenzaron a protestar y a dar sus razones.

¿Habéis acabado?— pregunté, mientras me miraba las uñas— Si Quiron dice la verdad y no nos encontramos con ningún monstruo, ¿para qué necesitaré energía? Encontramos con Ashley, la llevamos al campamento y yo descansaré. No es para tanto.

Mis amigos parecieron meditar la idea.

No me importa, lo haremos y ya.

Sigo pensando que es mala id...

No dejé hablar a Percy. Cogí del brazo a los tres semidioses e hice acopio de todas mis fuerzas. Ya estaba oscureciendo, así que no me causaría tanto esfuerzo.
La imagen de Ashley se me pasó por la cabeza. Si le pasaba algo no me lo perdonaría...y tenía un mal presentimiento.

Last Warrior|| Guardiana del Olimpo 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora