Capítulo 4

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Nico

Estar elegante era una sensación extraña.

Cuando los cuatro estábamos listos y nos miramos, estallamos en carcajadas.

— ¡Estás irreconocible!— gritamos a coro los cuatro.

Percy vestía con un traje azul a juego con sus ojos. Jason un traje negro, con camisa blanca y una corbata dorada. Leo iba igual, pero su chaqueta tenía algún que otro brillante naranja y la corbata roja. Y yo estaba... Vaya, rarísimo. Mi pelo seguía despeinado como siempre, así que supuse que la transformación no podía ser tan mala. Pero me equivoqué. Tenía la chaqueta remangada hasta el codo, y por encima estaba la camisa blanca. Los primeros botones de la camisa estaban desabrochados, dando así un toque casual (yo lo agradecí, porque de lo contrario me iba a morir ahogado) y la corbata negra.
Todos teníamos nuestras espadas colgadas en nuestros respectivos cinturones, que se camuflaban con la Niebla.

— Reina de la Belleza, eres increíble.— dijo Leo mientras observaba el brillo naranja que desprendía su chaqueta.

— Me vengaré de esta, Piper.— mascullé.

— ¡Nico, si estás perfecto!— exclamó Piper. Jason miró a su novia—. Si cielo, tú también...

— Venga.— Percy parecía un hombre nuevo. Ojalá estuviera Annabeth aquí— Tenemos que irnos.

— ¿Vienes?— le preguntó Leo a Piper.

— Me encantaría, pero he dejado una cena con mis amigas a medias y me van a matar.— respondió apenada.— Por cierto, me he informado personalmente y ese tío no os ha dicho todo...no permiten la entrada a gente sin reserva. Así que, después de unos arreglos, he conseguido que hagan una reserva al nombre de Jason Grace.

— Eres increíble— le dije, sonriente.

Piper sonrió y Jason le correspondió.

— Es hora de que me vaya.

— Cuídate.— le dijo Jason.

Tras un último beso, Piper desapareció.

— Esto es raro. Me siento guapo.— rió Percy.

— Sí, venga, eres hermoso.— dije sarcástico—. Pero ya es de noche y no me apetece quedarme mucho tiempo.

— Vamos a eclipsar a algunos millonarios.

Y con las últimas palabras de Leo, pusimos rumbo al restaurante.

Ojalá hubiera tenido una cámara para poder tener la cara de Thomas en mi habitación. Abrió tanto la boca que pensaba que se le iba a desencajar la mandíbula.

— Buenas noches.— dijimos los cuatro a coro, con un tono tan falso que tuvimos que contener la risa.

— Tenemos una reserva a nombre de Jason Grace.— dijo el rubio—. ¿Le importaría comprobarlo?

Refunfuñando, el vigilante lo comprobó. Soltó una maldición cuando, efectivamente, el nombre de Jason estaba apuntado en la lista. Por fin nos dejó pasar. Cuando pasé por su lado, me susurró:

— Voy a estar vigilándote, tío, que lo sepas.

Le ignoré y seguía a mis amigos por el restaurante.
Nunca antes había estado en un sitio tan lujoso. Las paredes estaban cubiertas por un papel de pared blanco con rosas doradas. Había muchísimas lámparas de araña colgadas en el techo,que por cierto, era altísimo. Los chicos del restaurante llevaban chalecos con pinta de ser muy incómodos y las chicas llevaban vestidos negros y tacones alto. Estiré el cuello para buscar a Ashley...pero estaba seguro que no la iba a reconocer. ¿Ashley con vestido y tacones? Imposible.

Last Warrior|| Guardiana del Olimpo 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora